Artículos en Medios

Setena ¿evoluciona?

La primera prueba de que en la Setena las cosas no andan bien es que sea la viceministra del Minae, la Licda. María Guzmán, quien responda a mi artículo: “Setena requiere una transformación” (LN: 03.07.2013), firmando como coordinadora de la Comisión de Modernización de la Setena. Al ser un ente de desconcentración máxima, con “autonomía técnica” otorgada por la ley, debiera ser el secretario general, o su Comisión Plenaria, el que dé las aclaraciones sobre lo que está sucediendo y no quien, a nombre de René Castro, la está interviniendo. En segundo lugar, la nota de la viceministra Guzmán recuerda la situación que dice que, cuando no se tienen argumentos para debatir el mensaje, se ataca al mensajero. En su artículo, la Licda. Guzmán señala en un par de ocasiones que mi persona apoyó al Minae en el desarrollo de instrumentos y procedimientos técnicos de evaluación de impacto ambiental (EIA), que termina calificándolos como una “telara-ña”.De nuevo, nos parece que la señora viceministra no tiene mucha claridad conceptual sobre el papel de la Setena. La remito a la definición que da la LOA del daño ambiental, para que comprenda de lo que estamos hablando: un daño cuyas características ningún otro daño posee, al ser colectivo, cultural, económico y ético.

En mi artículo, en ningún momento critico los instrumentos y procedimientos de EIA, que, de paso, le aclaro que son una obligación legal, según norma la Ley 8220, siendo la Setena una de las pocas instituciones del Estado que dispone de un manual técnico que permite a cualquier ciudadano conocer y poder revisar si dichas normas y procedimientos se están aplicando con eficiencia y transparencia.

Forma de aplicación. En este caso, el “frío no está en la cobijas”. El problema de la Setena no está en los procedimientos e instrumentos de EIA, está en la forma en que se han aplicado. Precisamente, la revisión de la forma en que ejecutó la Setena el trámite de EIA de proyectos como el de Crucitas y la refinería, a la luz de dichos instrumentos, es lo que ha permitido identificar las irregularidades cometidas. De manera que es claro que el problema no está en la “caja de herramientas”, sino en el mecánico (la Setena), y lo que la dejan hacer, o no, las entidades que la intervienen.

La viceministra Guzmán señala: “El Estado, el Poder Legislativo y los ciudadanos deben decidir, de una vez por todas, cuáles actividades serán consideradas viables en el país, en todo sentido de la palabra, incluyendo aspectos sociales, ambientales y económicos”.

Y añade: “Lo que se requiere, no Setena, sino el país en general, es definir en qué actividades basará su futuro crecimiento económico y cuáles procedimientos utilizará para su autorización y fiscalización”.

Llama la atención que escriba eso, cuando sabe bien, como también René Castro, que desde el mes de junio del 2004, está reglamentada la Evaluación Ambiental Estratégica de Políticas, Planes y Programas, instrumento que, después de casi diez años, el Poder Ejecutivo, pese a las múltiples solicitudes, no ha querido normar para que se aplique en las decisiones estratégicas del desarrollo de nuestro país, como, por ejemplo, la refinería y el Plan Nacional de Energía, y otra serie de temas claves ya señalados (LN: 20.05.2013). Lo que dice la viceministra es lo que fundamenta la EAE, y la remito a la lectura del Decreto Ejecutivo 31849, capítulo VII (Evaluación Ambiental Estratégica).

Decisiones inconsultas. Como podrá comprender el lector, el reclamo de la viceministra Guzmán no es de recibo, pues ha sido el Minae el que ha obstaculizado sistemáticamente la reglamentación de la EAE y, con ello, la apertura a discusión de los grandes temas claves para el desarrollo sostenible de nuestro país.

En su lugar, el Minae, con René Castro a la cabeza, y otras instancias del Poder Ejecutivo lo que han hecho es tratar de imponer decisiones inconsultas, y a “golpe de tambor” como Crucitas, la carretera a San Ramón, la refinería, la geotermia en Parques Nacionales y el Proyecto Diquís, sin que realmente se llevara a una discusión social y madura, dentro de una EAE.

