Planificación urbana, a medida de los desarrolladores

Recientemente se informó (La Nación, 24.5.2013) que algunos “expertos plantean alianza de sectores público y privado para mejorar planificación urbana”. La noticia surge como producto del noveno congreso de construcción: “Construyendo ciudades para todos”. Según Guillermo Carazo, de la Cámara de Costarricense de la Construcción (CCC), la idea es “mejorar los actuales planes reguladores, mediante la integración de los inversionistas y personal capacitado en planificación”. Señala además que: “se pretende que los propietarios de los terrenos y desarrolladores entren en un negocio donde todos ganen”. Algo que merece ser analizado con más detalle y desde una perspectiva más amplia. Algo de historia. Durante casi toda la década pasada, y con una inversión cercana a los 18 millones de euros, en la que la Unión Europea aportó buena parte de los recursos, el Ministerio de Vivienda desarrolló el nuevo Plan de desarrollo urbano de la Gran Área Metropolitana (GAM): el PRUGAM (2008-2030). Como parte de este trabajo se elaboró la zonificación ambiental de toda la GAM, que fue aprobada por la SETENA en el 2009, pero el PRUGAM fue rechazado por el INVU en abril del 2010.

Con ese rechazo se desechó no solo el nuevo Plan de la GAM, que proponía todo un nuevo cambio de concepto para nuestra urbe, sino que también se echó por la borda gran parte del trabajo realizado con los planes reguladores de los 31 cantones de la GAM.

Como gran solución a este desastre provocado por el INVU, esta misma entidad pasó más de un año elaborando una “contrapropuesta” al PRUGAM, y elaboró el denominado POTGAM, que ya hemos analizado profundamente y que en síntesis no es más que una “adefesio de propuesta de desarrollo urbano”, que entroniza los errores cometidos y los profundiza, con lo cual nuestra urbe, lejos de mejorar, empeoraría dramáticamente.

Llama la atención que sea precisamente la CCC la que venga ahora a proponer trabajar con los municipios en los planes reguladores, cuando fue el ente que más se opuso al PRUGAM, y más favorecía la aprobación del POTGAM. ¡Algo que debería ponernos en alerta a todos!

Filosofía: como parte de los estudios ambientales realizados para el Plan GAM, se llegó a la conclusión de que el Valle Central, donde se asienta nuestra urbe, particularmente en las zonas de montaña, tiene importantes limitaciones para el desarrollo urbano. De allí que la propuesta del PRUGAM se centrara en aprovechar las zonas ambientalmente aptas y en mejorar la ciudad mediante renovación urbana, con el desarrollo de una urbe más compacta con crecimiento vertical más que horizontal, y respetando las zonas de alta y muy alta fragilidad identificadas. Algo que el POTGAM no respeta en lo más mínimo, ya que plantea la ampliación del anillo de contención urbana y la expansión de la ciudad hacia las zonas de montaña.

Esta diferencia “filosófica” entre ambas propuestas es lo que nos tiene sin renovar el ya obsoleto Plan GAM de 1982, y lejos de resolverse, parece que cada día se ahonda más, en medio del olvido y la desidia de la mayoría de la población de la GAM.

En medio de esta situación, el que el mayor defensor del POTGAM venga ahora a decir que quiere trabajar con los planes reguladores en proyectos de desarrollo urbano en los que “todos ganen”, no puede dejar de llamar la atención y cuestionarnos cuál el trasfondo real de ese planteamiento.

Finalidad: el desarrollo urbano tiene como objetivo fundamental el mejoramiento de la calidad de vida de la población de la GAM, dentro de un marco de sostenibilidad. El beneficio económico de los propietarios y los desarrolladores inmobiliarios debe estar subordinado a eso y no convertirse en un fin por sí mismo.

Los estudios ambientales del PRUGAM demuestran que debido al incorrecto desarrollo urbano impulsado en el Valle Central durante los últimos 30 años, al menos el 20% de la población de la GAM vive en condiciones de muy alto riesgo a las amenazas naturales (deslizamientos, inundaciones, fallas geológicas y peligros volcánicos, entre otros). Las 22 víctimas de Calle Lajas de Escazú, en noviembre del 2010, constituyen una clara advertencia de que no podemos seguir con un desarrollo urbano insensato y riesgoso.

Además, se ha demostrado que gastamos (según un estudio del PRUGAM para el 2004) un 4% del PIB en la “deseconomía” que provoca el caos urbano en el que estamos inmersos. ¡A valor presente: cerca de 1000 millones de colones por día!

Participación: no nos podemos enfocar únicamente en el desarrollo de proyectos “sostenibles” que beneficien a unos pocos en detrimento de la colectividad.

La solución al serio problema de planificación urbana que tenemos debe integrar a las comunidades y su bienestar. Eso implica discutir de forma abierta, informada, transparente y participativa con la sociedad y sus representantes, para que de verdad se fijen los grandes lineamientos que deben regir nuestro progreso como ciudad.

Solo así podríamos buscar la manera de salir del caos urbano y vial en el que nos estamos desgastando como país a un costo muy alto.