Costa Rica necesita un Código Integral de Estabilidad de Laderas y Taludes (CINELAT): un asunto de seguridad pública y responsabilidad profesional

Importancia crítica de un Código de Estabilidad de Laderas y Taludes para Costa Rica

Costa Rica es uno de los países con mayor complejidad geológica y geomorfológica del planeta. Está ubicado en el límite de convergencia entre las placas Cocos y Caribe, sometido a actividad tectónica constante, vulcanismo activo, procesos rápidos de erosión y meteorización en zonas tropicales, sistemas de fallas geológicas importantes y niveles extremos de precipitación asociados al cambio climático. A ello se suma una topografía dominada por pendientes abruptas y laderas inestables, junto con una expansión urbana acelerada y frecuentemente sin seguir una planificación rigurosa del uso del territorio.

Estas condiciones explican la alta recurrencia histórica de deslizamientos de gran impacto, muchos de los cuales han provocado pérdidas humanas, destrucción de viviendas, interrupción de infraestructura crítica y costos económicos significativos.

Por esta razón, un Código Integral de Estabilidad de Laderas y Taludes (CINELAT) no es un material técnico complementario ni opcional, sino una herramienta esencial de seguridad pública y prevención del riesgo.

El objetivo fundamental de un código de esta naturaleza es establecer criterios metodológicos mínimos, con bases científicas y responsabilidades profesionales claras para:

  • Prevenir desastres asociados a deslizamientos.

  • Reducir la exposición humana y económica al riesgo.

  • Guiar la toma de decisiones basadas en evidencia científica.

  • Establecer responsabilidades jurídicas claras para quienes firman estudios.

  • Respaldar los criterios técnicos de municipalidades, instituciones y desarrolladores.

Para que sea efectivo, un CINELAT debe ser necesariamente geológico–geotécnico, porque la geotecnia utiliza parámetros físicos derivados del terreno para cálculos ingenieriles, pero la interpretación correcta de esos parámetros depende totalmente del conocimiento geológico del sitio y de su comportamiento en el tiempo.

Sin comprender la estructura geológica, las discontinuidades, los planos de debilidad, el grado de meteorización, el comportamiento hidrogeológico, el historial geomorfológico y la dinámica de laderas, el análisis geotécnico pierde fundamento.

Por eso, puede afirmarse con total claridad que, sin un adecuado modelo geológico conceptual, cualquier análisis geotécnico es incompleto y puede conducir a decisiones peligrosas.

¿Qué son las laderas y los taludes, y por qué requieren estudios técnicos rigurosos?

Una ladera es una superficie inclinada del terreno, natural o intervenida por actividades humanas. En un país tropical y geológicamente activo como Costa Rica, las laderas presentan condiciones que las vuelven susceptibles a inestabilidad y deslizamientos, debido a la combinación de factores geológicos, climáticos y tectónicos. 

Gran parte de nuestros materiales geológicos se encuentran fracturados, altamente meteorizados, con contenidos significativos de arcillas expansivas, y con espesas capas de alteración, lo que disminuye su resistencia mecánica. A esto se suma un entorno con altas precipitaciones, muchas veces extremas, y una actividad sísmica constante, que incrementa las posibilidades de falla del terreno, a veces desde niveles profundos, donde los sondeos geotécnicos normales no llegan.

Estas condiciones hacen que las laderas sean espacios donde los deslizamientos pueden ocurrir de manera súbita, ya sea activados por lluvias intensas o prolongadas, o por la acción de movimientos sísmicos o, peor todavía, por la combinación de ambos factores disparadores. Por esta razón, la construcción en zonas de ladera exige un nivel de análisis técnico mayor que en zonas planas y estables.

Por su parte, los taludes son superficies inclinadas creadas por intervención humana. Pueden ser:

  • Taludes de corte, cuando se remueve material para ganar espacio o crear terrazas.

  • Taludes de relleno, cuando se deposita material para formar plataformas artificiales.

En muchos desarrollos inmobiliarios se combinan ambos tipos: se construyen terrazas en laderas, sobre las que luego se edifican viviendas, edificios u obras de infraestructura, generando al mismo tiempo cortes y rellenos laterales. Si estas intervenciones no se diseñan y ejecutan bajo criterios técnicos estrictos, pueden generar condiciones de falla progresiva, colapso o movimientos diferidos, poniendo en riesgo vidas humanas y bienes materiales.

Para garantizar la seguridad de estas obras es indispensable realizar estudios geológicos y geotécnicos rigurosos, complementados —cuando corresponda— con hidrogeología, geofísica, análisis tectónico-estructural y modelos de estabilidad. Solo así es posible determinar si un sitio es apto y estable para la construcción, especialmente cuando se trata de edificaciones pesadas o verticales destinadas a uso habitacional.

En este contexto, la creación del Código Integral de Estabilidad de Laderas y Taludes —CINELAT— debe establecer de manera obligatoria los procedimientos técnicos, metodológicos y profesionales necesarios para evaluar la estabilidad de laderas y taludes en Costa Rica. El código pretende asegurar estudios responsables, basados en ciencia y ejecutados por especialistas con formación y experiencia comprobada, de modo que se reduzca la vulnerabilidad y se proteja la vida humana y la infraestructura.

Experiencia internacional que demuestra la necesidad de la participación obligatoria del geólogo

Los países que enfrentan amenazas importantes por deslizamientos han desarrollado normativas técnicas en las que la geología no es accesoria sino parte estructural del proceso.