Gracias a que esta sociedad está educada y es crítica de esas decisiones, se ha evitado, más bien, que los distintos políticos de turno lograran sus objetivos, los cuales nos habrían llevado desde hace tiempo a una debacle económica y social.

Visto así, debemos preguntarnos seriamente si la Setena está evolucionando o si, más bien, la institución está involucionando para que no cumpla su papel fundamental, que es garantizar la correcta y eficiente aplicación del instrumento de EIA como garante del artículo 50 constitucional. Agradecería a la señora Guzmán, al parecer designada para responderme, que nos iluminara al respecto, pero con argumentos de fondo, y no ad hóminem.

Alternativas a la nueva refinería

Dado el hecho que la decisión estratégica sobre la nueva refinería es impuesta por las autoridades de gobierno, sin llevarla a una verdadera discusión social, y con la única intención de aportar desde la perspectiva ambiental, se hace necesario plantear algunas alternativas que existen para avanzar en la disminución de la dependencia a los hidrocarburos que tiene nuestro país, y que alcanza una factura cercana a los $ 2.000 millones por año.

Biodiesel: el mayor porcentaje de esa factura se paga en el diesel que consume el parque automotor, principalmente el del transporte (camiones y buses). La acción inmediata debe ser entonces promover un reglamento que norme, incentive y regule la producción nacional y el consumo del biodiesel en sustitución gradual de diesel convencional. 

La premisa fundamental a cumplir es que la producción de biodiesel no compita con la producción agroalimentaria. El decreto debe contemplar la creación de una certificación de sostenibilidad que demuestre que los terrenos utilizados no se ocupaban en agricultura para producción de alimentos.

La evaluación de impacto ambiental (EIA) de muchos proyectos que utilizan transporte que quema diesel debe incluir un compromiso de utilizar biodiesel como medida compensatoria ambiental.

Transporte: siendo la realidad que el mayor consumidor de hidrocarburos importados lo representa el transporte, es claro que las medidas alternativas deben partir de una estrategia integral que disminuya de forma gradual, pero acelerada, esa situación.

Tomando en cuenta que la mitad de la población se concentra en la Gran Área Metropolitana (GAM), que padece desde hace mucho una “arterioesclerosis vial”, el primer gran paso es desarrollar un plan de descongestión vial con el uso de viaductos. No es posible que las principales carreteras terminen “chocando” contra los cuadrantes urbanos. No es posible que un autobús deba quemar diesel durante 10 o 15 minutos, mientras realiza un desplazamiento de tan solo una cuadra para salir de la congestión josefina en la que está inmersa su parada.

La aceleración del proyecto de un tren eléctrico interurbano, de doble vía, que represente una verdadera y eficiente alternativa del transporte público para los usuarios. La exoneración de impuestos para los vehículos eléctricos e híbridos, así como la sustitución de las unidades de autobuses por modernos autobuses que no quemen hidrocarburos (eléctricos, a base de gas natural u otras alternativas), mientras que los autobuses convencionales quemen gradualmente más biodiesel y menos diesel convencional.

Ahorro: en materia energética hay muchas acciones que es posible realizar. Desde la incentivación de la producción de energía solar, desde escalas caseras hasta grandes proyectos, en particular, en regiones del país con varias horas sol al día, es algo que se puede hacer desde ya. 

Incentivar con precios de energía más bajos para aquellas industrias, particularmente las grandes consumidoras, que favorezcan turnos de trabajo en horarios nocturnos, cuando el consumo de energía disminuye.

Incentivar por medio de la baja de precios los sistemas de iluminación y de aparatos electrodomésticos que ahorren energía eléctrica. Fortalecer las campañas de ahorro dentro de un marco de un esfuerzo conjunto, con la meta de la carbono neutralidad, y no solo promoviendo el esfuerzo de unos pocos.

Gas natural: se debe ampliar de forma sustancial la capacidad del país para almacenar hidrocarburos de forma tal que no afecte zonas vulnerables. Es posible ubicar sitios recomendables para este tipo de almacenaje. 

