La planificación urbana debe hacerse sobre una base ambiental

SEGUNDA DE DOS PARTES. La Cámara de Construcción y otras entidades del sector de desarrollo inmobiliario y urbano señalan que no hay espacio en la Gran Área Metropolitana (GAM) para albergar el crecimiento poblacional de las próximas dos décadas, y por eso, según ellos, el PRUGAM está en jaque y debe replantearse. No obstante, la situación debe enfocarse con una visión diferente y más objetiva.

Primero que todo, hay que señalar que la lógica del razonamiento por parte de la Cámara de la Construcción y de los otros entes debe ser a la inversa. Lo primero que se debe cuestionar no es la falta de área para seguir desarrollando con el modelo que se ha seguido en las últimas décadas, que ha consumido de manera tan acelerada tantas hectáreas urbanizables, sino más bien plantear cómo corregir esa situación para el futuro, de manera que se de un mayor y mejor aprovechamiento del suelo urbanizable y con sostenibilidad ambiental.

Por otro lado, la situación ambiental lo que nos refleja es la realidad que tenemos y con la cual tenemos que gestionar nuestro desarrollo. Tratar de ignorarla, con argumentos de que el tema económico y de mercado debe ser prioritario, significa obviar los errores del pasado, y tratar de mantener el mismo modelo de desarrollo caótico y desordenado que nos ha caracterizado, con todas las implicaciones de riesgo social y ambiental que implica. El reciente ejemplo de lo sucedido en Chinchona es sólo la punta de un gran iceberg que todos sabemos que existe, pero que pocos quieren recordar y mencionar. La amenaza que pesa sobre el recurso hídrico en el Valle Central, y el abastecimiento futuro de agua potable, demuestran la imperiosa necesidad de proteger las zonas de recarga y los acuíferos que abastecen la GAM.

Corrección del modelo. La solución propuesta por PRUGAM para albergar el doble de la población de la GAM hasta el 2030 es corregir y modificar el modelo de desarrollo urbano que se ha seguido durante casi un siglo, desde que ocurrió el terremoto de Cartago en el 1910 y se instauró la idea de una expansión urbana horizontal. La solución es un desarrollo urbano mejor planificado, que contemple la construcción vertical, con promedio de 4 pisos y máximos de 14 pisos, para toda la macrozona urbana de la meseta, incluyendo las zonas ya urbanizadas que sean objeto de renovación urbana. De esta manera, poco a poco se podrán ir corrigiendo los errores del pasado y desarrollando una metrópoli mejor planificada, más ordenada, con mejor manejo paisajístico, y sobre todo, más amigable para sus habitantes y el ambiente.

Por otro lado, también es importante tomar en cuenta que el territorio del PRUGAM no es una isla. Existe posibilidad de expandir el PRUGAM hacia el oeste, hacia territorios cuyas condiciones ambientales son similares a las de la Meseta. Se trata de parte de los cantones de Grecia, Naranjo, Valverde Vega, Palmares y San Ramón. Con una efectiva y eficiente planificación (sistema de transporte –viaductos, metro- y servicios –agua potable, alcantarillado sanitario y pluvial, rellenos sanitarios regionales, parques urbanos-). La metrópoli urbana planteada por el PRUGAM podría seguir su expansión ordenada hacia ese sector durante el resto del siglo XXI. Además, en el tema de alturas, desde el punto de vista técnico y ambiental, el PRUGAM ha dado máximos de 14 pisos para algunos terrenos en las zonas de meseta. Se trata de un valor de “techo” que los municipios pueden acoger o, en su defecto, disminuir hasta rangos más aceptados como de 4 o 6 pisos. El valor máximo establecido se encuentra balanceado con la densidad de población máxima, que se estima para la GAM y que no difiere de las otras ciudades del mundo (Santiago 150 hab/Ha; Bogotá 215 hab/Ha, Bilbao 213 hab/Ha), y además con la posibilidad de no sobrecargar la infraestructura vial y de servicios, ni generar severos impactos en el paisaje.

El balance final de la introducción de la variable ambiental en la planificación urbana y rural de la GAM lleva a la conclusión de que es posible albergar a las actuales y nuevas generaciones del futuro en un marco de corrección de los yerros del pasado, a fin de promover una urbe más amigable con sus habitantes, más bella y balanceada, y sobretodo, en equilibrio y en paz con la naturaleza.

Sorprendente paradoja. Resulta profundamente paradójico el artículo en la revista número 133 (septiembre del 2009) de la Cámara Costarricense de la Construcción, en el que esta Cámara y otros entes, incluyendo, sorprendentemente, al Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, concluyen que es un error que el PRUGAM se basara en un criterio ambiental para realizar la planificación urbana de la GAM, cuando fue la misma Cámara de Construcción y el Consejo de Desarrollo Inmobiliario, junto con otros entes reunidos en la Comisión Mixta de apoyo al proceso de la SETENA, quienes en el 2005-2006 revisaron, corrigieron y finalmente avalaron la promulgación del decreto ejecutivo Nº32967- MINAE, publicado en mayo del 2006, que instauró el procedimiento para la Introducción de la variable ambiental en los planes reguladores y cualquier otra planificación de uso de suelo. Procedimiento que la Sala Constitucional exigió que se promulgara para orientar a los municipios y otros entes a que se contemplara, de forma integral, el tema ambiental en la planificación urbana y territorial en general, y que el PRUGAM utilizó, como dicta ley, como base para hacer su Plan Regional.