El Cuaternario y el cambio climático: lecciones y tendencias Agosto 3, 2024 4:41 am

Los efectos del cambio climático son cada vez más notables. Las anomalías del tiempo y del clima se notan cada vez más, independientemente de los biozonas terrestres o marinas en que nos encontremos.  Cada año, en las latitudes altas, el verano es más caluroso y el invierno más frío, mientras que la primavera y el otoño son diferentes, pues se parecen más al verano o al invierno.

En el trópico las lluvias intensas se alternan con sequías que provocan cambios en los ecosistemas y adaptaciones rápidas de algunas especies cuya presencia o ausencia en ciertos biotopos alteran el equilibrio y afectan las mismas actividades humanas.

Todos notamos que se están suscitando cambios cada vez más rápidos y, en el fondo, una preocupación latente por el futuro nos empieza a generar angustia. En su mayoría, ante la impotencia de hacer algo, esa situación nos lleva a mirar hacia otro lado y tratar de pasar el rato, con la mente en otra cosa.

Ante esta situación, resulta relevante ver nuestra historia pasada usando el Principio del Actualismo en Geología en un sentido bidireccional, es decir, que la comprensión de los fenómenos del pasado, nos puede dar una luz sobre la situación actual y la tendencia hacia donde nos dirigimos.

Desde esta perspectiva, resulta relevante comprender lo que sucedió en el Cuaternario en materia de cambio climático, con particular énfasis en el Holoceno, el periodo geológico donde nuestra civilización humana surgió.

Cuaternario: representa la última división temporal del Cenozoico que es la última era que se inició hace 66,5 millones de años, cuando la vida en el planeta cambió a causa de la caída de un meteorito que provocó una gran extensión masiva de especies, incluyendo a los dinosaurios.

El Cuaternario se inició hace 2,58 millones de años y se extiende hasta la actualidad, incluyendo el inicio de la historia de la civilización humana. Es el periodo geológico más estudiado y mejor conocido. Durante este periodo surgió el Homo sapiens en el planeta.

Se divide en dos épocas: el Pleistoceno y el Holoceno. Este último empezó hace 11.700 años. Algunos han sugerido que un periodo nuevo, denominado como Antropoceno que comienza por allí del año 1.800 DC con el inicio de la actividad industrial y un rápido crecimiento de la población humana en el planeta, haciendo que su incidencia afectara de forma significativa toda la Ecosfera terrestre, en particular, durante los últimos 50 años.

La configuración de los continentes y los océanos varió relativamente poco durante el Cuaternario, respecto a la configuración actual. Sin embargo, las mayores variaciones se dieron con el ascenso y descenso del nivel del mar originados por los periodos glaciares e interglaciares.

Debido a estas variaciones del nivel del mar, desaparecían bajo la superficie del agua diversas plataformas continentales, como son el estrecho de Bering, la unión de las islas de Indonesia, Nueva Guinea, Japón y Taiwán, la unión de Australia con Nueva Zelanda y Tasmania, o la transformación, al bajar el nivel del mar, del Mar Negro y Mar Báltico en lagos de agua dulce.

En nuestro país, durante los periodos glaciares, el Golfo de Nicoya era una extensa llanura por la que discurría el río Tempisque. Los pocos cerros que se presentaban en esa llanura arbolada, por donde deambulaban mamuts, correspondían con lo que hoy son las islas del Golfo de Nicoya. La barra de Puntarenas no existía, ni tampoco el estero. El río Barranca atravesaba la llanura hasta desembocar en río Tempisque.

Las playas de Guanacaste y del Pacífico Central no se encontraban dónde están hoy, sino que en su lugar se presentaban llanuras costeras que se extendían hacia el mar, más allá del horizonte donde se encontraban otras playas arenosas diferentes a las actuales.

El Golfo Dulce también era una llanura costera donde se desarrollaba una exuberante selva tropical continuación de la zona boscosa de lo que hoy es el parque de Corcovado. En su parte central, en medio de la selva tropical se presentaba un lago profundo originado por la actividad tectónica de esa zona del sur del país.

Clima del Cuaternario: durante el Cuaternario el clima estuvo contralado por el desarrollo de periodos fríos con el desarrollo de glaciares y periodo calientes, llamados interglaciares o interglaciáricos.

Las investigaciones científicas realizadas con perforaciones profundas realizadas en el hielo de regiones muy frías, así como de microfósiles de los sedimentos marinos, indican que las temperaturas variaban entre 4 a 5°C por debajo de la actual en las aguas oceánicas superficiales (periodos glaciares), y otras 1 a 2 °C por encima de las temperaturas modernas (periodos interglaciares).

Durante los episodios más fríos existieron grandes capas de hielo de un espesor de al menos 4 km en EuropaAmérica del Norte y Siberia. Los intervalos más cortos y cálidos entre glaciaciones se llaman interglaciares.

En Costa Rica hay pruebas del desarrollo de capas de nieve y hielo en las cumbres de los volcanes (por ejemplo, el Irazú y el Turrialba) y de los principales picos de la Cordillera de Talamanca.

En general, el Cuaternario se ha registrado como un período de fluctuaciones en el nivel del hielo en las regiones polares, en ciclos más o menos estables que oscilaban los 100.000 años.  Según esta teoría, se estiman en alrededor de 80 glaciaciones de diverso tamaño a lo largo del Cuaternario, generando períodos glaciares o “eras del hielo” en las que el hielo se expandía, los mares descendían y el clima global se enfriaba. En los períodos interglaciares, el frío mermaba, el calor aumentaba y los hielos retrocedían, liberando agua a los océanos.

Sin embargo, se han identificado cuatro grandes periodos  glaciales con sus correspondientes interglaciares: Glaciación de Würm o WisconsinGlaciación de RissGlaciación de Mindel y Glaciación Günz.  Estos grandes periodos glaciales han labrado las diversas terrazas fluviales que observamos en muchos lugares de Costa Rica.