En Estados Unidos, específicamente en California, existen normas como la Seismic Hazard Mapping Act (1972) y la Alquist-Priolo Earthquake Fault Zoning Act (1972), que exigen la participación obligatoria de geólogos especializados en estudios de riesgo previo a la aprobación de permisos. El California Geological Survey (CGS) y el United States Geological Survey (USGS) establecen como requisito legal la elaboración de mapas de amenaza, la identificación de fallas activas, la caracterización completa del terreno y la participación interdisciplinaria antes de cualquier diseño geotécnico o estructural. Una obra que no integre geología en su modelo conceptual no puede ser aprobada.

En Japón, cuya exposición simultánea a sismos, volcanismo, lluvias intensas y tsunamis convierte el riesgo de deslizamientos en una prioridad nacional, las instituciones como el National Research Institute for Earth Science and Disaster Resilience (NIED) y la Japan Landslide Society han desarrollado normativas basadas en el principio de tolerancia cero al riesgo. En Japón es obligatorio el trabajo conjunto de geólogos, geotecnistas, geomorfólogos, hidrólogos y especialistas en riesgo. Ningún diseño se acepta sin un modelo geológico riguroso que explique la evolución del terreno y sus condiciones actuales.

En Europa, incluyendo España, los Eurocódigos 7 y 8 establecen estándares exigentes para diseño geotécnico y sísmico. Estos códigos requieren explícitamente la integración obligatoria de estudios geológicos y geotécnicos diferenciados, con responsabilidades profesionales claramente definidas. La filosofía europea se basa en la prevención y la responsabilidad jurídica plena del profesional que firma.

Estas experiencias convergen en un principio común incuestionable:

Ningún código serio de estabilidad de laderas y taludes se desarrolla, se aplica, ni se valida sin participación obligatoria de geólogos.

La seguridad estructural empieza con un modelo conceptual del terreno científicamente fundamentado.

El Código Geotécnico de Taludes y Laderas de Costa Rica (2015): aportes, limitaciones y necesidad de revisión técnica y normativa

El Código Geotécnico de Taludes y Laderas aprobado en el año 2015 por el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos de Costa Rica (CFIA) constituyó en su momento un avance importante, al establecer un marco de referencia para la evaluación de estabilidad de taludes y laderas en un país con alta sismicidad, precipitaciones extremas y compleja geodinámica. Su existencia representa un esfuerzo institucional necesario y valioso.

Sin embargo, tras diez años de aplicación, y a la luz de la experiencia acumulada en el territorio nacional, desde una perspectiva estrictamente técnica se identifican vacíos y limitaciones que justifican y urgen una revisión integral del Código. El aspecto más relevante es el tratamiento del rol de la geología y del geólogo en la construcción del modelo conceptual del terreno, elemento esencial para que cualquier análisis geotécnico sea confiable y seguro.

Tal como está estructurado actualmente, el Código puede permitir interpretaciones que conduzcan a escenarios donde:

  • La participación del geólogo no sea obligatoria ni sistemática en el proceso de evaluación de estabilidad de taludes.

  • El análisis geotécnico se realice a partir de información incompleta, insuficiente o inadecuadamente caracterizada desde el punto de vista geológico, geomorfológico o hidrogeológico.

  • El aporte técnico del geólogo no tenga efecto vinculante sobre las decisiones de diseño, construcción o aprobación.

Como hemos indicado, en países con condiciones similares a Costa Rica –como Japón, Suiza, Estados Unidos o Colombia– la legislación en materia de estabilidad de laderas exige la participación obligatoria de geólogos en etapas iniciales de diagnóstico y modelación conceptual, reconociendo que la estabilidad de taludes depende tanto de los parámetros mecánicos del suelo como de la estructura geológica, la meteorización, las discontinuidades y el comportamiento hidrogeológico. La práctica internacional respalda, por tanto, el planteamiento de fortalecer la normativa costarricense en esta línea.

Desde el punto de vista jurídico, la necesidad de actualización del Código encuentra fundamento en los principios rectores de la legislación costarricense: el principio precautorio, el principio de prevención, la protección de la vida humana, la seguridad pública, la tutela del ambiente y el patrimonio natural, establecidos en la Ley Orgánica del Ambiente, la Ley de Planificación Urbana, la Ley Nacional de Emergencias y la normativa sobre gestión del riesgo de desastres (por ejemplo el Marco Sendai de la ONU); así como la misma Constitución Política de nuestro país. Un instrumento técnico que regula la estabilidad de taludes debe garantizar que su aplicación sea compatible con dichos principios y con el deber profesional de diligencia.

Sobre las obras desarrolladas bajo el Código vigente

Hay proyectos de infraestructura y desarrollos inmobiliarios han sido evaluados haciendo referencia al Código de 2015. Se aclara que, en este documento no se afirma ni se sugiere que las obras construidas bajo dicho marco normativo sean inseguras o incumplan estándares. Cualquier afirmación de esa naturaleza requeriría estudios específicos, con datos concretos y responsabilidades claramente definidas.

Lo que se plantea es que, en un país con la dinámica natural y el incremento reciente de eventos extremos ligados al cambio climático, resulta técnica y jurídicamente prudente promover:

  • Auditorías técnicas (geológico – geotécnicas) periódicas de taludes y laderas en obras ubicadas en zonas de amenaza alta o muy alta por deslizamientos.

