El mensaje del Presidente de la República sobre el estado político de la República y los asuntos de la administración, del pasado 1º de mayo del 2015, pone en evidencia, una vez más, que lo que se escuchó fue un discurso plagado de anuncios de cosas hechas y por hacer, pero que en lo que atañe a la situación ambiental en Costa Rica, denota graves lagunas y desconocimiento por parte de nuestro Presidente. En realidad, las cosas no marchan tan bien y la “finca encharralada” que encontró el Presidente sigue sin limpiarse. La situación ambiental de nuestro país es sumamente crítica, tal y como lo vienen advirtiendo los últimos informes del Estado de la Nación. Nada le hubiese costado al señor Presidente leerse el último informe para enterarse de lo que pasa y usarlo como línea base para abordar la parte ambiental de su gestión. En su discurso, el tema es tocado por el Presidente, como algo secundario, evidenciando así que no forma parte sustancial del confuso rumbo por el que quiere dirigir a nuestra nación.
Contexto mundial: el papel efectivo de nuestro país en el orden mundial no debería ser el de “aprovechar” la coyuntura en su beneficio, dado el nuevo “orden internacional” y las amenazas que se presentan como el Cambio Climático. Nuestro país tiene que pretender mucho más que eso!
Un país, cuya fuente de producción de energía se basa casi en el 100 % de fuentes renovables, que se ha comprometido a ser Carbono Neutral para el 2021, que tiene el 25 % de su territorio continental como área protegida, que contiene cerca del 5 % de la biodiversidad del planeta y cuyo territorio marino ha sido una fuente fundamental de biodiversidad y riqueza marina, tiene la obligación moral de alzar su voz en el mundo y plantear la enorme y urgente importancia que tiene el darle sostenibilidad al desarrollo humano.
Dejar que esa voz se limite solo a aprovechar la situación económica es una clara evidencia de que padecemos de un serio caso de “baja autoestima nacional” o en su defecto, un problema de “sentimiento de culpa” por lo mal que nuestras autoridades han actuado durante los últimos años, incluyendo la actual.
Agenda ambiental: resulta vacío y hasta risible lo que se señala en el mensaje presidencial sobre este tema. Una evidencia más de que el tema se usa más como un relleno, que como algo que debería ser fundamental para un país como Costa Rica. Y para muchos, una verdadera desilusión dado lo que se oyó por parte del Presidente en campaña electoral.
Mientras que, por un lado, se dice que se impulsaron “importantes medidas para mejorar la gobernanza del sector ambiental”, dentro de la que menciona la “reestructuración de la SETENA”, resulta que en la realidad, la SETENA se dejó convenientemente “intacta”, como una clara continuidad de las administraciones anteriores. Continuidad en los mismos yerros y proceso de control político. Pese a tener la posibilidad de hacerlo, el Estado a la fecha no ha sacado ninguna lección de los escándales a repetición en los que incurre SETENA desde el 2008.
Control que ha resultado conveniente para la aprobación sumamente cuestionada de proyectos y megaproyectos que le han convenido a las administraciones, pero no necesariamente al país. Varios de ellos decretados de “conveniencia nacional” sin ningún estudio serio para sustentarlo: a la fecha estos decretos siguen vigentes cuando es perfectamente posible derogarlos sin más preludios. Control que no se ha usado para nada, en lo referente a resolver los seriecísimos problemas de planificación territorial que agobian y estrangulan a nuestro país.
Ordenamiento territorial: A un año de gobierno, casi nada se ha hecho por resolver la enorme presa de más de 70 planes reguladores que están entrabados en la SETENA, por falta de una actitud técnica diferente de esta intransigente entidad. Entre el 2010 y el 2014, la SETENA rechazó o archivó el 70 % de los expedientes de los planes reguladores. Nos preguntamos: qué pasaría si eso mismo se hiciera con los expedientes de proyectos en evaluación de impacto ambiental?
Hasta ahora, lo único que se hizo, fue crear una comisión ministerial que ahora está proponiendo un decreto cuya base legal es sumamente cuestionable y que no representa una solución real al problema, sino un nuevo parche, uno de muchos más. ¿Es esto el “cambio” que tanto se pregonó en campaña electoral, señor Presidente? ¿Dónde han quedado sus compromisos en materia ambiental suscritos en el documento Pacto Ambiental?