En todos los casos, las causas de esas fluctuaciones climáticas (glaciares e interglaciares) fueron naturales y se vinculan a las particularidades de la órbita del planeta Tierra, que tienen ciclos de cerca de 100.000 años y que se denominan como ciclos de Milankovic. También pueden jugar un papel catalizador de estos procesos otras causas naturales como la composición de la atmósfera que se puede alterar por actividad volcánica muy intensa, la tectónica de placas y las corrientes marinas.

Holoceno: este periodo geológico comenzó al terminar la última gran glaciación. Las grandes capas de hielo de la última glaciación han estado desapareciendo.  Todavía existen remanentes de esos glaciares, que ahora ocupan el 10% de la superficie terrestre, en Groenlandia, la Antártida y varias regiones montañosas.

Durante todo este periodo el clima fue estable en casi todo el planeta. Esto permitió el desarrollo de la civilización humana en diversos lugares: Asia (China y la India), Oriente Medio, Norte de África y Mesoamérica. Sobretodo por el hecho de que un clima establece permitió el desarrollo de la agricultura y la producción de alimentos para una humanidad que dejó de ser nómada, se asentó y empezó a construir ciudades, así como la religión, las artes y la cultura y, bueno, también la guerra y más tarde, las ciencias.

Hasta el año 1.800 DC y, particularmente, a partir del año 1.850 DC la causa natural del retroceso de los glaciares tuvo una causa adicional que fue el calentamiento del sistema climático por causas humanas.

Las curvas de variación de la temperatura, el contenido de dióxido de carbono y del polvo en la atmósfera del planeta se han incrementado anómalamente, en lo referente a la tasa de cambio, durante ese periodo. Así, el “efecto humano” ha servido como un catalizador, acelerando los procesos naturales de fluctuaciones climáticas de, al menos, el Cuaternario.

Este efecto catalizador en el incremento de la temperatura de la atmósfera tiene relación directa con el quemado de combustibles fósiles (carbón mineral, petróleo y gas natural) que ha hecho la humanidad, en particular durante los últimos 50 años. Pero también, se vinculan a eso los grandes y desordenados cambios en el uso del suelo de todo el planeta, eliminando bosques para cambiarlos por sitios de cultivo o de ganadería, zonas urbanas e industriales o sitios de explotación de recursos naturales.

Así, además de un calentamiento rápido de la atmósfera del planeta, la humanidad ha provocado pérdida de biodiversidad y de la biomasa de los biomas terrestres y marinos, así como contaminación y degradación del suelo y de las aguas superficiales y subterráneas. De esta manera, el Antropoceno se resume como el efecto acumulativo de todo este accionar en el que la humanidad se ha vuelto un agente activo de cambios negativos en el equilibrio de la Ecosfera terrestre.

Tendencias: la revisión de lo sucedido en el pasado, durante el Cuaternario, nos sirve de base para identificar los cambios que se pueden dar en el futuro próximo. Así, en el pasado, zonas de selvas fueron sustituidas gradualmente por zonas de sabanas y en algunos casos a desiertos completos. Por su parte, zonas templadas y frías, dieron paso a zonas de bosques. Son cambios que obedecen a ese ciclo natural de enfriamientos y calentamientos de la atmósfera de nuestro planeta y que, parecen haber sido la constante, no solo en el Cuaternario sino más atrás en el tiempo geológico.

No obstante, por primera vez, a los fenómenos naturales de cambio se ha agregado la acción humana que, también, por primera vez, durante cientos de miles de años, tiene la capacidad de generar cambios que de verdad han incidido e inciden en equilibrio de la Ecosfera terrestre.

Para la ciencia, todavía no es posible predecir, con exactitud, las variaciones que se van a dar como consecuencia del Cambio Climático y de los otros límites planetarios que hemos alterado; ni tampoco la velocidad con que van a suceder.

Lo que sí es posible señalar es que serán cambios como lo que se han observado en el pasado, con la particularidad que, dado el efecto catalizador de las acciones humanas, van a ser más rápidos, incluso perceptibles a lo largo de una vida humana, algo que llama mucho la atención, pues en la naturaleza, por lo general, los cambios ocurren a lo largo de los tiempos geológicos que son mucho más largos que una vida humana.

Así, nuestras actuales generaciones humanas nos enfrentamos a tiempos de desconocidos y muy rápidos cambios en el ambiente de nuestro planeta. Cambios que representan un enorme desafío y que tendremos que enfrentar de la forma más resiliente posible.

La única buena noticia en medio de todo esto, es que, al haber sido, la misma humanidad el elemento catalizador, también puede y tiene que servir de agente de frenado y de corrección. Algo que todavía, lamentablemente, no hemos comprendido en su verdadera dimensión, pues si existen soluciones, pero cada vez, menos tiempo para aplicarlas. Nosotros mismos, como humanidad, estamos labrando un futuro muy difícil, donde nuestro planeta nos va a parecer, salvo algunas excepciones, cada vez más agreste e inhospitalario.

El autor de Geólogo Ambiental y Doctor en Ciencias Naturales. Especialista en evaluación ambiental, ordenamiento y planificación del territorio, gestión preventiva del riesgo ante las amenazas naturales (GeoRiesgos y efectos del Cambio Climático)

Un solo planeta Tierra, una sola acción global (¿hasta cuándo?)

Julio 7, 2024 4:02 am

El pasado 17 de junio del 2024, la Unión Europea (UE) aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza. Forma parte de las iniciativas del denominado Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo es alcanzar (para la UE) la neutralidad climática con meta del 2050. Aunque no negamos que este avance de la UE es muy importante en la lucha por recuperar el equilibrio de la Ecosfera Terrestre, no queda de otra que ubicarnos en la perspectiva global y señalar que, pese a lo relevante de acto, no es suficiente para el gran reto que debemos enfrentar como habitantes del planeta Tierra. Es vital ubicar cada acción en perspectiva y visión global, para no caer en el autoengaño de que “ya todo se está solucionando”, cuando la verdad, es que no es así.

Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE: su aprobación enfrentó varios obstáculos, particularmente por las alegaciones del sector agrícola europeo que hace algunos meses sacaron sus tractores a las calles de las grandes capitales de Europa. Reclamaban por los precios de los insumos y las fuertes regulaciones para el uso de agroquímicos. Por eso, la propuesta original de la ley tuvo que ser modificada, para incluir “ciertas salvaguardas” para el sector agrícola.

La Ley pretende recuperar los ecosistemas de la UE, en especial, los que tienen mayor potencial como sumideros de carbono (bosques, humedales, praderas de montaña y estuarios). Su meta para el 2030, es que la restauración ecológica cubra al menos el 20 % de las superficies continentales y marítimas de la UE.

De acuerdo con la Nacional Geographic – España, “la ley establece objetivos específicos, que deberán ser alcanzados en marcos temporales definidos, para la restauración de hábitats protegidos y de especies protegidas, hábitats marinos, ecosistemas urbanos, conectividad de los ríos y de las funciones naturales de sus llanuras de inundación, polinizadores, agroecosistemas y ecosistemas forestales (artículos 4 a 10, respectivamente)”. Se citan como principales beneficios:

• Se podrán adaptar los bosques al nuevo escenario climático y reducir su riesgo de incendio.
• Se recuperarán pastizales que, tras el despoblamiento rural, se están matorralizando.
• Se incrementarán las poblaciones de polinizadores, esenciales para la producción agrícola.
• Se restaurarán humedales que filtrarán el agua contaminada por los fertilizantes y los purines.
• En las ciudades se creará infraestructura verde para reducir la contaminación atmosférica, suavizar el clima y favorecer la salud de las personas.

Urgente necesidad de visión global: si el resto del mundo tuviera iniciativas como la de la UE respecto a la Restauración de la Naturaleza, todo sería diferente. Desafortunadamente no es así, en términos de territorio, la UE cubre el 6,8 % de las tierras emergidas del planeta. Y en población representa el 5,6 % de la población de todo el planeta.

Visto así, la iniciativa de la UE, a pesar del enorme esfuerzo que representa, resulta más simbólica que significativa cuando se observa con visión planetaria.

Como hemos señalado en artículos previos (ver: www.allan-astorga.com) la Ecosfera terrestre es una sola, supera límites políticos, geográficos o climáticos. Es una misma y uniforme capa de vida que recubre la superficie del planeta Tierra desde hace más de 3.500 millones de años.

Por eso, una iniciativa como la Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE, para aplicarse en Europa, aunque positiva, no es en absoluto suficiente. Si la misma se realizara en un contexto de una Acción Global que cubriera todo el planeta, tendría mucho más sentido y posibilidades de éxito.

La lógica simple nos indica que los objetivos propuestos por la UE, como una unidad, al cubrir solo una pequeña parte de la Ecosfera terrestre, son casi imposibles de lograr, si el resto del planeta sigue en franco deterioro y desequilibrio ambiental. La UE no es un satélite, ni está en una burbuja que la aísla del resto del planeta Tierra.

La crítica aquí tiene que ver con la miopía con que actúan el resto de las regiones del planeta (llámense los países que integran los Grupos Regionales de Negociación dentro del Sistema de las Naciones Unidas), ante la emergencia planetaria principalmente ocasionada por el Cambio Climático, la cual es transversal pues afecta todos los demás ecosistemas existentes y sin duda, representa una catástrofe ambiental.

Visto así, el resto de las regiones del mundo, incluyendo la nuestra, adoptan una visión egoísta e hipócrita y hasta cierto punto ignorante de la realidad, ya que varias de estas regiones, al igual que la sociedad europea, tiene patrones de consumo muy altos, con los que contribuyen enormemente a la depredación de la naturaleza del resto del planeta.

Sin embargo, la U.E. con su Ley de Restauración de la Naturaleza, pretende palear y corregir los daños ocasionados por esos patrones de consumo de sus sistemas productivos y humanos en pos de ofrecer un ambiente más sano a sus sociedades. Esfuerzo y actitud, que como desde el inicio indiqué, será solo puntual, si no es acompañado por esa visión global que debe incluir al resto de las regiones del planeta.

El verdadero esfuerzo de la UE debería ser impulsar en el marco de la Naciones Unidas y, en particular, del Consejo de Seguridad, la adopción de urgentes y globales medidas de restauración de la naturaleza. Dentro de esta acción planetaria, si resulta valedero su esfuerzo individual.

Estado de salud de la Ecosfera Terrestre: nuestro planeta sigue enfermo, en clara condición de desequilibrio y en franco proceso de deterioro. Los límites planetarios principales siguen acercándose hacia las zonas más críticas de peligro y camino a los puntos de no retorno. Esa es la realidad, pese a que algunos prefieran seguir diciendo que con recoger la basura y reciclarla, o ahorrar agua y energía ya estamos salvando el planeta. Eso no es cierto y tenemos que ser objetivos. Tenemos que hacer mucho, pero mucho más.

El contenido de CO2 en la atmósfera del planeta para este 2024 ya alcanza los 423.6 partes por millón (ppm) (https://es.statista.com/estadisticas/1269928/concentracion-atmosferica-global-de-dioxido-de-carbono/). En 1959, cuando comenzaron las mediciones y la población mundial rondaba los 3 mil millones de personas, el valor era de 315,98 ppm. Su incremento ha sido muy rápido, así como sus efectos en la atmósfera. Cada vez estamos más cerca de alcanzar los 1,5° grados por encima de la temperatura de año 1.800. Ahora se estima que será antes del año 2030. Todos percibimos, de una u otra forma, que las condiciones climáticas están cambiando muy rápidamente, nos movemos entre extremos.