  • Evaluaciones de desempeño geotécnico y geológico post-construcción, especialmente en rellenos fuertes, taludes artificiales o zonas de antecedentes de inestabilidad, incluyendo la presencia de fallas geológicas activas y laderas de alta pendiente.

  • Procesos de retroalimentación institucional que permitan mejorar el propio Código, ajustándolo a la evidencia empírica y a la evolución científica y regulatoria internacional.

Este planteamiento se enmarca en el deber profesional y ético de velar por la seguridad humana, la protección ambiental y el cumplimiento del marco jurídico vigente. Lejos de buscar responsables, se orienta a fortalecer un instrumento normativo que, con los ajustes adecuados, puede convertirse en una herramienta más robusta para la gestión del riesgo y la planificación segura del territorio.

El llamado no es a cuestionar la existencia del Código vigente, sino a reconocer sus aportes, identificar sus limitaciones y promover su actualización técnica y normativa. Esa revisión permitiría avanzar hacia un Código Integral de Estabilidad de Laderas y Taludes, alineado con principios legales, mejores prácticas internacionales y las necesidades reales del territorio costarricense.

El papel insustituible de la geología y el marco legal que la respalda

La minimización del rol del geólogo dentro del código vigente contradice la Ley Orgánica del Colegio de Geólogos de Costa Rica, su Reglamento y su Código de Ética, los cuales establecen que:

  • La geotecnia y la gestión del riesgo son funciones formales del geólogo (Artículo 13 del Reglamento del Colegio de Geólogos).

  • El geólogo tiene la obligación ética y legal de proteger la vida humana, los bienes materiales y el ambiente.

  • La responsabilidad profesional es indelegable: quien firma responde ante la ley por las consecuencias de su firma.

Además, debe aclararse que:

Los estudios geotécnicos NO sustituyen los estudios de ordenamiento ambiental y territorial. Son complementarios y cumplen funciones distintas:

  • Los estudios de ordenamiento territorial definen dónde es viable construir.

  • Los estudios geológico–geotécnicos definen cómo construir con seguridad en un sitio específico.

Confundir estos roles ha producido decisiones técnicas riesgosas en Costa Rica y es causa directa de obras ubicadas en áreas de amenaza alta, con consecuencias potencialmente graves.

Llamado urgente a una reforma institucional responsable

Con base en la evidencia científica, la práctica internacional y la legislación nacional vigente, es indispensable la conformación inmediata de un Comité Técnico Intercolegial entre el Colegio de Geólogos de Costa Rica y el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, particularmente la ACG con el objetivo de:

  • Reelaborar completamente el Código Geológico–Geotécnico de Estabilidad de Taludes.

  • Establecer la participación obligatoria del geólogo y del geotecnista como equipo profesional integrado.

  • Incorporar criterios geodinámicos, geomorfológicos e hidrogeológicos con enfoque multiamenaza.

  • Basar la normativa en estándares internacionales como los utilizados en California, Japón y la Unión Europea.

  • Evaluar el estado de construcciones realizadas bajo el código actual sin participación geológica adecuada y determinar si cumplen condiciones reales de resiliencia y seguridad.

Mientras se desarrolla un nuevo código, la medida mínima responsable es que la aplicación del código vigente solo sea considerada válida cuando exista participación real, documentada y técnicamente responsable de geólogos especialistas. Este aspecto debería ser verificado por la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) como parte del proceso de evaluación de impacto ambiental, por la Municipalidad correspondiente de previo a otorgar el permiso de construcción y por el mismo CFIA al tramitar los permisos respecto a los diseños de las obras. Además, los entes financieros de los proyectos inmobiliarios deberían revisar rigurosamente estos requisitos de previo a la aprobación de un proyecto y, finalmente, las entidades aseguradoras deben verificar el estricto cumplimiento de ese requisito de previo a establecer un seguro contra desastres.

Permitir que continúe aplicándose un código incompleto sin participación obligatoria del geólogo es peligroso, técnica y legalmente.

Conclusión

Costa Rica no puede permitirse normas débiles en temas donde están en juego vidas humanas, infraestructura crítica y patrimonio económico. Tampoco puede permitirse que la normativa técnica sea inferior a los estándares científicos y éticos exigidos internacionalmente.

La ingeniería y la geología son disciplinas complementarias y hermanas. Cuando trabajan aisladas, fallan. Cuando trabajan juntas, previenen tragedias y aseguran un futuro seguro y resiliente.

Este no es un debate gremial ni un conflicto profesional. Este es un asunto de responsabilidad ética, científica y legal ante el país.

Hacer lo correcto exige reformar el Código Geotécnico de Estabilidad de Laderas y Taludes con rigor, con ciencia y con responsabilidad profesional. La vida humana no admite improvisaciones.

Referencias utilizadas

  • California Geological Survey (CGS), Seismic Hazard Mapping Act (1972)

  • Alquist-Priolo Earthquake Fault Zoning Act (1972)

  • United States Geological Survey (USGS), Landslide Hazard Program

  • Eurocode 7: Geotechnical Design (EN 1997)

  • Eurocode 8: Design of structures for earthquake resistance (EN 1998)

  • National Research Institute for Earth Science and Disaster Resilience (NIED), Japón

  • Japan Landslide Society

  • Código Geotécnico de Taludes y Laderas, CFIA (2015)

  • Ley Orgánica, Reglamento y Código de Ética del Colegio de Geólogos de Costa Rica.

