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Los derechos de la vida de la Ecosfera terrestre y los problemas humanos

En medio del actual conflicto OTAN – Rusia y la situación militar en Ucrania, y como si no fuera poco, después de dos largos años de Pandemia mundial por el SARS – COV 2, resulta importante que ubiquemos estos graves problemas humanos dentro de una perspectiva más amplia y que se vincula a los derechos de la vida de la Ecosfera terrestre. Algo muy necesario para tomar conciencia del camino que llevamos como humanidad y como especie relevante en el equilibrio y subsistencia de la vida en nuestro planeta.

Vida de la Ecosfera terrestre: es la totalidad de la biodiversidad que existe, principalmente, en una delgada capa del planeta Tierra que se extiende desde el nivel más inferior del suelo hasta la parte más alta del dosel de los árboles o vegetación que se levanta sobre la superficie del terreno, así como la parte más superior (aproximadamente 200 metros) de todos los océanos. Tiene un grosor máximo de 200 metros, pero en promedio es de 50 metros. Comparado con el grosor del planeta es una capa sumamente delgada, casi imperceptible.

Preferimos usar el concepto de Ecosfera que el de biosfera, en la medida que la primera acepción comprende las interacciones de la capa que contiene la vida con otras capas de la Tierra, como la parte superior de la corteza terrestre que incluye elementos tales como los mantos de aguas subterráneas, la energía geotérmica, las fuentes de actividad volcánica y, sobretodo, los elementos de tectónica que incluyen las fallas geológicas activas y las fuentes de sismicidad. Además, también se incluye la interacción de la biosfera con la atmósfera y las condiciones de clima y tiempo atmosférico.

La vida de la Ecosfera terrestre abarca toda su biodiversidad, es decir, todo el enorme y multiverso conjunto de especies de vegetación, aves, hongos, insectos, arácnidos, organismos unicelulares, microrganismos, mamíferos, anfibios, reptiles, etc. Empero, no solo se trata de los organismos que existen en la actualidad, sino, también, todas las especies que han existido en la historia de la vida en la Tierra y que abarca un periodo enorme de tiempo de cerca de 4 mil millones de años.

La vida de la Ecosfera terrestre, a pesar de ser tan frágil, tiene una enorme resiliencia. Ha soportado al menos seis grandes extensiones masivas. Algunas de ellas han eliminado hasta el 90 % de la vida de la Tierra. Sin embargo, la vida del planeta ha resurgido y aunque algunas especies desaparecieron para siempre, nuevas especies surgieron y poblaron el planeta.

El problema que tenemos que entender los humanos sobre las extinciones, es que la recuperación de la vida en el planeta lleva de cientos de miles o millones de años. Un tiempo muy pero muy extenso que la especie humana no podría sobrevivir. En resumen, de una nueva extinción masiva la especie humana, no podría sobrevivir. Afirmación muy grave, en la medida de que los estudios científicos nos indican que ya estamos dentro de una gran extinción masiva que se inició hace poco más de 200 años.

Derechos de la vida ecosférica terrestre: la vida de la Ecosfera terrestre no existe gracias a los humanos, es todo lo contrario, la especie humana es producto de la evolución de la vida de la Ecosfera terrestre. Siendo así, y dada la enorme complejidad de esa vida y del hecho real de que la vida en el Universo conocido no es común, tanto así que, pese a los esfuerzos de décadas, todavía no ha sido posible de encontrarla ni siquiera como vida fósil, es claro que la vida y la biodiversidad que implica la Ecosfera terrestre tiene un importante e ineludible derecho a existir.

No sobra decir que de esa existencia depende directamente la sobrevivencia de la especie humana, pues es esa vida, tanto en los suelos como en los mares y los bosques, la que nos alimenta y sin ella no podríamos existir como humanidad. También, del hecho concreto de que esa vida se encuentre en equilibrio es que depende nuestro estado de salud. Esto, por cuanto, ecosistemas enfermos y contaminados pueden ser fuentes de graves plagas capaces de dañar la salud de toda la especie humana, como la misma Pandemia por el SARS COV 2 y otras que han existido en el pasado.

Deterioro de la vida de la Ecosfera terrestre: en escritos anteriores (www.allan-astorga.com) hemos presentado extensos argumentos para mostrar la grave situación de deterioro que tiene la vida de la Ecosfera terrestre. Desde el inicio de la era industrial hace aproximadamente 210 años, se inició un proceso depredador creciente de la naturaleza. Esto, la ha llevado a una situación muy crítica, debido al efecto acumulativo y ubicuo de las actividades humanas en todo el mundo.

La gran mayoría de los indicadores de equilibrio de la Ecosfera terrestre se encuentran en estado de peligro y algunos de ellos en la zona de riesgo o muy cerca de ello. El asunto no se trata, como hemos dicho, solo del aumento de la temperatura de la atmósfera por el Cambio Climático, sino por otras muchas cosas más: deterioro y perdida de los suelos, pérdida acelerada de la biodiversidad en bosques y mares, contaminación de las aguas y los acuíferos, sobreexplotación de los océanos, entre otros.

La situación es tan grave y peligrosa para el futuro de la vida de la Ecosfera terrestre y de la humanidad misma, que es comparable con el anuncio de la caída de un meteorito de nivel de extinción como el que eliminó a los dinosaurios y otras especies hace 65 millones de años. La diferencia con esa situación es que en los pocos años que quedan si tenemos posibilidad de actuar y hacer cosas que permitan ralentizar los efectivos y hasta revertir las peores consecuencias. Lo grave es que cada vez tenemos menos tiempo. Los recientes datos nos indican que tenemos menos de una década para hacer algo realmente efectivo.