Para el momento en que se escribe este artículo (22. junio.2024), a nivel global, la deforestación acumulada durante este año alcanza las 2.472.039 hectáreas, la tierra perdida por erosión anual de suelos es aproximada a las 3.328.041 hectáreas, el territorio afectado por desertificación ronda las 5.704.161 hectáreas, las emisiones de CO2 liberadas a la atmósfera este año son de aproximadamente 17.425.385 toneladas y la cantidad de químicos librados al ambiente es de 4.654.795 toneladas. Mientras tanto, la población mundial a esta fecha es de 8,117,373.153 habitantes. Como puede observarse, estamos muy lejos de estar incidiendo en la realización de cambios positivos para la Ecosfera terrestre.

La biomasa del planeta está descendiendo muy aceleradamente, tanto a nivel continental como oceánico. Entre 1970 y 2018, las poblaciones de casi 32.000 mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces presentaron una disminución del 69 % a nivel mundial. El panorama para América Latina, según el Informe Planeta Vivo publicado en 2022 por WWF, es más preocupante, pues la reducción durante el mismo periodo fue del 94 %(https://www.elespectador.com/ambiente/ruta-a-la-cop16). Estamos sumergidos dentro de una nueva gran extinción masiva de especies y nosotros, la humanidad, somos los principales responsables. Por eso ya no podemos seguir hablando con suavidad y diplomacia, se requiere mucho mayor firmeza y vehemencia.

Insistencia en acciones globales y estratégicas: en publicaciones previas hemos hecho propuestas concretas para la toma de acciones globales. Hemos insistido que la naturaleza nos brinda la solución: requerimos restaurar, al menos, 250 millones de hectáreas de ecosistemas y bosques tropicales. Esto es vital para ralentizar al incremento de CO2 en la atmósfera. Impulsar la agricultura y ganadería regenerativa. Ordenar y planificar los territorios de todos los gobiernos locales del mundo, bajo un sistema estandarizado de uso sostenible y de recuperación de los ecosistemas con visión global y planetaria. Tenemos la herramienta para hacerlo simultáneamente de forma global.

Hemos hecho las estimaciones de costo: se requieren 800 mil millones dólares por año que es equivalente al presupuesto militar de USA. Hemos planteado que esos recursos se pueden obtener si se le establece un impuesto ambiental global de $ 20 a cada barril de petróleo que se extraiga del planeta. Las reservas de hidrocarburos restantes, pueden y deben financiar la restauración de la Ecosfera terrestre desde ahora hasta que se agoten.

Las soluciones existen, lo que requerimos es de una visión global efectiva, un compromiso político mundial y no tanta burocracia ambiental que afecta a nuestros estados y a organizaciones clave como la ONU. Requerimos de cambios urgentes y prontos.

Allan Astorga

(*) El autor es Licenciado en Geología de la Universidad de Costa Rica. Excatedrático de Sedimentología y Geología Ambiental de dicha universidad. Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Stuttgart, Alemania. Especialista en Evaluación de Impacto Ambiental, Evaluación Ambiental Estratégica, Ordenamiento y Planificación Ambiental del Territorio y Gestión Preventiva del Riesgo ante amenazas naturales (GeoRiesgos y efectos del Cambio Climático)

One planet Earth, one global action (for how long?)

 

Allan Astorga Gättgens (*)

On June 17, 2024, the European Union (EU) approved the Nature Restoration Law. It is part of the initiatives of the so-called European Green Deal, whose objective is to achieve (for the EU) climate neutrality with a goal of 2050. Although we do not deny that this advance by the EU is very important in the fight to recover the balance of the Earth´s Ecosphere, there is no choice but to place ourselves in the global perspective and point out that, despite the relevance of the act, it is not enough for the great challenge that we must face as inhabitants of planet Earth. It is vital to place each action in perspective and global vision, so as not to fall into the self-deception that “everything is already being solved”, when the truth is that it is not.

EU Nature Restoration Law: its approval faced several obstacles, particularly due to allegations from the European agricultural sector that a few months ago took their tractors to the streets of the major capitals of Europe. They complained about the prices of inputs and the strong regulations for the use of agrochemicals. For this reason, the original proposal of the law had to be modified to include “certain safeguards” for the agricultural sector.

The Law aims to recover the EU's ecosystems, especially those that have the greatest potential as carbon sinks (forests, wetlands, mountain meadows and estuaries). Its goal for 2030 is for ecological restoration to cover at least 20% of the EU's continental and maritime surfaces.

According to National Geographic - Spain, “the law establishes specific objectives, which must be achieved in defined time frames, for the restoration of protected habitats and protected species, marine habitats, urban ecosystems, connectivity of rivers and natural functions of their floodplains, pollinators, agroecosystems and forest ecosystems (articles 4 to 10, respectively).” The main benefits are cited:

• Forests will be able to adapt to the new climate scenario and reduce their risk of fire.

• Grasslands that, after rural depopulation, are becoming bushland will be recovered.

• Pollinator populations, essential for agricultural production, will increase.

• Wetlands will be restored that will filter water contaminated by fertilizers and slurry.

• Green infrastructure will be created in cities to reduce air pollution, soften the climate and promote people's health.

Urgent need for a global vision: if the rest of the world had initiatives like the EU's regarding Nature Restoration, everything would be different. Unfortunately, this is not the case, in terms of territory, the EU covers 6.8% of the planet's emerged land. And in population it represents 5.6% of the population of the entire planet.

Seen in this way, the EU initiative, despite the enormous effort it represents, is more symbolic than significant when observed with a planetary vision.

As we have pointed out in previous articles (see: www.allan-astorga.com) the Earth's Ecosphere is one, it surpasses political, geographical or climatic limits. It is the same and uniform layer of life that has covered the surface of planet Earth for more than 3.5 billion years.

Therefore, an initiative such as the EU Nature Restoration Law, to be applied in Europe, although positive, is not at all sufficient. If it were carried out in the context of a Global Action that covered the entire planet, it would have much more sense and chances of success.