Fuente de la imagen: Astorga et al. (2025): Atlas de mapas ambientales de la Gran Área Metropolitana de Costa Rica. Actualización de la variable ambiental del Plan GAM. Expediente EAE – 014- 2008 SETENA.

(*) El autor es Licenciado en Geología de la Universidad de Costa Rica. Catedrático de Sedimentología y Geología Ambiental de dicha universidad hasta 2019. Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Stuttgart, Alemania. Especialista en Evaluación de Impacto Ambiental, Evaluación Ambiental Estratégica, Ordenamiento y Planificación Ambiental del Territorio, Hidrogeología Ambiental y Gestión Preventiva del Riesgo ante amenazas naturales (GeoRiesgos y efectos del Cambio Climático) / a.astorga.g@gmail.com.

Costa Rica frente al espejo de Suiza: la planificación que marca la diferencia

“Porque el futuro de Costa Rica depende de elegir a quienes planifican con visión y compromiso”

Introducción

Costa Rica y Suiza son dos países que, aunque ubicados en contextos geográficos y culturales muy distintos, presentan características que justifican una comparación profunda. Ambos son territorios pequeños, sin ejército (en el caso de Costa Rica) o con una milicia limitada (como Suiza), con democracias consolidadas, una alta valoración de la educación y una identidad nacional fuerte. 

Sin embargo, los resultados en términos de desarrollo, planificación y bienestar social difieren notablemente. Analizar estos contrastes permite comprender cómo la planificación estratégica, la gobernanza participativa y el uso racional del territorio pueden marcar la diferencia en el camino hacia un modelo de desarrollo verdaderamente sustentable y equitativo.

Similitudes

Ambos países poseen una extensión territorial pequeña —Costa Rica con 51.100 km², y Suiza con 41.285 km²— y poblaciones relativamente reducidas. En la imagen que acompaña este artículo hemos procurado mantener la misma escala para mostrar visualmente la proporción entre ambos territorios. Comparten estabilidad política, una sólida institucionalidad democrática, y el haber renunciado a la existencia de un ejército convencional, orientando sus recursos hacia la educación, la salud y la investigación. Además, ambos se destacan por su compromiso ambiental, aunque en contextos geográficos y socioeconómicos muy distintos.

Diferencias

Las diferencias más relevantes surgen en el modo en que cada país gestiona su territorio, estructura su economía y promueve la participación ciudadana en la toma de decisiones. Suiza, a pesar de no contar con grandes recursos naturales, ha desarrollado una economía altamente sofisticada, basada en la industria de precisión, la banca, la innovación tecnológica y un turismo de alto nivel. Su PIB per cápita supera los 103.669 USD, mientras que el de Costa Rica ronda los 18.587 USD (datos de 2024).

El sistema de gobierno suizo se caracteriza por una gobernanza profundamente participativa. A través de mecanismos como la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE, instrumento que permite evaluar el impacto ambiental y social de políticas y planes antes de su implementación), los distintos sectores sociales discuten y consensuan las estrategias nacionales de desarrollo antes de su aprobación. Esto garantiza que las decisiones estratégicas sean el resultado de procesos deliberativos amplios, equilibrados y sostenibles. En contraste, Costa Rica carece de un sistema estructurado de EAE, lo que limita la integración de criterios ambientales y sociales en la planificación estratégica y territorial.

Comparación general

ASPECTO COSTA RICA SUIZA
Extensión territorial 51.100 km² 41.285 km²
Población (2025) 5,13 millones de personas 9,03 millones de personas
PIB per cápita (2024) ≈ 18 587 USD ≈ 103 669 USD
Ejército No tiene Milicia (neutralidad histórica)
Educación Gratuita y de cobertura nacional Altamente competitiva, técnica y descentralizada
Acceso a la salud Sistema público universal con limitaciones en tiempos de atención Cobertura total combinando sistema público y privado de alta calidad
Turismo (visitantes anuales) ≈ 2,6 millones de turistas (2024) ≈ 21,5 millones de turistas (2024)
Principales productos Café, banano, piña, servicios turísticos y tecnológicos Maquinaria de precisión, farmacéutica, oro, relojería, chocolates y turismo alpino
Planificación territorial Fragmentada, con débil integración entre niveles institucionales Altamente estructurada, basada en equilibrio regional y sostenibilidad
Planificación estratégica Escasa articulación entre desarrollo económico y ordenamiento territorial Integrada mediante mecanismos de consenso y evaluación ambiental estratégica
Modelo económico Basado en servicios, agricultura tropical y turismo Basado en industria, banca, innovación y turismo de alto valor
Gobernanza Participación limitada en procesos decisorios estratégicos Democracia directa y mecanismos participativos consolidados

Ventajas comparativas de Costa Rica

A diferencia de Suiza, Costa Rica posee una ubicación tropical privilegiada con una de las mayores biodiversidades del planeta y una enorme capacidad de regeneración ecológica. Ello le otorga ventajas comparativas y competitivas en materia de turismo, producción alimentaria sostenible y mitigación del cambio climático.

El país posee el potencial para consolidarse como un destino clave de turismo ecológico y de acogida para migrantes climáticos, ofreciendo experiencias basadas en la naturaleza, la cultura y la educación ambiental. Además, sus extensas áreas marinas pueden aprovecharse de forma sostenible para la producción alimentaria basada en la biodiversidad oceánica, contribuyendo a la seguridad alimentaria global.