Paradoja de los costos de salvar el planeta vs los costos militares: En nuestros escritos previos señalamos que el control de las emisiones que se producen por quemado de combustibles fósiles (descarbonización de la economía mundial), no es suficiente para luchar contra solo uno de los indicadores de crisis y desequilibrio de la Ecosfera terrestre. Es importante, pero se ocupa una acción complementaria mucho más efectiva.

Nuestros estudios en ordenamiento y planificación del territorio y potencial de almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) que puede ser capturado de la atmósfera por árboles y suelos tropicales, nos llevan a colegir que se requiere, además de proteger las zonas de bosques ya existentes, desarrollar 250 millones de hectáreas de bosques tropicales nuevos en los próximos 10 años. Esto es vital, no solo para tener una incidencia efectiva en la disminución de CO2 en la atmósfera (cerca del 50 % de las emisiones producidas desde el año 1800), sino también, para estabilizar la extinción masiva de especies y la biodiversidad de la Ecosfera terrestre.

Esa acción estratégica tiene un costo anual de 750 mil millones de dólares, que es aproximadamente un tercio de lo que se gasta en asuntos militares en el mundo. Esto según la página: https://www.sipri.org/research/armament-and-disarmament/arms-and-military-expenditure/military-expenditure. Algo que resulta verdaderamente paradójico, pues con la reciente situación en Europa del Este, Alemania decidió invertir el 2 % del PIB en fortalecer su ejército, lo cual representa una inversión anual de 113 mil millones de dólares.

Es vital cambiar las prioridades: como podemos ver, salvar la vida de la Ecosfera terrestre es posible y viable. Aunque su costo pareciera relativamente alto, desde una perspectiva global es posible realizarlo. Tal solo bastaría reducir los gastos militares actuales a lo que se tenían en el año 2000 e invertir la diferencia en salvar la vida del planeta Tierra. Esto, a modo de ilustración, pues los recursos podrían provenir de fuentes diversas.

Además, como hemos señalado antes, la inversión a realizar en los países tropicales (casi todos del tercer mundo) por regenerar bosques, suelos y ecosistemas, generaría cerca de 250 millones de nuevos empleos, en una nueva “profesión”: los regeneradores de la naturaleza. Empleos que, aliviarían en mucho los problemas de migración que se dan desde muchos de estos países hacia los países del primer mundo en el hemisferio norte.

El problema que tenemos es de tiempo, pues dado que el deterioro de la Ecoesfera terrestre se acelera cada día, se hace indispensable tomar las acciones correctivas lo antes posible. No se trata solo de planear, discutir o negociar. Se requiere de implementar y ejecutar lo antes posible, en cada municipio tropical del mundo. Solo así podremos empezar a revertir el enorme daño que hemos generado, como humanidad, durante los últimos 210 años a nuestro planeta.

Desproteger el ambiente y la vida no es la correcta alternativa para agilizar el desarrollo del país

La evaluación de impacto ambiental (EIA) es un instrumento de gestión ambiental preventivo. Su objetivo fundamental es integrar la dimensión del medio ambiente en el diseño de un proyecto a fin de que este alcance una condición de equilibrio generando el mínimo impacto.

En Costa Rica, diversas entidades como la Sala Constitucional y la Procuraduría General de la República han señalado que la EIA es el principal instrumento que permite tutelar el derecho de todo ciudadano a disfrutar de un ambiente sano y ecológicamente equilibrado.

Breve historia: la EIA se originó en los Estados Unidos de América desde finales de la década de los 60. Su función principal es la de servir como instrumento económico, pues la realización de una efectiva EIA evita que se den sobrecostos en los proyectos cuando surgen problemas técnicos (ambientales) no previstos en las fases de pre y factibilidad. No en vano se señala que es ocho veces más caro corregir que prevenir. De allí la gran utilidad y funcionalidad de la EIA.

Como producto de los Acuerdos de Río de 1992, la EIA fue adoptada por la mayoría de los países del mundo como una forma proactiva para que los proyectos de desarrollo se ejecutaran de forma armoniosa con el ambiente. En Costa Rica, aunque ya algunos proyectos realizaban EIA, como la minería, desde 1982, con la aprobación de la Ley Orgánica del Ambiente en 1995 la EIA se generalizó para todos los proyectos, obras o actividades.

Desde que salió el primer reglamento de EIA en enero de 1997 se empezaron a dar problemas con ciertos sectores productivos (principalmente el sector construcción e inmobiliario), pues se consideró que era un trámite (y gasto) nuevo para la inversión.

Esto, a pesar de que solo los proyectos de más de 10 mil metros cuadrados tenían que hacer trámite de EIA ante la SETENA.
En febrero 2002 la Sala Constitucional suspendió la aplicación de ese reglamento, pues interpretó que el artículo 17 de la Ley Orgánica del Ambiente no permitía el establecimiento de umbrales o límites que establecieran cuales proyectos debían hacer EIA y cuáles no.

Comisión Mixta: entre el 2002 y el 2007 se conformó una Comisión Mixta de amplia participación (instituciones, academia, cámaras del sector productivo, consultores, colegios profesionales, organizaciones ambientales, principalmente) que estableció el Reglamento General de EIA que rige en Costa Rica, así como el conjunto de instrumentos y procedimientos técnicos que norman el tema. En dicho reglamento se oficializó dicha Comisión Mixta como un ente asesor de la SETENA en la modernización y mejora de esos instrumentos técnicos de EIA.

Después del 2007 se dejó de convocar a la Comisión Mixta y el conflicto contra la EIA se reestableció. Ya para el 2010 los sectores productivos habían elaborado su propuesta de nuevo (sustituto) reglamento de EIA en la que se volvían a establecer umbrales. El planteamiento siempre ha sido que la mayoría de los proyectos, particularmente del sector de construcción e inmobiliario, no tengan que cumplir con el trámite de EIA. La principal justificación es el tiempo que tarda el proceso, pero la solución que se plantea es que los proyectos sean eximidos del trámite de EIA y, prácticamente se puedan localizar en cualquier lugar independientemente de la condición de fragilidad ambiental del terreno.