Simple logic tells us that the objectives proposed by the EU, as a unit, by covering only a small part of the Earth's Ecosphere, are almost impossible to achieve, if the rest of the planet continues in clear deterioration and environmental imbalance. The EU is not a satellite, nor is it in a bubble that isolates it from the rest of planet Earth.

The criticism here has to do with the myopia with which the rest of the regions of the planet act (call them the countries that make up the Regional Negotiation Groups within the United Nations System), before the planetary emergency mainly caused by Climate Change, which is transversal since it affects all other existing ecosystems and no doubt, represents an environmental catastrophe.

Seen in this way, the rest of the regions of the world, including ours, adopt a selfish and hypocritical vision and to a certain extent ignorant of reality, since several of these regions, like European society, have very high consumption patterns. with which they contribute enormously to the depredation of nature on the rest of the planet.

However, the E.U. with its Nature Restoration Law, it aims to alleviate and correct the damage caused by these consumption patterns of its productive and human systems in order to offer a healthier environment to its societies. Effort and attitude, which as I indicated from the beginning, will only be punctual, if not accompanied by that global vision that must include the rest of the regions of the planet.

The EU's real effort should be to promote, within the framework of the United Nations, and in particularly the Security Council, the adoption of urgent and global measures to restore nature. Within this planetary action, its individual effort is valid.

State of health of the Terrestrial Ecosphere: our planet remains sick, in a clear condition of imbalance and in a clear process of deterioration. The main planetary boundaries continue to move towards the most critical danger zones and towards the points of no return. That is the reality, despite the fact that some prefer to continue saying that by collecting garbage and recycling it, or saving water and energy, we are already saving the planet. That is not true, and we have to be objective. We must do much, much more.

The CO2 content in the planet's atmosphere for 2024 already reaches 423.6 parts per million (ppm) (https://es.statista.com/estadisticas/1269928/concentracion-atmosferica-global-de-dioxido-de-carbono /). In 1959, when measurements began and the world population was around 3 billion people, the value was 315.98 ppm. Its increase has been very rapid, as has its effects on the atmosphere. We are getting closer to reaching 1.5° degrees above the year 1800 temperature. Now it is estimated that it will be before the year 2030. We all perceive, in one way or another, that climatic conditions are changing very quickly, we are moving between extremes.

At the time of writing this article (June 22, 2024), at a global level, the accumulated deforestation during this year reaches 2,472,039 hectares, the land lost due to annual soil erosion is approximately 3,328,041 hectares, the territory affected by desertification is around 5,704,161 hectares, the CO2 emissions released into the atmosphere this year are approximately 17,425,385 tons and the amount of chemicals released into the environment is 4,654,795 tons. Meanwhile, the world population as of this date is 8,117,373,153 inhabitants. As can be seen, we are very far from influencing positive changes for the Earth's Ecosphere.

The planet's biomass is declining very rapidly, both at the continental and oceanic levels. Between 1970 and 2018, the populations of almost 32,000 mammals, birds, amphibians, reptiles and fish decreased by 69% worldwide. The outlook for Latin America, according to the Living Planet Report published in 2022 by WWF, is more worrying, since the reduction during the same period was 94% (https://www.elespectador.com/ambiente/ruta-a-la -cop16). We are immersed in a new great mass extinction of species and we, humanity, are the main responsible. That is why we can no longer continue speaking softly and diplomatically, much greater firmness and vehemence is required.

Insistence on global and strategic actions: in previous publications we have made concrete proposals for taking global actions. We have insisted that nature offers us the solution: we need to restore at least 250 million hectares of tropical ecosystems and forests. This is vital to slow down the increase of CO2 in the atmosphere. Promote regenerative agriculture and livestock. Organize and planning the territories of all local governments in the world, under a standardized system of sustainable use and recovery of ecosystems with a global and planetary vision. We have the tool to do it simultaneously on a global basis.

We have made cost estimates: 800 billion dollars are required per year, which is equivalent to the US military budget. We have proposed that these resources can be obtained if a global environmental tax of $20 is established on each barrel of oil extracted from the planet. The remaining hydrocarbon reserves can and should finance the restoration of the Earth's Ecosphere from now until they are depleted.

The solutions exist, what we require is an effective global vision, a global political commitment and not so much environmental bureaucracy that affects our States and key organizations such as the UN. We require urgent and prompt changes.

(*) The author has a degree in Geology from the University of Costa Rica. He is a former professor of Sedimentology and Environmental Geology at said university. Doctor in Natural Sciences from the University of Stuttgart, Germany. Specialist in Environmental Impact Assessment, Strategic Environmental Assessment, Territorial Environmental Planning and Ordering and Preventive Risk Management in the case of natural threats (GeoRisks and effects of Climate Change) / a.astorga.g@gmail.com.

Crucitas: consideraciones técnicas para la toma de una decisión

Crucitas: consideraciones técnicas para la toma de una decisión

Las cumbres sobre Cambio Climático, como la COP 27 del año 2022 realizada en Egipto siguen teniendo, según nuestro criterio, un enfoque equivocado. No dudamos de que muchos de los participantes tienen la mayor y mejor voluntad de lograr avances. Más, sin embargo, todo parece indicar que se trata de un asunto de paradigma.

Hay una confusión de objetivos, prioridades y expectativas.La Crisis Climática no ha terminado y más bien está empeorando. Los recursos deben ser invertidos en acciones preventivas globales.Las acciones que apremia tomar deben ser locales, pero con visión planetaria, es decir, de acción ubicua. La efectividad de las acciones debe llevar como resultado dar insumos a los gobiernos locales para que, junto con sus comunidades, puedan tomar acciones concretas en sus territorios jurisdiccionales. Mientras esto no se haga no podemos decir que estamos avanzando.