En el ámbito terrestre, Costa Rica puede liderar la producción agrícola y ganadera regenerativa, con sistemas que no solo reducen emisiones, sino que capturan carbono, generando alimentos carbono-positivos y de alta calidad. Esto abriría nuevas oportunidades económicas, alineadas con los objetivos estratégicos que establece el SISTEMA SALVETERRA y con un modelo de desarrollo sustentable y justo.

En el ámbito marino, Costa Rica tiene un territorio de 572.000 km² de mares tropicales con alta productividad oceánica, con alto potencial para la producción sostenible de productos marinos y la acuacultura marina de gran escala.

Para reflexionar

Cuando nos preguntamos por qué existe una diferencia tan grande entre el desarrollo de ambos países, si, como hemos visto, Costa Rica tiene un mayor potencial en recursos naturales y territorio (especialmente marino) que Suiza, la respuesta se encuentra en varios factores.

En primer lugar, destaca el tema del ordenamiento y la planificación territorial y estratégica. En Costa Rica, la planificación aún es incipiente, mientras que Suiza sustenta su desarrollo precisamente en ello. En Costa Rica seguimos haciendo “desarrollo urbano” con una ley de hace 60 años y no hacemos verdadero ordenamiento territorial.

En segundo lugar, se encuentra la gobernanza. En Suiza, la población, desde la escala local hasta la nacional, se involucra y participa activamente en la toma de decisiones estratégicas. Esto es fundamental, ya que en Suiza el rumbo del país lo define directamente el pueblo, no los políticos. En Costa Rica ocurre lo contrario: los políticos definen el rumbo en ciclos políticos de muy corto plazo —cuatro años—, sin un sólido fundamento de planificación estratégica y con la ciudadanía como espectadora pasiva, y muchas veces víctima, de las malas decisiones que pueden tomarse.

La corrupción también puede considerarse una de las causas estructurales del atraso de Costa Rica respecto a Suiza. Sin embargo, este factor puede resolverse avanzando hacia un sistema de gobernanza más participativo, para lo cual Costa Rica posee una gran ventaja respecto a otros países de América Latina: su nivel de educación y salud.

Como podemos ver, Costa Rica tiene el potencial y la capacidad de avanzar hacia un modelo de desarrollo verdaderamente sustentable, como el de Suiza. Para ello debe realizar algunos ajustes estratégicos que son posibles de ejecutar: el fortalecimiento del Ordenamiento Ambiental del Territorio, la planificación territorial y estratégica de mediano y largo plazo, y la implementación efectiva de la Evaluación Ambiental Estratégica de políticas, planes y programas en todas las escalas, desde la local a la nacional. Además, se requiere una gestión más intensa de los mares de Costa Rica, no como fuente de pago de licencias de pesca para flotas extranjeras, sino como base del desarrollo marino nacional. Tres pasos clave, pero fundamentales.

Cabe aclarar que estas acciones son perfectamente posibles de realizar y ejecutar. Solo se requiere de la correcta visión y la voluntad política correspondiente. No es necesario poner la esperanza del desarrollo del país, en la eventual explotación de los recursos mineros del país (oro, principalmente, como el de Crucitas) o de los especulativos recursos petroleros o de gas natural que ni si quiera se ha demostrado que existen. Debemos utilizar los recursos naturales que de verdad tenemos y que nos hacen una verdadera potencia.

Conclusiones

La experiencia suiza demuestra que el desarrollo sustentable no depende únicamente de los recursos naturales, sino de la disciplina institucional, la planificación integral y la participación ciudadana informada. Costa Rica posee los elementos esenciales para dar un salto cualitativo y estructural hacia un modelo de desarrollo estratégico y territorialmente equilibrado, si logra integrar la Evaluación Ambiental Estratégica y fortalecer la gobernanza participativa.

El SISTEMA SALVETERRA® (ver www.salveterra.info) ofrece una base metodológica para esa transformación: una planificación territorial detallada, una visión de largo plazo y la integración de la ciencia con la participación ciudadana, orientadas a garantizar el progreso humano sustentable y la restauración del equilibrio de la Ecosfera terrestre.

Con elecciones próximas para elegir a un nuevo presidente y a un nuevo congreso, se hace necesario reflexionar sobre las propuestas y sobre cuáles candidatos presentan una visión clara y proponen, con seriedad y compromiso, el modelo de desarrollo que debe seguir Costa Rica en las próximas décadas. La decisión final —y el futuro del país— están en el voto de cada costarricense.

Fuente de la imagen de Costa Rica: MINAE (2020): Día Internacional de los Océanos. Somos más grandes de lo que pensamos.

Fuente del mapa de Suiza: Alamy: “Switzerland map relief hi-res stock protography and images” 

(*) Licenciado en Geología, Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Stuttgart, Alemania. Catedrático de Geología Sedimentaria y Ambiental. Especialista en Evaluación Ambiental, Ordenamiento Ambiental del Territorio, Planificación Territorial y Gestión preventiva del Riesgo. CEO del Sistema SALVETERRA®

El Cuaternario y el cambio climático: lecciones y tendencias Agosto 3, 2024 4:41 am

Los efectos del cambio climático son cada vez más notables. Las anomalías del tiempo y del clima se notan cada vez más, independientemente de los biozonas terrestres o marinas en que nos encontremos.  Cada año, en las latitudes altas, el verano es más caluroso y el invierno más frío, mientras que la primavera y el otoño son diferentes, pues se parecen más al verano o al invierno.