RECSA:
 Durante casi 10 años, la versión de reglamento sustituto de EIA, del sector productivo, llamado RECSA, se mantuvo como propuesta dizque, para modernizar y agilizar el trámite de EIA ante la SETENA.

En el 2018 la administración Solís lo dejó firmado y listo para ser publicado. Empero, cuando se revisó la propuesta de forma pública surgieron muchas dudas y observaciones. La actual administración le pidió, entonces, al mismo sector productivo que le “mejorara”. Así surgen el RECSA y el MECSA.

A finales del 2020 la Comisión Mixta revisó la propuesta final del RECSA y su manual (MECSA) y concluyó que ambos instrumentos no eran viables como herramienta para sustituir el Reglamento general de EIA del 2004 y los instrumentos de su manual técnico de EIA aún vigentes. Algunos consideraron que con eso había finalizado el conflicto, en particular por el hecho de que el trámite de proyectos ante la SETENA se había puesto al día en el cumplimiento de plazos.

Incomprensible nueva propuesta: no obstante, la historia no había terminado, durante el año 2021 y sin la participación de la Comisión Mixta ni de la Comisión Plenaria de la SETENA, un “anónimo y pequeño” equipo técnico de esa Secretaría elaboró una nueva propuesta de Reglamento general de EIA para sustituir el del 2004.

La revisión por parte del autor de esa propuesta lleva a la conclusión de que se trata de una herramienta aún más incompleta e inconsistente que el mismo RECSA. No por casualidad, los sectores productivos lo apoyan tan entusiastamente.

El autor realizó en el mes de octubre del 2021 un documento de 10 páginas con observaciones sobre la propuesta de ese reglamento en revisión. Ahora, nuevamente hay una versión de propuesta de reglamento de EIA en revisión. Se aclara que la propuesta no cambió mucho respecto a la versión del mes de octubre y, por tanto, las observaciones previamente realizadas siguen válidas.
Son muchas las inconsistencias que se detectan, empero hay algunas que resultan esenciales para comprender la gravedad que puede representar la oficialización de esa propuesta de reglamento de EIA.

Grave planteamiento: en contraposición a lo establecido por la Sala Constitucional desde el 2002 se establecen nuevamente los umbrales, dejando una muy larga lista de proyectos, obras o actividades eximidos del trámite de EIA. Esto se realiza sin ninguna justificación técnica sólida.

Por otro lado, para la gran mayoría de proyectos, se establece un formulario de clasificación (SIA) que tiene dos grandes errores de fondo.

Uno de ellos es que trata de valorar la condición de significancia del impacto del proyecto, sin considerar las características de ambientales del terreno donde se va a localizar. Debido a que el país no cuenta con ordenamiento y planificación ambiental del territorio (salvo algunas excepciones), esa información debe ser obtenida para cada proyecto. Se trata de las características geológicas, hidrogeológicas, de susceptibilidad a las amenazas naturales, aspectos arqueológicos, geotécnicos, hidrológicos, de riesgo antrópico y biológicos (cuando apliquen). Esta información es vital para mejorar el diseño del proyecto, de lo contrario el mismo puede resultar inconsistente y podría producir daños al ambiente y a la vida.

Dichos estudios son realizados en la actualidad por empresas consultoras ambientales o profesionales independientes. Con el nuevo reglamento, como se explica a continuación, la casi totalidad de los proyectos ya no requerirá de este tipo de estudios técnicos. Prácticamente ya no se ocuparán consultores ambientales en EIA, salvo para llenar el formulario de SIA.

El otro error de fondo es que el puntaje establecido como límite para no pedir instrumentos de EIA más detallados, tiene un valor subjetivo que haría que el casi 100 % de los proyectos obtengan un SIA bajo y, por tanto, queden eximidos de presentar otros estudios técnicos de EIA. Los únicos que tendrían que hacerlo, son aquellos que son exigidos por leyes específicas y que son los menos, como el caso de la minería.

Si el RECSA propuesto por al sector productivo se consideró que desprotegía el ambiente y era regresivo respecto a la normativa ambiental vigente en materia de EIA, la nueva propuesta de reglamento de EIA elaborada por la SETENA, lo es aún más.

La mayor justificación que se esgrime para impulsar esa propuesta de nuevo reglamento de EIA es que hay que agilizar el proceso de trámite ante la SETENA. No obstante, eso no se puede hacer sacrificando el ambiente y, sobretodo, poniendo en riesgo la vida de las personas, debido que el factor de la susceptibilidad del terreno a las amenazas naturales prácticamente dejaría de ser analizado como parte de la EIA.

Inconsistencia del MINAE: hemos señalado que la EIA es necesaria para tutelar el derecho a un ambiente sano y equilibrado. Estamos de acuerdo de que se debe realizar en un plazo razonable y corto, pero no sacrificar como instrumento de gestión ambiental preventiva como se pretende hacer con la nueva propuesta de reglamento de EIA.

Se trata de un tema muy grave de desprotección del ambiente que lejos de ayudar a resolver los problemas ambientales que ya tiene el país, lo va a agravar aún más. Algo que resulta incoherente respecto al desempeño de la jerarca del MINAE que ahora nos anuncian que dejará ese cargo para asumir un puesto en la ONU en un tema vinculado a la protección del ambiente. Algo que nos recuerda el viejo adagio popular de: “candil en la calle y oscuridad en la casa”.

Existen verdaderas y mucho más eficientes alternativas para agilizar la EIA e impulsar el desarrollo sustentable del país. Como hemos dicho, es posible reducir los plazos de trámite de EIA y otros trámites de años a semanas, pero con criterio científico y garantizando el cumplimiento de la legislación vigente y del artículo 50 constitucional (ver: www.allan-astorga.com).