El estado del ambiente y el equilibrio ecológico que protege nuestra Constitución Política

Agosto 27, 2023 4:25 am

Mediante la Ley No. 7412 de 3 de junio de 1994 se reformó el artículo 50 de nuestra Constitución Política. En el mismo se incluyó el derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Han pasado 30 años. Al respecto, cabe preguntarnos si ese ambiente se encuentra en el mismo estado y si el equilibrio ecológico está igual o ha mejorado, o si más bien, se ha desmejorado. Vale la pena revisar el estado de la situación y el estado del ambiente que estamos protegiendo.

Ambiente sano y ecológicamente equilibrado: es una frase muy conocida. Fue el principal derecho que se introdujo en 1994 en el artículo 50 constitucional. En el 2020 se introdujo el derecho al agua, el cual está relacionado, pero que analizaremos en otro artículo de opinión.

Pero y qué es un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Como parte de un ambiente sano comprenderíamos un medio no contaminado, limpio, sin degradación, es decir, lo más prístino posible. Por su parte, lo de ecológicamente equilibrado abarca algo más, pues tiene que considerar la intervención de los seres humanos en ese ambiente.

Por eso, el Decreto Ejecutivo Número 31849-MINAE-SALUD-MOPT-MAG-MEIC, Reglamento General sobre los procedimientos de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), del 28 de junio del 2004 definió el concepto de Equilibrio Ecológico de la siguiente manera: “es la relación de interdependencia entre los elementos que conforman el ambiente que hace posible la existencia, transformación y desarrollo del ser humano y demás seres vivos. El equilibrio ecológico entre las actividades del ser humano y su entorno ambiental, se alcanza cuando la presión (efectos o impactos) ejercida por el primero no supera la capacidad de carga del segundo, de forma tal que esa actividad logra insertarse de forma armónica con el ecosistema natural, sin que la existencia de uno represente un peligro para la existencia del otro”.

De esta manera el equilibrio ecológico incorpora el papel activo de los seres humanos en el contexto donde, a pesar de la intervención humana, el equilibrio natural se mantiene. Como se ve, eso está directamente relacionado con la capacidad de carga o la fragilidad ambiental del medio. Por eso, la manera más apropiada de mantener ese equilibrio es que la intervención humana ocurra en los sitios de menor fragilidad ambiental. Y si corresponde con un ambiente más frágil, dicha intervención debe ser la mínima posible y procurando mitigar y compensar esos efectos negativos.

Cambio en el estado del ambiente: durante los últimos 30 años, desde que se aprobó el cambio en el artículo 50 constitucional, el estado del ambiente y del equilibrio de la Ecosfera terrestre ha cambiado significativamente. Esto, tanto en el Costa Rica, como en todo el mundo.

En 1993, en Costa Rica la población era de 3,4 millones de habitantes. En la actualidad, la población es de 1,8 millones de habitantes más, es decir de 5,2 millones en total.

Para ese mismo año, en el mundo, la población total era de 5,5 mil millones, mientras que en este momento somos poco más de 8 mil millones, es decir, 2,5 mil millones de habitantes más.

En materia de Cambio Climático el total de CO2 en la atmósfera en 1993 era de 357 ppm, lo que significaba un aumento de 0,2°C respecto a la temperatura preindustriales (alrededor de 1.800 DC). En la actualidad, el contenido de CO2 en la atmósfera es de 424 ppm, mientras que la temperatura en la atmósfera muestra un incremento de 1,2°C respecto a la temperatura preindustrial.

Nos encontramos muy cerca del umbral de 450 ppm que se ha considerado como un punto de no retorno, con una temperatura de 1,5°C. Según las proyecciones recientes, se alcanzará en los próximos cinco años, algo realmente preocupante, si tomamos en cuenta que los últimos ocho años han sido los más calientes desde que se tienen registros.

Bosques perdidos: desde 1993, la cantidad de bosques naturales perdidos en el mundo es de 420 millones de hectáreas. Eso significa un territorio de 4,2 millones de kilómetros cuadrados, es decir, un territorio que representa la mitad de la extensión de Brasil.

En Costa Rica, al contrario del resto del mundo, desde 1993 se ha dado una recuperación del bosque, no obstante, desde el 2014, según nuestros estudios de análisis de cambio de uso del suelo en particular en la región Caribe del país, esa tendencia se está revirtiendo, es decir, se está empezando a perder bosques naturales, especialmente por la explotación ilegal de madera, el fraccionamiento forestal y el cambio de uso del suelo para el desarrollo de plantaciones y construcciones.

Pérdida de biodiversidad: en el mundo, durante los últimos 50 años, se han perdido el 68 % de las poblaciones silvestres, mucho de ese porcentaje se ha dado en los últimos 30 años como producto de la deforestación, los cambios de uso del suelo y la degradación de los bosques, como en la Amazonía.

La situación en nuestro país no escapa de esta situación. La fragmentación del bosque para el desarrollo inmobiliario, el cambio de bosque para el desarrollo de monocultivos, particularmente de piña, el intenso uso de agroquímicos y plaguicidas y la degradación del bosque natural por extracción ilegal de madera, son elementos clave que han llevado a una significativa pérdida de la biodiversidad continental del país. La sobrepesca también ha hecho lo suyo en nuestros mares patrimoniales.

Otros indicadores de límites planetarios: en el mundo, durante los últimos 30 años, otros indicadores del estado de salud ambiental del planeta nos han llevado a una situación de riesgo y muy cerca de alcanzar los puntos de no retorno.

El acceso al agua potable se hace cada vez más difícil y vamos camino a problemas de abastecimiento. Los reservorios acuíferos decaen o se contaminan. En Costa Rica, la mala gestión del territorio y del recurso hídrico nos tiene en el umbral de una crisis.

El intensivo uso de agroquímicos, particularmente del nitrógeno y fósforo ha incrementado la contaminación de los mares, donde la población marina se ha reducido a la mitad en los últimos 40 años. Costa Rica y sus mares no escapan a esta realidad.