En el trópico las lluvias intensas se alternan con sequías que provocan cambios en los ecosistemas y adaptaciones rápidas de algunas especies cuya presencia o ausencia en ciertos biotopos alteran el equilibrio y afectan las mismas actividades humanas.

Todos notamos que se están suscitando cambios cada vez más rápidos y, en el fondo, una preocupación latente por el futuro nos empieza a generar angustia. En su mayoría, ante la impotencia de hacer algo, esa situación nos lleva a mirar hacia otro lado y tratar de pasar el rato, con la mente en otra cosa.

Ante esta situación, resulta relevante ver nuestra historia pasada usando el Principio del Actualismo en Geología en un sentido bidireccional, es decir, que la comprensión de los fenómenos del pasado, nos puede dar una luz sobre la situación actual y la tendencia hacia donde nos dirigimos.

Desde esta perspectiva, resulta relevante comprender lo que sucedió en el Cuaternario en materia de cambio climático, con particular énfasis en el Holoceno, el periodo geológico donde nuestra civilización humana surgió.

Cuaternario: representa la última división temporal del Cenozoico que es la última era que se inició hace 66,5 millones de años, cuando la vida en el planeta cambió a causa de la caída de un meteorito que provocó una gran extensión masiva de especies, incluyendo a los dinosaurios.

El Cuaternario se inició hace 2,58 millones de años y se extiende hasta la actualidad, incluyendo el inicio de la historia de la civilización humana. Es el periodo geológico más estudiado y mejor conocido. Durante este periodo surgió el Homo sapiens en el planeta.

Se divide en dos épocas: el Pleistoceno y el Holoceno. Este último empezó hace 11.700 años. Algunos han sugerido que un periodo nuevo, denominado como Antropoceno que comienza por allí del año 1.800 DC con el inicio de la actividad industrial y un rápido crecimiento de la población humana en el planeta, haciendo que su incidencia afectara de forma significativa toda la Ecosfera terrestre, en particular, durante los últimos 50 años.

La configuración de los continentes y los océanos varió relativamente poco durante el Cuaternario, respecto a la configuración actual. Sin embargo, las mayores variaciones se dieron con el ascenso y descenso del nivel del mar originados por los periodos glaciares e interglaciares.

Debido a estas variaciones del nivel del mar, desaparecían bajo la superficie del agua diversas plataformas continentales, como son el estrecho de Bering, la unión de las islas de Indonesia, Nueva Guinea, Japón y Taiwán, la unión de Australia con Nueva Zelanda y Tasmania, o la transformación, al bajar el nivel del mar, del Mar Negro y Mar Báltico en lagos de agua dulce.

En nuestro país, durante los periodos glaciares, el Golfo de Nicoya era una extensa llanura por la que discurría el río Tempisque. Los pocos cerros que se presentaban en esa llanura arbolada, por donde deambulaban mamuts, correspondían con lo que hoy son las islas del Golfo de Nicoya. La barra de Puntarenas no existía, ni tampoco el estero. El río Barranca atravesaba la llanura hasta desembocar en río Tempisque.

Las playas de Guanacaste y del Pacífico Central no se encontraban dónde están hoy, sino que en su lugar se presentaban llanuras costeras que se extendían hacia el mar, más allá del horizonte donde se encontraban otras playas arenosas diferentes a las actuales.

El Golfo Dulce también era una llanura costera donde se desarrollaba una exuberante selva tropical continuación de la zona boscosa de lo que hoy es el parque de Corcovado. En su parte central, en medio de la selva tropical se presentaba un lago profundo originado por la actividad tectónica de esa zona del sur del país.

Clima del Cuaternario: durante el Cuaternario el clima estuvo contralado por el desarrollo de periodos fríos con el desarrollo de glaciares y periodo calientes, llamados interglaciares o interglaciáricos.

Las investigaciones científicas realizadas con perforaciones profundas realizadas en el hielo de regiones muy frías, así como de microfósiles de los sedimentos marinos, indican que las temperaturas variaban entre 4 a 5°C por debajo de la actual en las aguas oceánicas superficiales (periodos glaciares), y otras 1 a 2 °C por encima de las temperaturas modernas (periodos interglaciares).

Durante los episodios más fríos existieron grandes capas de hielo de un espesor de al menos 4 km en EuropaAmérica del Norte y Siberia. Los intervalos más cortos y cálidos entre glaciaciones se llaman interglaciares.

En Costa Rica hay pruebas del desarrollo de capas de nieve y hielo en las cumbres de los volcanes (por ejemplo, el Irazú y el Turrialba) y de los principales picos de la Cordillera de Talamanca.

En general, el Cuaternario se ha registrado como un período de fluctuaciones en el nivel del hielo en las regiones polares, en ciclos más o menos estables que oscilaban los 100.000 años.  Según esta teoría, se estiman en alrededor de 80 glaciaciones de diverso tamaño a lo largo del Cuaternario, generando períodos glaciares o “eras del hielo” en las que el hielo se expandía, los mares descendían y el clima global se enfriaba. En los períodos interglaciares, el frío mermaba, el calor aumentaba y los hielos retrocedían, liberando agua a los océanos.