Finalmente, no es comprensible el porqué la actual administración de gobierno desea dejar esta incoherente y absolutamente regresiva propuesta de reglamento de EIA, junto con el reglamento sustitutivo para introducir la variable ambiental en los planes reguladores (propulsado por el MIVAH), como una fatídica herencia al nuevo gobierno, sobretodo, si no se va a tratar de otro gobierno del PAC. Lo coherente sería que sea la nueva administración de gobierno la que tome decisiones en ese tema y así se evite generar confusión y problemas de judicialización de temas ambientales tan sensibles y estratégicos para nuestro país.

Efecto acumulativo y progreso humano sustentable

Para la mayoría de los seres humanos el llamado efecto acumulativo, es desconocido o, en su defecto, es ignorado por no resultar, en principio, de trascendencia para lo que es el transcurrir de nuestras vidas. Sin embargo, tiene una enorme importancia, no solo en la calidad de nuestras vidas, sino, también, en nuestro futuro, ya sea colectivo o individual. Tratamos aquí este trascendental tema ambiental y lo vinculamos a otro tema de igual importancia: el progreso humano verdaderamente sustentable, algo que, aunque para algunos no es posible, en realidad si se puede alcanzar.

Efecto acumulativo: un popular y conocido ejemplo del efecto acumulativo es el de la gotita de agua que cae sobre una roca. Una sola gota chocando contra una dura roca no logra hacer casi nada. Sin embargo, cuando le sumamos el tiempo, la gota chochando durante años contra la roca, forma una cavidad y puede llegar a romper la roca por completo.

Así, podemos decir que el efecto acumulativo es la acción de un agente a través del tiempo y que, por la suma de sus efectos, puede generar un cambio significativo en el medio donde actúa.
Y eso es precisamente lo que tiene a la Ecosfera terrestre afectada por los efectos acumulativos que ha provocado el ser humano en poco más de 210 años desde que inició la era industrial y sus efectos empezaron a ser más significativos.

Crecimiento acumulativo: en el año 1810, aproximadamente, la humanidad tenía una población cercana los mil millones de habitantes. El 95 % de esa población era muy pobre y el promedio de vida era bajo (de 30 a 40 años), sin embargo, los efectos ambientales de la humanidad en la Ecosfera terrestre eran poco significativos.

Sin embargo, con el inicio y desarrollo de la industrialización la situación cambió rápidamente. Con el quemado de los combustibles fósiles se empezó a incrementar de forma artificial (humana) el contenido de dióxido de carbono en la atmósfera y así empezó a incrementarse la temperatura de ésta. Se inicia así, de forma acumulativa, el calentamiento global y el Cambio Climático y sus efectos.

De forma paralela al desarrollo industrial y a la disminución de la pobreza, se desarrolló la tecnología, la ciencia y el comercio. Además de que empezó a subir el promedio de vida de los seres humanos, su población se empezó a incrementar de forma exponencial. En dos siglos se paso de mil a casi ocho mil millones.

El ser humano se extendió, gradualmente, por toda la Ecosfera terrestre. Aró y labró cada vez más la tierra, deforestó bosques, puso minas, usó cada vez más agua, inventó y desarrolló de forma exponencial los agroquímicos para la producción de alimentos, aumentó su capacidad de extracción de los recursos marinos, principalmente la pesca cada vez más creciente. Las ciudades crecieron al rápido ritmo del crecimiento de la población.

Todo esto, dentro de un marco de efecto imperceptible, gradual, aparentemente lento, pero absolutamente acumulativo. Cada efecto negativo sumándose a los anteriores. Ello, en medio de unas premisas culturales absolutamente equivocadas, como que los recursos de la naturaleza eran inagotables y prácticamente infinitos. Muy pocos seres humanos pudieron percibir que eso no era correcto. Pocos fueron los que dieron la alerta y menos fueron escuchados.

La misma economía se desarrolló sobre esas premisas de recursos inagotables y con su crecimiento, aumentó la presión hacia la Ecosfera terrestre. Se convirtió en una acción depredadora, dado que no se adaptó a planificar estratégicamente el uso de los recursos de una forma sustentable. Hasta hace pocos años es que se ha empezado a tratar de buscar un cambio, pero es muy lento y todavía prevalece la idea de que los recursos de nuestro planeta pueden sostener el crecimiento humano sin considerar sus limitaciones.

Deterioro creciente: durante los últimos cuarenta años la velocidad del deterioro de la Ecosfera terrestre se ha acelerado. Es una característica natural y lógica del efecto acumulativo, pues conforme se incremente el número de agentes de impacto, la suma de sus acciones se incrementa y, por tanto, los resultados de la misma se aceleran.

En artículos previos hemos señalado todas las consecuencias que ha producido el crecimiento exponencial de la población humana y de su economía durante el Antropoceno y, particularmente, durante las últimas cuatro décadas (ver: www.allan-astorga.com). Los indicadores de salud de la Ecosfera terrestre ya se encuentran en la zona de riesgo y siguen avanzando hacia las zonas de peligro.

Un importante grupo de científicos que apoyan a la ONU han señalado que en lo referente al tema del Cambio Climático nos encontramos cerca del punto de inflexión (o no de no retorno) y que no se encuentra en el 2050, sino mucho más cerca, alrededor del 2030. Algo que acaba de ser confirmado por los estudios de la NASA.

Con los otros límites planetarios la situación es bastante similar. Estamos inmersos dentro de la más grande extinción masiva de especies. Cada vez hay menos insectos y aves. Todos lo notamos, aunque no lo vemos con la perspectiva que realmente tiene. La biodiversidad disminuye rápidamente. Nuestros bosques tropicales y boreales y los suelos se están degradando rápidamente. Los océanos están agotados y sobreexplotados. El agua es cada vez más escaza y pronto se convertirá en una fuente de conflicto entre las poblaciones humanas.