Se debe acelerar el cambio de las plantas térmicas que deben operar durante la época seca, para que quemen gas natural y no búnquer o diesel. Se debe establecer un sistema más eficiente y seguro de distribución del gas y promover su sustitución, por parte de muchas empresas, para que dejen de quemar hidrocarburos derivados del petróleo. Todavía está sobre la palestra la creación del Servicio Geológico de Costa Rica, para que sea una entidad nacional la que realice las investigaciones sobre el potencial de gas natural en el país.

Energías renovables: el país tiene todavía mucho potencial, pero requiere de una eficiente y efectiva planificación, ajustada a las proyecciones sobre los efectos del cambio climático en las próximas décadas. Esas proyecciones nos dicen que va a llover más en la vertiente Caribe y menos en la Pacífica. Siendo así, el desarrollo de hidroeléctricas debe programarse con esta base y con un eficiente fundamento de ordenamiento territorial, y criterios de manejo integral de las cuencas hidrográficas, para que estas no se dañen por un desarrollo caótico y rapiñero de este tipo de proyectos.

La geotermia fuera de los parques nacionales, así como la geotermia de baja entalpía deben ser impulsadas. Así como el desarrollo de proyectos eólicos y solares, particularmente en los territorios del sector del Pacífico. Aquí nos falta un plan estratégico y una decisión social equilibrada sobre el plan a ejecutar.

Un efecto altamente positivo de que esos más de $ 2000 millones que salen del país anualmente por compra de derivados del petróleo se queden dentro del país, es que permitirían aumentar las inversiones en esa materia y, por tanto, aumentar el empleo derivado del tema de energía.  Algo que suple uno de los principales argumentos esbozados por Recope para defender la nueva refinería.

Dentro de este marco -impulsado por una serie de decretos ejecutivos bien respaldados con acciones concretas por medio de la administración pública- se podría acelerar el objetivo de disminuir a corto, mediano y largo plazo, la factura petrolera del país, y de esa manera avanzar hacia el objetivo de la carbono neutralidad.

Lo aquí señalado es un aporte al que se deben unir otros muchos, para discutir dentro de un proceso realmente participativo y de decisión, como lo que hemos estado señalando desde hace tiempo, dentro de la Evaluación Ambiental Estratégica del Plan Nacional de Energía del país. De forma tal que sea la sociedad la que tome las decisiones claves, y que estas no le sean impuestas por un grupo de políticos de turno, cuyos intereses no quedan del todo claros, y que toman decisiones que terminan en desgastantes ocurrencias llevadas ante los tribunales de justicia.

Setena requiere una transformación

La Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena), creada por la Ley del Ambiente en 1995, es la instancia técnica responsable de administrar la evaluación de impacto ambiental (EIA). Su función principal es la de “armonizar el impacto ambiental con los procesos productivos”, en un marco de eficiencia, participación y rendición de cuentas. A pesar de eso, durante los últimos años se ha convertido en una fuente continua de quejas de todos los sectores, al punto que se hace necesario replantear íntegramente su función. El sonado caso de Crucitas tuvo su origen en una Setena “intervenida” por el Ministro de Competitividad de la Administración Arias. En un periodo de dos meses, en el 2008, se le dio viabilidad ambiental a la ampliación del proyecto, sin solicitar un nuevo y completo estudio de impacto ambiental (EIA).

Lo sucedido con Crucitas es conocido por todos, como también la lapidaria conclusión del Tribunal Contencioso Administrativo, que resumió lo sucedido como “una orquestación de voluntades” de la cual Setena formó parte. En consecuencia, varios funcionarios y exfuncionarios de la Secretaría están siendo investigados por el Ministerio Público.

En el caso de la refinería china, después de revisado el EIA y el procedimiento seguido por la Setena, se detectó un fuerte paralelismo con el caso de Crucitas. En ese caso, la Setena, incumpliendo sus procedimientos legales, estableció términos de referencia particulares para la elaboración del estudio, omitiendo temas clave para la correcta evaluación ambiental. Con ese fundamento, el EIA de la refinería fue aprobado en un periodo de tiempo relativamente corto y con una larga lista de irregularidades e inconsistencias que nos llevaron a plantear una petitoria absoluta de nulidad de la viabilidad ambiental. El tema mantiene vigencia, porque subsiste la idea de una nueva refinería.