Sin embargo, se han identificado cuatro grandes periodos  glaciales con sus correspondientes interglaciares: Glaciación de Würm o WisconsinGlaciación de RissGlaciación de Mindel y Glaciación Günz.  Estos grandes periodos glaciales han labrado las diversas terrazas fluviales que observamos en muchos lugares de Costa Rica.

En todos los casos, las causas de esas fluctuaciones climáticas (glaciares e interglaciares) fueron naturales y se vinculan a las particularidades de la órbita del planeta Tierra, que tienen ciclos de cerca de 100.000 años y que se denominan como ciclos de Milankovic. También pueden jugar un papel catalizador de estos procesos otras causas naturales como la composición de la atmósfera que se puede alterar por actividad volcánica muy intensa, la tectónica de placas y las corrientes marinas.

Holoceno: este periodo geológico comenzó al terminar la última gran glaciación. Las grandes capas de hielo de la última glaciación han estado desapareciendo.  Todavía existen remanentes de esos glaciares, que ahora ocupan el 10% de la superficie terrestre, en Groenlandia, la Antártida y varias regiones montañosas.

Durante todo este periodo el clima fue estable en casi todo el planeta. Esto permitió el desarrollo de la civilización humana en diversos lugares: Asia (China y la India), Oriente Medio, Norte de África y Mesoamérica. Sobretodo por el hecho de que un clima establece permitió el desarrollo de la agricultura y la producción de alimentos para una humanidad que dejó de ser nómada, se asentó y empezó a construir ciudades, así como la religión, las artes y la cultura y, bueno, también la guerra y más tarde, las ciencias.

Hasta el año 1.800 DC y, particularmente, a partir del año 1.850 DC la causa natural del retroceso de los glaciares tuvo una causa adicional que fue el calentamiento del sistema climático por causas humanas.

Las curvas de variación de la temperatura, el contenido de dióxido de carbono y del polvo en la atmósfera del planeta se han incrementado anómalamente, en lo referente a la tasa de cambio, durante ese periodo. Así, el “efecto humano” ha servido como un catalizador, acelerando los procesos naturales de fluctuaciones climáticas de, al menos, el Cuaternario.

Este efecto catalizador en el incremento de la temperatura de la atmósfera tiene relación directa con el quemado de combustibles fósiles (carbón mineral, petróleo y gas natural) que ha hecho la humanidad, en particular durante los últimos 50 años. Pero también, se vinculan a eso los grandes y desordenados cambios en el uso del suelo de todo el planeta, eliminando bosques para cambiarlos por sitios de cultivo o de ganadería, zonas urbanas e industriales o sitios de explotación de recursos naturales.

Así, además de un calentamiento rápido de la atmósfera del planeta, la humanidad ha provocado pérdida de biodiversidad y de la biomasa de los biomas terrestres y marinos, así como contaminación y degradación del suelo y de las aguas superficiales y subterráneas. De esta manera, el Antropoceno se resume como el efecto acumulativo de todo este accionar en el que la humanidad se ha vuelto un agente activo de cambios negativos en el equilibrio de la Ecosfera terrestre.

Tendencias: la revisión de lo sucedido en el pasado, durante el Cuaternario, nos sirve de base para identificar los cambios que se pueden dar en el futuro próximo. Así, en el pasado, zonas de selvas fueron sustituidas gradualmente por zonas de sabanas y en algunos casos a desiertos completos. Por su parte, zonas templadas y frías, dieron paso a zonas de bosques. Son cambios que obedecen a ese ciclo natural de enfriamientos y calentamientos de la atmósfera de nuestro planeta y que, parecen haber sido la constante, no solo en el Cuaternario sino más atrás en el tiempo geológico.

No obstante, por primera vez, a los fenómenos naturales de cambio se ha agregado la acción humana que, también, por primera vez, durante cientos de miles de años, tiene la capacidad de generar cambios que de verdad han incidido e inciden en equilibrio de la Ecosfera terrestre.

Para la ciencia, todavía no es posible predecir, con exactitud, las variaciones que se van a dar como consecuencia del Cambio Climático y de los otros límites planetarios que hemos alterado; ni tampoco la velocidad con que van a suceder.

Lo que sí es posible señalar es que serán cambios como lo que se han observado en el pasado, con la particularidad que, dado el efecto catalizador de las acciones humanas, van a ser más rápidos, incluso perceptibles a lo largo de una vida humana, algo que llama mucho la atención, pues en la naturaleza, por lo general, los cambios ocurren a lo largo de los tiempos geológicos que son mucho más largos que una vida humana.

Así, nuestras actuales generaciones humanas nos enfrentamos a tiempos de desconocidos y muy rápidos cambios en el ambiente de nuestro planeta. Cambios que representan un enorme desafío y que tendremos que enfrentar de la forma más resiliente posible.

La única buena noticia en medio de todo esto, es que, al haber sido, la misma humanidad el elemento catalizador, también puede y tiene que servir de agente de frenado y de corrección. Algo que todavía, lamentablemente, no hemos comprendido en su verdadera dimensión, pues si existen soluciones, pero cada vez, menos tiempo para aplicarlas. Nosotros mismos, como humanidad, estamos labrando un futuro muy difícil, donde nuestro planeta nos va a parecer, salvo algunas excepciones, cada vez más agreste e inhospitalario.

El autor de Geólogo Ambiental y Doctor en Ciencias Naturales. Especialista en evaluación ambiental, ordenamiento y planificación del territorio, gestión preventiva del riesgo ante las amenazas naturales (GeoRiesgos y efectos del Cambio Climático)

Un solo planeta Tierra, una sola acción global (¿hasta cuándo?)