La acidificación de los océanos se ha incrementado notablemente en las últimas décadas. Esto produce extinción de especies marinas y menor capacidad de absorción de CO2 por los mares. Además, la contaminación por microplásticos y otros residuos, están en incremento y hacen que los mares cada vez tengan menos vida. Costa Rica, como el resto de América Latina es una fuente importante de contaminación a los mares.

Umbral de cambio: la situación del ambiente y del estado de equilibrio de la Ecosfera terrestre, en todo el mundo y en Costa Rica, es muy seria y frágil. Mucho más frágil que en el año 1993, cuando se estableció el Acuerdo de Río (1992) y cuando se modificó nuestra constitución política.

Estamos entrando en un umbral de cambio, de forma tal que en los próximo cinco años, no solo se llegarán a los límites de no retorno respecto al Cambio Climático, sino también respecto a otros límites críticos planetarios.

Por esa razón se hace necesario que, tanto a nivel global como a nivel del país, se extremen medidas de protección del ambiente. Y no solo en materia de Cambio Climático, sino en materia de prevención y control de la contaminación ambiental, del ordenamiento y la planificación del territorio.

Es indispensable desarrollar sumideros de carbono y promover una economía circular que sea carbono negativo. Como hemos señalado ya, no es suficiente que solo se trabaje en reducir el uso de combustibles fósiles como el carbón mineral, el petróleo y el gas natural.

Es importante impulsar el desarrollo de energías alternativas y sostenibles, pero también se ocupan acciones locales a nivel de todos los municipios del mundo en materia de gestión ambiental del territorio.

Es indispensable invertir la tendencia de deterioro que tiene la Ecosfera terrestre y los límites planetarios.

En Costa Rica es de gran importancia tomar conciencia de la situación y comprender que no se trata de “aflojar” controles ambientales con el pretexto de promover inversión y desarrollo económico. Se requiere actuar con absoluta inteligencia, promoviendo una correcta gestión del territorio para impulsar el desarrollo económico sustentable mientras se protege el ambiente y trabaja en la restauración de la Ecosfera terrestre continental y marina. Como hemos señalado, nuestro país tiene la oportunidad de servir de ejemplo al mundo en este tema.

Allan Astorga
(*) El autor es geólogo ambiental y doctor en ciencias naturales (a.astorga.g@gmail.com)

Lecciones y alcances del evento de Agua Zarcas

Septiembre 3, 2023 4:25 am

Durante varios días, en el trascurrir de la segunda quincena de julio del 2023, se ha dado un evento de desastre en la zona de Aguas Zarcas de San Carlos. El domingo 23 de julio tuvo lugar un importante evento de flujo que provocó severos daños a construcciones existentes y localizadas en las cercanías del río Aguas Zarcas. Dichosamente y gracias a la intervención de vecinos valientes no estamos lamentando la pérdida de vidas humanas.

La situación acaecida y aún en desarrollo, mientras escribimos este artículo de opinión, no debe dejarse pasar como una serie de noticias de emergencia que, al paso de algunos días, se vuelve una anécdota trágica que poco a poco va quedando en el olvido. Es muy importante, resumir las lecciones aprendidas y los alcances de lo sucedido, visto con una perspectiva positiva de corrección, autocritica y planteamiento objetivo de mejora.

Con el avance de los efectos de la Crisis Climática este tipo de situaciones van seguir sucediendo con más frecuencia y, desafortunadamente, con más intensidad. Por eso, debemos prepararnos y tomar las medidas correctivas necesarias.

Aguas Zarcas y su condición de riesgo: para comprender bien la situación de riesgo en que se encuentra la ciudad de Aguas Zarcas se hace necesario aprender lo que es un abanico aluvial. Esto, porque la ciudad se encuentra sobre este tipo de cuerpo sedimentario que puede tener varios kilómetros cuadrados y que se desarrolla cuando un río sale de una zona montañosa importante.

Con el cambio de pendiente, el río que sale de la zona montañosa, pierde energía y entonces descarga gran parte del sedimento que ha arrastrado de la zona alta. Ese sedimento está conformado por grandes bloques de roca (de varias toneladas), troncos de árboles, así como grava, arena y lodo.

En el abanico aluvial, es natural que el río principal se divida en varios ríos secundarios que, más adelante, se vuelven a unir nuevamente o en su defecto desembocan en un río más grande.

El abanico aluvial es una megaestructura sedimentaria que se desarrolla en el pie de monte de una gran montaña o cadena montañosa. Es una estructura algo más elevada que la llanura aluvial y de allí que por esa condición y la presencia de agua (ríos) se haya seleccionado como sitios para fundar poblados.

Además de Aguas Zarcas, muchas ciudades en nuestro país se disponen sobre abanicos aluviales: San Isidro de Pérez Zeledón, Ciudad Quesada, Turrialba, Escazú, Santa Ana, Aserrí, Desamparados, Alajuelita y otras más, son ejemplos de esta situación.

Así, los abanicos son sitios de depositación de sedimentos que provienen de la montaña. Esa es su naturaleza. Los sedimentos cuando se depositan lo hacen en la forma de lóbulos sedimentarios que desbordan el cauce y se extienden por sus zonas aledañas. En los abanicos aluviales también es natural que, bajo determinadas condiciones, algún cauce fluvial se puede desactivar y cambia hacia otro cauce fluvial nuevo dentro del mismo abanico. Esto puede suceder de la noche a la mañana.

Cuando en la zona de montaña que alimenta el abanico aluvial ocurre un evento de deslizamiento, como en el caso del evento de Aguas Zarcas, es de esperar que el río sea el encargado de transportar todo ese sedimento desprendido, incluyendo lo árboles, hacia el abanico aluvial hasta que nuevamente se alcance la condición de equilibrio.

Debido a que la Crisis Climática acelera el fenómeno del ascenso del nivel del mar, el perfil de equilibrio del río se eleva, y eso hace que el abanico aluvial tenga más capacidad para acumular sedimento que transporta el río. Y si, eso puede suceder, aunque el abanico aluvial como el de Aguas Zarcas se encuentre a muchos kilómetros de la costa. Así es la naturaleza.