Pero el asunto no termina allí. La Setena fue intervenida desde el primero de marzo por el Minae. El ministro René Castro dijo ( La Nación 25-02-2013) que la razón era agilizar los trámites, que había 30 mil expedientes sin supervisar y algunos municipios tenían ocho años de esperar la viabilidad ambiental de su plan regulador.

Llama la atención el momento en que se hace la intervención, pues los problemas de Setena habían sido señalados desde el 2010. Prácticamente no se hizo nada hasta finales del año pasado, cuando se convocó nuevamente a una Comisión Mixta para trabajar en el asunto. No obstante, de forma sorpresiva, después de muchos retrasos en el inicio del trabajo, el ministro Castro lo suspendió y prefirió la intervención.

Ahora, después de varios meses, los resultados no se ven por ningún lado. Setena es más lenta que nunca y toma decisiones desconcertantes en cuanto a los planes reguladores, provocando un enorme atraso en el de por si debilitado ordenamiento territorial del país.

En medio de todo esto, con la Setena intervenida y con un rumbo confuso, la entidad recibe el EIA de otro megaproyecto, la terminal de contenedores de Moín. En medio de la revisión y sin que todavía se sepan sus resultados, los funcionarios de la empresa declaran que empezarán la construcción en setiembre, condicionado a que antes tendrán la viabilidad ambiental de una Setena intervenida.

Pero hay más, el ministro René Castro declaró que al final de esta administración se espera concluir la licencia ambiental y social del megaproyecto Diquís.

¿Qué grado de confianza nos dan las resoluciones de la Setena, en particular para los grandes proyectos estratégicos? ¿Tenemos garantía de que las decisiones están basadas únicamente en aspectos técnicos y científicos?

La situación está “tocando fondo” y la solución no saldrá de la misma Setena, ni tampoco del Minae. Urge aprobar el proyecto de ley para despolitizar la Setena, dándole autonomía técnica para la toma de decisiones. Solo así será posible plantear una renovación integral de la entidad y la restauración de la evaluación ambiental como instrumento clave para aplicar el artículo 50 de la Constitución. Retrasar esta solución solo servirá para judicializar los trámites de EIA, con el consecuente estancamiento del país.

Nueva refinería: Viabilidad ambiental debe ser anulada

Dado que la idea de nueva refinería sigue, realizamos un cuidadoso análisis del proceso de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) aplicado al expediente D1 - 5565 – 2011 SETENA. Los resultados son decepcionantes y hasta sorprendentes, al punto que nos llevó a plantear a la SETENA una petición de nulidad absoluta de la viabilidad ambiental otorgada por la Resolución No. 2543 - 2012 SETENA, del 9 de octubre del 2012.

Al igual que para la EIA de Crucitas y que está llevando a juicio a algunos funcionarios y exfuncionarios de la SETENA, nuevamente se actuó incumpliendo los mismos procedimientos técnicos establecidos. A continuación, algunos de los hechos que fundamentan esto.

Refinería nueva: el que RECOPE señale que es una “ampliación y modernización de la actual refinería” es un error fundamental que distorsiona y complica todo el proceso de EIA. Aunque las autoridades de gobierno reconocen que es una nueva refinería, el hecho de que la EIA considere que se está haciendo una ampliación y modernización de una obsoleta refinería, que tiene más de 50 años, tuvo serias repercusiones en el enfoque con que se planteó dicho estudio, con lo que se produjeron importantes y sustanciales omisiones.

Procedimiento ilegal: la legislación exige que se haga un EIA. Los términos de referencia deben ser establecidos después de presentar el formulario D1 y de que se realice una evaluación ambiental inicial completa, o en su lugar que se cumpla de forma estricta con la Guía que establece el Decreto no. 32966 del 2006. En el caso de la nueva refinería esto no se cumplió.

La SETENA fijó los términos de referencia mediante la resolución 141 – 2011, sin que se cumpliera el procedimiento que dicta la legislación. Con el agravante de que omitió temas fundamentales para la realización del EIA, con lo cual a todas luces favoreció que el proceso se simplificara y quedara omiso de un análisis ambiental completo. ¡Solo este irregular proceder es suficiente para solicitar la anulación de todo lo actuado!