El efecto acumulativo de las actividades humanas es claro y nos ha llevado a una enorme crisis de la Ecosfera terrestre y a estar muy cerca de los límites de la resiliencia de la naturaleza. Crisis que, por un efecto exponencial, no logramos notar lo suficiente para que tomemos conciencia de su gravedad.

Por un asunto inercial, de más de dos siglos, seguimos creyendo que lo que está pasando no es tan grave. El aire se respira bien, el agua está limpia, los alimentos están disponibles y el cielo y las montañas están azules. Estamos convencidos de que eso siempre ha sido así y que así seguirá por siempre. Más, sin embargo, no es así, conforme nos acerquemos a las zonas de peligro de los límites planetarios, las cosas van a cambiar y el proceso de deterioro seguirá la tendencia del efecto exponencial. Algo que está muy cerca (pocos años de distancia) y que una vez que se alcance, tendría consecuencias muy negativas.

Progreso humano: como hemos señalado en nuestros escritos previos, todavía hay una oportunidad de cambio. Todavía hay una cada vez más estrecha ventana de posibilidad de tomar acciones concretas para ralentizar los efectos y revertir la situación. Hemos planteado ya las soluciones.

Hemos señalado que el cambio que se requiere también tiene la enorme importancia de no solo revertir el deterioro, sino también, darle sustentabilidad a la existencia humana y de su progreso. Todo esto es posible si corregimos el error que se cometió y se sigue cometiendo desde el inicio de la era industrial: no considerar el ordenamiento ambiental ni la planificación territorial estratégica del uso de la Ecosfera terrestre. La descarbonización, el reciclado, el ahorro de recursos, son importantes, pero no suficientes.

Estamos a tiempo de implementar acciones correctivas, locales, pero ubicuas y de alcance global. Estamos en la obligación de hacerlo, no solo por nosotros y nuestros hijos, niños y jóvenes, sino, también, por las generaciones futuras.

Insumos útiles para nuestra decisión electoral

Un buen e importante número de compatriotas estamos preocupados por quién debería ser el líder de la nueva administración de gobierno 2022 – 2026. Para muchos de nosotros hay algo claro: no podemos darnos el lujo de votar por un “nuevo experimento” para ver qué pasa. Sería muy difícil que nuestro país pudiera soportar más letargo e indecisión en la toma de decisiones estratégicas con una verdadera visión de desarrollo sustentable y progreso humano.

Es claro que no soy politólogo o político, todo lo contrario, soy un ciudadano y científico muy preocupado por la grave crisis de la Ecosfera terrestre planetaria y que, como muchos, hace lo mejor que puede por defender y proteger la naturaleza y el ambiente, sin perder la perspectiva de que se debe realizar dentro de un marco equilibrado de sustentabilidad con el progreso humano.
Dentro de este contexto, y como parte de mis razonamientos en la búsqueda de cuál sería nuestra mejor alternativa a elegir como presidente, se me ha ocurrido recordar y contar mi experiencia como secretario general de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) de hace 25 años.

Asumí como secretario general de la SETENA, no por un favor o elección político-administrativa, simplemente fue por ser un técnico que, para ese entonces, tenía 4 años de experiencia en evaluación de impacto ambiental (EIA) y que había sido el presidente de la Comisión de EIA anterior a la SETENA. Tomé el cargo, en enero de 1997, siendo muy joven para la responsabilidad que implicaba y, además, prácticamente el mismo día que se publicaba el primer reglamento de EIA que se promulgaba en el marco de la ley orgánica del ambiente del año 1995.

Durante el año 1997 se dieron una serie de circunstancias importantes cuyo contexto, en el momento, no comprendí bien, pero que tendrían transcendencia para el futuro del país y su modelo de desarrollo.

Tramitomanía y planificación territorial: la primera de esas circunstancias tenía que ver con un tema del que hemos escrito previamente y que tiene con ver con la tramitomanía y el exceso de trámites. La salida del reglamento de EIA en enero del 1997 inició una discusión que aún no termina. Como hemos señalado, ya para ese momento, el inventario de requisitos a cumplir para el desarrollo de una empresa grande, era de aproximadamente 180. Algo que, hoy 25 años después, es de más de 300 y que lleva una cantidad de tiempo al menos tres veces mayor que lo que se necesitaba en el año 1997. Durante ese mismo periodo la cantidad de instituciones públicas prácticamente se duplicó, lo cual explica, el crecimiento de requisitos y el importante crecimiento en la cantidad de funcionarios públicos. Cuando asumí la SETENA la cantidad de funcionarios no llegaba a 15, hoy tiene cerca de 100. Esto, pese a que la cantidad de trámites de EIA por año no ha cambiado mucho.

Es claro que el exceso de trámites es sumamente grave y es un mal que carcome las entrañas del país, que auspicia el cáncer de la corrupción y que lo tiene totalmente frenado en todo lo que tiene que ver con el impulso al desarrollo e inversión de proyectos sustentables. Por eso, desde el mismo mes de enero de 1997 se empezó a discutir el tema de la “desregulación” o la mejora regulatoria para impulsar la inversión y el desarrollo. Desde la SETENA, durante ese mismo año, pude desarrollar la primera fase de lo que fue el Índice de Fragilidad Ambiental (IFA) y el ordenamiento del sistema de procedimientos cuyo manual se publicó en la Gaceta en noviembre de 1997. El cambio de gobierno en 1998 no nos dio tiempo de continuar con nuestro planteamiento de integrar el ordenamiento y la planificación territorial como base para agilizar todo el sistema de trámites. Algo que, hasta ahora, no ha sido posible retomarlo, pues la casi totalidad de las administraciones ulteriores o no lo comprendieron o no tuvieron el mínimo interés en trabajar en esa dirección.