Por su parte, se recibió como herencia, el Plan GAM 2013 – 2030 y se hizo oídos sordos a las advertencias de que se trata de un Plan sin sustento ambiental, que sigue la línea de promover un desarrollo urbano intensivo, de ganancia rápida para algunos sectores privilegiados.
El MINAE heredado: se habla de los esfuerzos hechos para consolidar el Viceministerio de Aguas, Mares y Humedales, así como el SINAC; empero no se dice nada (ni siquiera una disculpa), sobre el vergonzoso tema de declarar de interés público la exportación de aletas de tiburón (irrespetando compromisos internacionales) o de emitir una Política de Pesca del Camarón que se aleja de los objetivos originalmente planteados. Se borra así con el codo, lo hecho con la mano (respecto al tema de la pesca del atún). Nuestros mares siguen desprotegidos y sujetos de una devastadora pesca legal e ilegal que expolia nuestra riqueza marina.
No se mencionan en ninguna parte del discurso los confusos intereses que mueven el interés por seguir con una obsoleta refinería china, ni tampoco el fiasco y decepción que implicaron los “diálogos” para el Plan Nacional de Energía que han resultado más de los mismo, es decir, un poco de “atolillo con el dedo” para cada sector, sin que realmente se ordene una verdadera estrategia nacional en este importante tema.
Errores y perspectiva: aunque en primera instancia el Presidente reconoce que se han cometido errores, llama la atención que detrás de los mismos no viene una disculpa y la disposición a rectificar la causa de los mismos, todo lo contrario, los justifica como parte del “proceso” y los califica al decir que “no son tantos ni graves”, algo que le corresponde a la sociedad misma y no a quién provocó esos “errores”.
En la perspectiva de lo que “sigue”, el Presidente nos adelanta lo que va a pasar con el tema ambiental: prácticamente nada!
Salvo la solicitud a los diputados de que se impulse la ley para el Tren Eléctrico Interurbano de la GAM (expediente legislativo 18.252), no se dice nada más. Esto a pesar de que hay importantes temas pendientes: como la nueva Ley de Aguas, la promulgación de una ley que despolitice por completo a la SETENA, así como la derogatoria de la Ley de Hidrocarburos y la transformación de la Dirección de Geología y Minas, en el Servicio Geológico de Costa Rica, entre otros.
La responsabilidad del Estado en la muerte de ambientalistas en Costa Rica en años recientes y la búsqueda de mecanismos para evitar la situación de total impunidad tampoco parecen interesar mayormente a nuestras autoridades. Se hubiese esperado un poco más al conmemorarse este mes el segundo aniversario de la muerte de Jairo Mora.
Otra evidencia clara de que el tema ambiental, se encuentra en un segundo plano, utilitario, más que esencial, lo demuestra la invitación que hace el Presidente a los jefes de fracción para “establecer un pacto nacional por la diversificación productiva, el crecimiento de la productividad, el progreso social y la renovación de la democracia”, dejando en el olvido, el tema ambiental y, sobretodo, la sostenibilidad de ese desarrollo. Según parece, los datos del Estado de la Nación sobre la desigualdad creciente que provoca el actual modelo de desarrollo costarricense no parecen interesar a nuestro Presidente.
Cuando vemos la última frase del Mensaje que dice que “Dios nos dé fuerzas y entendimiento a todas y todos los costarricenses para seguir construyendo juntos, en paz y armonía, una Patria más próspera, más justa, más libre y más digna”, nos invade una extraña sensación, además de notar toda ausencia a la sostenibilidad del desarrollo: ¿es este un Presidente decidido o es este un Presidente atemorizado?
Nuestra conclusión es que pareciera que el tema ambiental está siendo abandonado por esta administración, cuando lo correcto hubiese sido rectificar el equivocado rumbo de las dos últimas administraciones. No hay ninguna duda sobre ello y los informes del Estado de La Nación son más que contundentes al respecto.
La actual administración aún está a tiempo, para reconocer sus errores y rectificar su actitud para con este vital tema nacional. El no hacerlo podría provocar que gran parte de los que votamos por el Presidente salgamos a la calle a recordarle lo que él mismo se comprometió en campaña a llevar adelante