Ausencia de análisis estratégico: lo más grave e imperdonable del proceso de EIA aplicado es que la SETENA lo trató como si fuera una simple gasolinera, sin considerar el verdadero alcance estratégico. La SETENA acepta tal cual los argumentos de RECOPE para justificar el proyecto, y que se basan exclusivamente en la proyección del incremento en el consumo de hidrocarburos en el país.

Eso contradice lo que el MINAE en el documento: "Hacia un nuevo modelo energético para nuestro país", de julio del 2010, dice: “de continuar la dependencia actual de este energético, la viabilidad económica del país puede estar en duda, en especial en las siguientes décadas. Por estas razones es importante adoptar desde ya, una estrategia de minimización del uso de los hidrocarburos…”

Es evidente que la EIA de la refinería requería de un profundo debate y no ser tramitado como un simple proyecto.

Contaminación existente: RECOPE reconoce que las aguas subterráneas, el suelo y subsuelo bajo la refinería y también parte de las aguas superficiales están contaminadas con hidrocarburos. A pesar de esto, la SETENA no solicita ninguna profundización sobre la dimensión y condiciones de esa contaminación, ni tampoco sobre el tema de la remediación que por ley debe aplicarse, ni sus costos, que son muy elevados y que incidirían fuertemente en la ecuación financiera de la nueva refinería.

La recuperación de un pozo contaminado por una fuga de hidrocarburos en Barreal de Heredia es de conocimiento público y cuesta creer que la SETENA no se haya enterado del costo: ¡de $2 millones! (La Nación: 03.06.2011).

Otros argumentos: por limitaciones de espacio,  no es posible desarrollar todos los hechos que sustentan el recurso de nulidad. Algunos adicionales van desde la no consideración de los ambientes acuáticos y marinos en el EIA, pasando por  la ausencia de un detallado análisis de vulnerabilidad hidrogeológica en terreno y el hecho de que no se haya solicitado el criterio del SENARA, sin olvidar una sospechosa entrega a destiempo del formulario D1.

Las serias debilidades del proceso de consulta pública realizado y el “conflicto de intereses” de los autores del Estudio (que son casi todos empleados de RECOPE) constituyen otros yerros, en medio de muchos más.

¡El silencio del SINAC sobre el impacto a medio acuático y marino es más que sorprendente!

Seria duda: todo lo anterior, no solo argumenta fuertemente para anular la viabilidad ambiental del proyecto de la nueva refinería, sino que plantea una muy seria duda sobre lo que debería ser el eficiente funcionamiento de la SETENA y del SINAC.

No es la primera vez que se dan semejante grado de yerros, y lo más grave es que no parece ser la última.

Y ante este panorama, de una SETENA intervenida hace meses por el MINAE, en este momento está en revisión la EIA de la Terminal de Contenedores de Moín, otro megaproyecto de $1000 millones. ¿Será que se aplicará la misma eficiencia de revisión como en el caso de Crucitas y la Refinería en Moín?

¡Las autoridades del MINAE nos deben una explicación!

Planificación urbana, a medida de los desarrolladores

Recientemente se informó (La Nación, 24.5.2013) que algunos “expertos plantean alianza de sectores público y privado para mejorar planificación urbana”. La noticia surge como producto del noveno congreso de construcción: “Construyendo ciudades para todos”. Según Guillermo Carazo, de la Cámara de Costarricense de la Construcción (CCC), la idea es “mejorar los actuales planes reguladores, mediante la integración de los inversionistas y personal capacitado en planificación”. Señala además que: “se pretende que los propietarios de los terrenos y desarrolladores entren en un negocio donde todos ganen”. Algo que merece ser analizado con más detalle y desde una perspectiva más amplia. Algo de historia. Durante casi toda la década pasada, y con una inversión cercana a los 18 millones de euros, en la que la Unión Europea aportó buena parte de los recursos, el Ministerio de Vivienda desarrolló el nuevo Plan de desarrollo urbano de la Gran Área Metropolitana (GAM): el PRUGAM (2008-2030). Como parte de este trabajo se elaboró la zonificación ambiental de toda la GAM, que fue aprobada por la SETENA en el 2009, pero el PRUGAM fue rechazado por el INVU en abril del 2010.