Crucitas y la sanción a la actividad minera de exploración: tal vez para pocos es conocido que, en el año 1997, la SETENA procedió a sancionar la actividad de exploración minera metálica que realizaba la empresa minera canadiense en Crucitas. Esto, como consecuencia de que la unidad de control y seguimiento ambiental de dicha Secretaría Técnica había detectado una serie de incumplimientos a los compromisos ambientales adquiridos en el estudio de impacto ambiental de la fase exploratoria.

La ley orgánica del ambiente establece que la SETENA en una entidad de desconcentración máxima, es decir, que tiene autonomía técnica en la toma de decisiones. Y eso fue lo que se hizo con este caso de Crucitas. Puedo dar fe de que la decisión que se tomó fue propia de la SETENA, sin consultas ni solicitud de autorizaciones ante otras autoridades del Poder Ejecutivo. Todo lo contrario, una vez que se tomó la decisión, se contó con todo el apoyo de las autoridades del gobierno.

Algunos podrían decir que es lo normal, no obstante, visto en perspectiva y conociendo la ulterior historia de la SETENA, es un punto importante de señalar y de recalcar. Se debe recordar que ya, para ese entonces, se conocía que Crucitas estaba visualizado como el proyecto de explotación minera a cielo abierto más grande de Centroamérica. Lo especial en este caso era que la administración de gobierno mostró un gran respeto por la posición técnica y ambiental de la SETENA y nunca interfirió a favor de la actividad minera metálica. Algo que vale la pena anotar.

Intel y la propuesta de modelo de desarrollo para el país: de forma contemporánea y circunstancial, mientras la SETENA gestionaba una sanción a la minería metálica de Crucitas, también tramitaba la evaluación de impacto ambiental de Intel en Costa Rica. Cabe señalar que ese trámite ambiental de Intel no fue sencillo ni simple. Se presentaron muchas oposiciones y dudas, en particular en el cantón de Belén, donde finalmente se instaló la planta.

Debido al desconocimiento técnico de lo que se iba a hacer, se interpretaba que se trataba de una industria peligrosa y contaminante que iba a dañar las nacientes de agua cercanas. Se decía que en la producción de los componentes electrónicos se manejaban muchas sustancias peligrosas y que se iban a producir emisiones, vertidos y residuos muy tóxicos. Fue un proceso de EIA con participación social que desembocó en la creación de una Comisión Mixta de control y seguimiento de la actividad industrial de Intel en Costa Rica. La primera que funcionó con total éxito y que permitió a la comunidad reconocer qué era lo que hacía Intel.

En este punto, también vale la pena anotar que siempre hubo un gran respeto de parte de las autoridades del poder ejecutivo respecto a la autonomía técnica de la SETENA. Nunca se dio presión de ningún tipo y siempre se respetaron los procedimientos que se establecieron.

El proceso no fue fácil, pero al final, la SETENA otorgó la Viabilidad Ambiental al proyecto de Intel en Costa Rica. Algo que simbolizó un hito para el país, no solo por el proyecto que implicaba una inversión aproximada de $ 500 millones y la apertura de poco más de dos mil empleos directos, sino porque significaba introducir al país en el camino de la industria de la alta tecnología. Algo que, con los años, significó un muy importante avance y crecimiento para Costa Rica.

Estos dos temas, el de Crucitas e Intel, tienen un significado histórico especial, pues sin saberlo, marcaban un derrotero muy significativo para nuestro país. Formamos parte de esa historia sin tener claro ese significado. E insisto en anotar algo que para mi fue muy importante, el hecho de que la administración de gobierno de ese entonces siempre respetó la posición técnica de la SETENA y, además, tuvo una gran visión al impulsar el camino del país hacia la alta tecnología y no hacia la actividad minera metálica. De alguna forma, desde 1997 el país tomó un rumbo hacia el desarrollo sustentable y fijó un derrotero que todavía perdura y que, ahora más que nunca, urge retomar.

Visión ambiental actual: otro elemento que resulta de gran relevancia para el autor es el hecho de que quien llegue a Casa Presidencial este año, tiene que cumplir un requisito indispensable en materia ambiental: tener clara, muy clara, la situación ambiental global y no solo la de Costa Rica. Hemos escrito mucho al respecto (ver:www.allan-astorga.com) en especial sobre la crisis de la Ecosfera Terrestre y sobre la grave coyuntura en que nos encontramos a escala planetaria.

Es vital que el nuevo presidente de Costa Rica, de un país líder en el mundo en materia de protección del ambiente y de la búsqueda de la sustentabilidad, no solo conozca de la situación, sino que juegue un papel mucho más importante en la propuesta de soluciones concretas a la crisis ambiental global. Soluciones que, por añadidura, acarrearán al país grandes beneficios, no solo en materia de turismo sino, también, en otros ámbitos económicos y de progreso humano. Nuestro país tiene mucho que aportar en este tema, empero se hace necesario contar con un líder de verdadera visión global y no un administrador que solo quiera apagar incendios.

Decisión estratégica: en los próximos días los costarricenses debemos tomar una decisión muy importante. Debemos escoger entre un abultado número de candidatos al nuevo presidente del país en medio de, posiblemente, la peor coyuntura ambiental y socioeconómica que ha pasado, no solo el país, sino el mundo entero.

Como hemos dicho, no podemos ni debemos experimentar. Requerimos de un líder con experiencia, conocimiento, visión y con la humildad suficiente para reconocer sus limitaciones y apoyarse en un equipo sólido que permita que podamos salir del enorme atolladero en que nos encontramos y que podamos progresar hacia un desarrollo verdaderamente sustentable.