Todo esto que señalamos es un asunto de Sedimentología, es decir, la ciencia que estudia el origen, el movimiento y la acumulación de los sedimentos en la naturaleza. Y bueno, todo esto lo que nos dice es que Aguas Zarcas, es un sitio de alta a muy alta amenaza a eventos de sedimentación. De allí que afirmemos que la Ciudad se localiza en un área de alto a muy alto riesgo y que, por eso, es indispensable que la comunidad aprenda a convivir con el riesgo y adaptarse a esta situación.

Laderas inestables y deslizamientos en las zonas de montaña: por la información que se ha compilado por diversas fuentes, incluyendo la CNE, en la parte alta de la cuenca del río Aguas Zarcas, dentro del Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco, se produjo la inestabilización de parte de una ladera con un área aproximada de 40 hectáreas. De esta masa inestabilizada se han desprendido deslizamientos que se movilizaron hacia el cauce del río Aguas Zarcas, los cuales originaron la serie de flujos que descendieron, y todavía siguen descendiendo, hacia Aguas Zarcas.

La causa de la inestabilidad de la ladera es fácil de deducir pues tiene que ver con un tema de fragilidad ambiental por Geoaptitud del terreno. Son varios los factores tales como la presencia de una fuerte pendiente, la existencia de un suelo arcilloso espeso, una formación geológica volcánica meteorizada y fracturada, baja consistencia de los materiales y además una alta porosidad / permeabilidad aparente que hace que absorba mucha agua de lluvia hasta la saturación.

Ante esta situación y pese a la existencia de un bosque primario sobre el terreno, un pequeño evento sísmico o simplemente el peso del material fue suficiente para producir la inestabilidad del terreno y producir su desprendimiento. Es un verdadero desastre de la naturaleza, pues también debió darse la muerte de un sinnúmero de animales que vivían en ese bosque que colapsó ante un suelo inestable.

Identificar las laderas inestables es posible, pronosticar cuándo, cómo y de qué extensión será el deslizamiento no es posible todavía. Empero, en gestión preventiva del riesgo, la identificación de las laderas inestables es útil para determinar el potencial de amenaza que implican y la condición de riesgo a que quedan expuestas las actividades humanas, incluyendo las construcciones en sitios topográficamente más bajos. Algo que es parte del ordenamiento y la planificación territorial y que, en el caso de Aguas Zarcas no se ha realizado, como tampoco se ha realizado en gran parte del país.

Derivamos así una gran enseñanza con lo sucedido en Aguas Zarcas y que podemos extrapolar a otras regiones del país, como por ejemplo en la Gran Área Metropolitana (GAM), donde todavía se siguen urbanizando las zonas de montaña del sur y del norte del Valle Central. También se trata de laderas inestables que son vulnerables a los deslizamientos. Solo basta imaginarse que hubiera pasado si esas 40 hectáreas que se deslizaron en la zona de Aguas Zarcas hubieran estado urbanizadas como en la GAM. Podría convertirse en un verdadero y terrible desastre.

Algo que debería hacernos meditar muy seriamente, en particular cuando en este momento el MINAE está planteando la reforma del decreto ejecutivo que establece la metodología para integrar la variable ambiental en los planes reguladores. Metodología que se denomina Índice de Fragilidad Ambiental (IFA) y que, cuando se aplica bien, pues ayudar a salvar vidas.

Acciones importantes de tomar: en primer lugar, se hace necesario que se tenga un mejor y mayor conocimiento de la situación geológica ambiental del territorio. Esto, por parte de todas las autoridades, principalmente del gobierno local y la misma CNE. El conocimiento correcto de la fenomenología que está involucrada permite tomar decisiones de prevención y mitigación apropiadas.

Esa información se obtiene por medio de estudios técnicos ambientales como los de IFA que se realizan para el plan regulador, tal y como está establecido en la actual normativa que rige en el país.

Aunque le mejor solución técnica sería cambiar la ubicación de Aguas Zarcas para que no quede tan expuesto a eventos de evolución natural del abanico aluvial, al menos se hace necesario establecer un ordenamiento ambiental del terreno de Aguas Zarcas para evitar que se desarrollen construcciones en los sitios de mayor amenaza. Algo que es objetivo del Plan Regulador.

Se requiere, además, el establecimiento de medidas de aumento de resiliencia (humana y de infraestructura) y el desarrollo de seguros paramétricos y de riesgo para evitar que los damnificados pierdan todo lo que tienen. La construcción de diques en un abanico aluvial no implica una solución apropiada y racional. La fuerza de los flujos, como hemos visto, podría destruir un dique con mucha facilidad. Es mucho mejor invertir en un plan regulador bien elaborado y en tomar medidas correctas para las construcciones de alto y muy alto riesgo, como planes de emergencia y sistemas de alerta temprana.

Al respecto, tenemos años de insistir de que el país necesita una Ley de Resiliencia contra Desastres. Algo que se hace cada día más urgente ante los embates de la Crisis Climática y del deterioro de la Ecosfera terrestre.

Las lecciones del evento de Aguas Zarcas son muchas y nos recuerdan, como los eventos de Quebrada Lajas de Escazú, donde perdieron la vida 24 personas, que podemos hacer mucho en materia de gestión preventiva del riesgo y que debemos actuar lo antes posible, para evitar que los desastres sean cada vez más lamentables.

Limitarnos a atender el desastre una vez que ha ocurrido, no es suficiente. Tenemos que actuar de forma más preventiva. Nuestra responsabilidad principal debe ser la realización de un correcto y efectivo ordenamiento ambiental del territorio y su eficiente planificación. No hacerlo tendrá consecuencias cada vez más serias y lamentables.

(*) El autor es Geólogo Ambiental, especialista en Sedimentología y Doctor en Ciencias Naturales. (a.astorga.g@gmail.com)

a.astorga.g@gmail.com