Con ese rechazo se desechó no solo el nuevo Plan de la GAM, que proponía todo un nuevo cambio de concepto para nuestra urbe, sino que también se echó por la borda gran parte del trabajo realizado con los planes reguladores de los 31 cantones de la GAM.

Como gran solución a este desastre provocado por el INVU, esta misma entidad pasó más de un año elaborando una “contrapropuesta” al PRUGAM, y elaboró el denominado POTGAM, que ya hemos analizado profundamente y que en síntesis no es más que una “adefesio de propuesta de desarrollo urbano”, que entroniza los errores cometidos y los profundiza, con lo cual nuestra urbe, lejos de mejorar, empeoraría dramáticamente.

Llama la atención que sea precisamente la CCC la que venga ahora a proponer trabajar con los municipios en los planes reguladores, cuando fue el ente que más se opuso al PRUGAM, y más favorecía la aprobación del POTGAM. ¡Algo que debería ponernos en alerta a todos!

Filosofía: como parte de los estudios ambientales realizados para el Plan GAM, se llegó a la conclusión de que el Valle Central, donde se asienta nuestra urbe, particularmente en las zonas de montaña, tiene importantes limitaciones para el desarrollo urbano. De allí que la propuesta del PRUGAM se centrara en aprovechar las zonas ambientalmente aptas y en mejorar la ciudad mediante renovación urbana, con el desarrollo de una urbe más compacta con crecimiento vertical más que horizontal, y respetando las zonas de alta y muy alta fragilidad identificadas. Algo que el POTGAM no respeta en lo más mínimo, ya que plantea la ampliación del anillo de contención urbana y la expansión de la ciudad hacia las zonas de montaña.

Esta diferencia “filosófica” entre ambas propuestas es lo que nos tiene sin renovar el ya obsoleto Plan GAM de 1982, y lejos de resolverse, parece que cada día se ahonda más, en medio del olvido y la desidia de la mayoría de la población de la GAM.

En medio de esta situación, el que el mayor defensor del POTGAM venga ahora a decir que quiere trabajar con los planes reguladores en proyectos de desarrollo urbano en los que “todos ganen”, no puede dejar de llamar la atención y cuestionarnos cuál el trasfondo real de ese planteamiento.

Finalidad: el desarrollo urbano tiene como objetivo fundamental el mejoramiento de la calidad de vida de la población de la GAM, dentro de un marco de sostenibilidad. El beneficio económico de los propietarios y los desarrolladores inmobiliarios debe estar subordinado a eso y no convertirse en un fin por sí mismo.

Los estudios ambientales del PRUGAM demuestran que debido al incorrecto desarrollo urbano impulsado en el Valle Central durante los últimos 30 años, al menos el 20% de la población de la GAM vive en condiciones de muy alto riesgo a las amenazas naturales (deslizamientos, inundaciones, fallas geológicas y peligros volcánicos, entre otros). Las 22 víctimas de Calle Lajas de Escazú, en noviembre del 2010, constituyen una clara advertencia de que no podemos seguir con un desarrollo urbano insensato y riesgoso.

Además, se ha demostrado que gastamos (según un estudio del PRUGAM para el 2004) un 4% del PIB en la “deseconomía” que provoca el caos urbano en el que estamos inmersos. ¡A valor presente: cerca de 1000 millones de colones por día!

Participación: no nos podemos enfocar únicamente en el desarrollo de proyectos “sostenibles” que beneficien a unos pocos en detrimento de la colectividad.

La solución al serio problema de planificación urbana que tenemos debe integrar a las comunidades y su bienestar. Eso implica discutir de forma abierta, informada, transparente y participativa con la sociedad y sus representantes, para que de verdad se fijen los grandes lineamientos que deben regir nuestro progreso como ciudad.

Solo así podríamos buscar la manera de salir del caos urbano y vial en el que nos estamos desgastando como país a un costo muy alto.