Cada uno de nosotros debe meditar muy bien su voto. En mi caso, he decidido aportar el presente insumo como un elemento a tomar en cuenta y considerarlo como parte de ese proceso reflexivo. Nuestro país merece un futuro de real progreso humano y ambiental

Corrupción e inteligencia artificial

A propósito de las noticias sobre los numerosos casos de corrupción dadas a conocer, en los últimos meses, por el Organismo de Investigación Judicial y la prensa, se hace necesario retomar el tema planteado por el escritor y periodista Andrés Oppenheimer en su libro: “¡Sálvese quien pueda!”, en el que se profundiza la discusión sobre un importante estudio de la Universidad de Oxford sobre el pronóstico de que, para esta década, casi el 50 % de los empleos corren el riesgo de ser desplazados por inteligencia artificial.

Conforme se profundizan los datos de la investigación del OIJ queda más claro que el origen de la gran mayoría de los casos de corrupción denunciados, tienen que ver con el tema de permisos y autorizaciones por parte de entidades del gobierno central y los gobiernos locales. Sistema de permisos que está directamente vinculado a la existencia de una compleja y tortuosa tramitomanía que hace que un proyecto de inversión y desarrollo deba esperar periodos de años (cuatro en promedio) para poder ser ejecutado.

Círculo vicioso: para quienes tienen la experiencia de gestionar proyectos de inversión y desarrollo o, incluso, pequeños emprendimientos, por mencionar un ejemplo, sabrán la compleja y numerosa cantidad de trámites que se tienen que cumplir ante las diversas instituciones del gobierno central y las municipalidades. Con el agravante, como hemos mencionado previamente (ver: www.allan-astorga.com) de que ese sistema de permisos se encuentra “ordenado” en serie y no en paralelo. Es decir, que, para ingresar una solicitud de permiso dado, de previo se tienen que cumplir otros permisos ante otras instituciones.

Por otro lado, cuando se revisa el detalle del trámite a cumplir, se descubre que el mismo, en realidad no representa un solo trámite, sino que este a su vez se subdivide en una serie de sub-requisitos y sub-trámites que convierten la gestión de un permiso, autorización o visto bueno, en un verdadero viacrucis de tramitomanía.
En este aspecto, las municipalidades no se diferencian mucho del gobierno central. Se dividen en oficinas, unidades y departamentos que pocas veces están interconectados y piden requisitos de forma separada. Las “ventanillas únicas” no son para nada comunes.

Se pueden citar muchos ejemplos de este tipo de trámites. Algunos de ellos son: la disponibilidad de agua para un proyecto, la viabilidad ambiental ante la SETENA, los alineamientos, el acceso a otros servicios, los visados de planos, las autorizaciones para los sistemas de tratamiento de aguas residuales, entre otros. La mayoría de estos trámites tardan meses que se pueden convertir en años cuando surgen inconvenientes técnicos no previstos y de tipo puntual.
Debido a esa disposición, en serie, de los permisos y trámites, completar la totalidad de la tramitomanía hace que la sumatoria de tiempo sea de años, a veces, muchos años.

Un dato útil dado por la Cámara Costarricense de la Construcción hace varios años, señalaba que, cada mes de atraso, para un proyecto de inversión de un millón de dólares, representaba una “pérdida” mensual de cerca de $15.000 dólares. Si este dato es correcto, empezamos a comprender como se empiezan a dar las condiciones que propician que se busquen “otras alternativas” para acelerar el trámite de una gestión.

Debemos recordar que, como la mayoría de los trámites de permisos se encuentran en serie, cada uno de ellos es vital para el avance de la gestión. Siendo así, el funcionario que tramita el permiso adquiere un poder muy grande, pues sobre él recae la “responsabilidad” de “aprobar” o “rechazar” un proyecto de inversión importante. Es claro que este hecho es un caldo de cultivo perfecto para que el sistema humano de autorizaciones sea altamente vulnerable a una descomposición y finalmente se corrompa.

Cabe aclarar que, desde este punto de vista, se entiende la razón por la cual los sectores productivos planteen soluciones radicales como la eliminación o reducción al mínimo de trámites ambientales como los que se realizan ante la SETENA. Es comprensible, empero, no es de recibo en la medida de que desproteger el ambiente tampoco es una solución lógica o racional. La solución debe ser otra.

Como podemos ver, se trata de un círculo completo que favorece que se den irregularidades, que tiene la característica que, conforme pasa el tiempo y más compleja es la tramitomanía, más tiempo requieren los proyectos para cumplir con todos los trámites de permisos y, por tanto, más caldo de cultivo hay para que se busque la forma de “agilizar” y “acortar” los tiempos totales.

Fracaso de la desregulación: el tema de desregulación se empezó a discutir desde hace casi 25 años, coincidiendo con la publicación del primer reglamento de evaluación de impacto ambiental después de haber sido promulga la Ley Orgánica del Ambiente.

Todas las administraciones de gobierno, durante estas últimas dos décadas y media, han realizado esfuerzos por desregular y simplificar los trámites de permisos para proyectos de inversión y desarrollo. Incluso en el 2002 se promovió una ley para proteger al administrado del exceso de trámites del Estado, la cual se ha reformado dos veces. Se creo una Dirección de Mejora Regulatoria en el seno del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) y se desarrolló un requisito de que cada reglamento que estableciera nuevas exigencias a los proyectos de inversión y desarrollo, debía realizar una evaluación de costo beneficio que el MEIC debía aprobar.

Pese a todos estos esfuerzos, la cantidad de trámites principales o primarios, se han incrementado. Cuando Intel inició las gestiones, en 1996, para instalar su planta en el cantón de Belén el inventario realizado por los personeros de esa corporación identificó que se debían cumplir un total de 180 trámites para poder empezar a ejecutar la construcción del proyecto (una inversión de cerca de $ 500 millones de una industria inocua desde el punto de vista ambiental y altamente positiva desde el punto de vista social).

En la actualidad esos trámites llegan a 300 en lo que respecta a estos trámites primarios. Si se contabilizan los trámites secundarios y terciarios, la cantidad puede superar los 500, algo absolutamente incomprensible para un país que desea desarrollar su economía.

A criterio del autor, uno de los principales elementos que lleva a que esa cantidad de trámites se haya incrementado, lejos de reducirse, tiene que ver con varios hechos como son: a) que se han promulgado nuevas leyes que establecen nuevos requisitos sin contemplar por si mismos un sistema de integración y simplificación desde el origen, b) que esas mismas leyes han creado nuevas instituciones y entidades que tienen que tramitar los permisos y autorizaciones haciendo que esta gestión sea su principal “razón de ser”, c) que no exista interacción entre los diversos sistemas de permisos, funcionando cada cual, como una “isla” donde se desarrolla un “feudo” en el que los funcionarios que allí laboran, no conocen con detalle la totalidad de otros trámites que tienen que cumplirse, llegando a considerar que el que él realiza es el más importante.

A estos elementos, se suma otro que tiene una gran relevancia. Se refiere al hecho de que, la gran mayoría de los esfuerzos realizados para simplificar trámites, parten de la base de que la “agilización” tiene que ser realizada junto con los funcionarios que gestionan los permisos y la verificación de los trámites. Así, por lo general, al “simplificar” o “eliminar” un trámite, se crean dos o tres subtrámites que los sustituyen. Como se ve, bajo este esquema es casi imposible que el sistema llegue a simplificarse de forma efectiva. Por el contrario, el círculo vicioso se hace cada vez más grande.

Solución: a pesar de todo ese panorama negativo, hay buenas noticias. Resulta que el autor, junto con un equipo multidisciplinario de amplia experiencia, hemos identificado la gran mayoría de los requisitos existentes para proyectos de inversión y desarrollo, así como emprendimientos.

La buena noticia es que la inmensa mayoría de esos requerimientos no se encuentran en leyes, cuya modificación no es sencilla, sino en otro tipo de instrumentos: decretos ejecutivos, acuerdos de juntas directivas, resoluciones administrativas, oficios, memorándums y similares.

Pero no solo los hemos identificado, sino que los hemos analizado en detalle, por sí mismos y respecto a otros requerimientos. Los hallazgos han sido muy interesantes e importantes.

La enorme mayoría de los requisitos establece un lineamiento que, en muchos casos es algo confuso y deja un espacio discrecional para que el funcionario que lo atienda tome la decisión. Elemento que, precisamente es lo que hace que dichos funcionarios se empoderen y tomen control de la decisión, no solo del trámite específico, sino del futuro del proyecto. Como hemos dicho, esto produce una enorme vulnerabilidad para que el sistema de corrompa.

Empero, existe una vía de solución que, no solo disminuiría o eliminaría por completo esa vulnerabilidad a la corrupción, sino que permitiría solucionar de raíz el agotador y viejo problema de la tramitomanía. Se trata de aplicar la inteligencia artificial en un sistema automatizado e integrado de permisos y autorizaciones al que llamamos Permiso Integral Ambiental automatizado (PIA, ver:www.allan-astorga.com:¿Hacia dónde fluye Costa Rica?).

Como señalamos anteriormente, la gran mayoría de requisitos y trámites pueden ser adaptados, modernizados, mejorados y simplificados en razón de que no se encuentran en leyes, sino en otros instrumentos. Además, pueden ser integrados y transformados en un sistema de algoritmos avanzado para que la mayoría de los trámites de gestione de forma automatizada por medio de inteligencia artificial (IA). Sobre esta base, y la aplicación de dos elementos claves: a) el uso de la zonificación ambiental, de escala detallada, generada en el país para planes reguladores desde hace 15 años y b) del Principio de Responsabilidad de los profesionales a cargo de un proyecto para resolver problemas puntuales; se puede lograr un cambio radical en la Tramitomanía anquilosante que agobia a nuestro país.

Perspectiva: como hemos indicado previamente, esta tarea de sustituir el trámite humano por el de la Inteligencia Artificial avanzada y automatizada es una tarea estratégica que debe realizar el país lo antes posible. No hacerlo, no solo significaría seguir alentando, de forma indirecta a que se sigan dando casos de corrupción, sino que también significa atrasar aún más el necesario salto al desarrollo sustentable que la nuestra nación requiere. No es posible ni aceptable que una sana inversión de desarrollo requiera años de trámite, cuando con un sistema automatizado pueda ser resuelto en pocas semanas.

La actual y sumamente grave coyuntura económica en que se encuentra nuestro país, por la crisis fiscal previa a la Pandemia y por las consecuencias de esta extensa Pandemia, ameritan a que se tomen soluciones extraordinarias que permitan sacar al país adelante. La PIA automatizada es un paso estratégico en esa dirección que no debemos postergar independientemente del candidato que gane las elecciones del 2022.

A la pregunta de qué hacer con los funcionarios públicos que serían sustituidos por la IA, la respuesta depende de las autoridades de gobierno. A criterio del autor, no debería ser pretexto para producir despidos, pues lejos de ayudar a estabilizar el país, agravaría la situación. Sin embargo, se requieren hacer ajustes para que estos funcionarios pasen a realizar nuevas tareas dentro de la administración que realiza el Estado, como por ejemplo la verificación del proceso con los proyectos ya en ejecución y siempre, bajo un sistema claramente ordenado y transparente. También, en el tema de la lucha contra el Cambio Climático y la búsqueda del equilibrio de la Ecosfera terrestre, surgirán nuevas actividades donde muchos de esos funcionarios podrían ser de gran utilidad.

Finalmente, y a modo de recomendación muy respetuosa a los señores diputados de la Asamblea Legislativa, les pedimos que tramiten la propuesta de Ley para la implementación de la PIA automatizada y de adaptación a la Crisis Climática y la crisis socioeconómica generada por la Pandemia. Esto, como parte de las sesiones ordinarias de previo al mes de mayo del 2022. Es una ley que conviene a todos y no solo a un partido político. Con ello le estarían dando una enorme oportunidad al país para garantizar su desarrollo sustentable.