Julio 7, 2024 4:02 am

El pasado 17 de junio del 2024, la Unión Europea (UE) aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza. Forma parte de las iniciativas del denominado Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo es alcanzar (para la UE) la neutralidad climática con meta del 2050. Aunque no negamos que este avance de la UE es muy importante en la lucha por recuperar el equilibrio de la Ecosfera Terrestre, no queda de otra que ubicarnos en la perspectiva global y señalar que, pese a lo relevante de acto, no es suficiente para el gran reto que debemos enfrentar como habitantes del planeta Tierra. Es vital ubicar cada acción en perspectiva y visión global, para no caer en el autoengaño de que “ya todo se está solucionando”, cuando la verdad, es que no es así.

Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE: su aprobación enfrentó varios obstáculos, particularmente por las alegaciones del sector agrícola europeo que hace algunos meses sacaron sus tractores a las calles de las grandes capitales de Europa. Reclamaban por los precios de los insumos y las fuertes regulaciones para el uso de agroquímicos. Por eso, la propuesta original de la ley tuvo que ser modificada, para incluir “ciertas salvaguardas” para el sector agrícola.

La Ley pretende recuperar los ecosistemas de la UE, en especial, los que tienen mayor potencial como sumideros de carbono (bosques, humedales, praderas de montaña y estuarios). Su meta para el 2030, es que la restauración ecológica cubra al menos el 20 % de las superficies continentales y marítimas de la UE.

De acuerdo con la Nacional Geographic – España, “la ley establece objetivos específicos, que deberán ser alcanzados en marcos temporales definidos, para la restauración de hábitats protegidos y de especies protegidas, hábitats marinos, ecosistemas urbanos, conectividad de los ríos y de las funciones naturales de sus llanuras de inundación, polinizadores, agroecosistemas y ecosistemas forestales (artículos 4 a 10, respectivamente)”. Se citan como principales beneficios:

• Se podrán adaptar los bosques al nuevo escenario climático y reducir su riesgo de incendio.
• Se recuperarán pastizales que, tras el despoblamiento rural, se están matorralizando.
• Se incrementarán las poblaciones de polinizadores, esenciales para la producción agrícola.
• Se restaurarán humedales que filtrarán el agua contaminada por los fertilizantes y los purines.
• En las ciudades se creará infraestructura verde para reducir la contaminación atmosférica, suavizar el clima y favorecer la salud de las personas.

Urgente necesidad de visión global: si el resto del mundo tuviera iniciativas como la de la UE respecto a la Restauración de la Naturaleza, todo sería diferente. Desafortunadamente no es así, en términos de territorio, la UE cubre el 6,8 % de las tierras emergidas del planeta. Y en población representa el 5,6 % de la población de todo el planeta.

Visto así, la iniciativa de la UE, a pesar del enorme esfuerzo que representa, resulta más simbólica que significativa cuando se observa con visión planetaria.

Como hemos señalado en artículos previos (ver: www.allan-astorga.com) la Ecosfera terrestre es una sola, supera límites políticos, geográficos o climáticos. Es una misma y uniforme capa de vida que recubre la superficie del planeta Tierra desde hace más de 3.500 millones de años.

Por eso, una iniciativa como la Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE, para aplicarse en Europa, aunque positiva, no es en absoluto suficiente. Si la misma se realizara en un contexto de una Acción Global que cubriera todo el planeta, tendría mucho más sentido y posibilidades de éxito.

La lógica simple nos indica que los objetivos propuestos por la UE, como una unidad, al cubrir solo una pequeña parte de la Ecosfera terrestre, son casi imposibles de lograr, si el resto del planeta sigue en franco deterioro y desequilibrio ambiental. La UE no es un satélite, ni está en una burbuja que la aísla del resto del planeta Tierra.

La crítica aquí tiene que ver con la miopía con que actúan el resto de las regiones del planeta (llámense los países que integran los Grupos Regionales de Negociación dentro del Sistema de las Naciones Unidas), ante la emergencia planetaria principalmente ocasionada por el Cambio Climático, la cual es transversal pues afecta todos los demás ecosistemas existentes y sin duda, representa una catástrofe ambiental.

Visto así, el resto de las regiones del mundo, incluyendo la nuestra, adoptan una visión egoísta e hipócrita y hasta cierto punto ignorante de la realidad, ya que varias de estas regiones, al igual que la sociedad europea, tiene patrones de consumo muy altos, con los que contribuyen enormemente a la depredación de la naturaleza del resto del planeta.

Sin embargo, la U.E. con su Ley de Restauración de la Naturaleza, pretende palear y corregir los daños ocasionados por esos patrones de consumo de sus sistemas productivos y humanos en pos de ofrecer un ambiente más sano a sus sociedades. Esfuerzo y actitud, que como desde el inicio indiqué, será solo puntual, si no es acompañado por esa visión global que debe incluir al resto de las regiones del planeta.

El verdadero esfuerzo de la UE debería ser impulsar en el marco de la Naciones Unidas y, en particular, del Consejo de Seguridad, la adopción de urgentes y globales medidas de restauración de la naturaleza. Dentro de esta acción planetaria, si resulta valedero su esfuerzo individual.

Estado de salud de la Ecosfera Terrestre: nuestro planeta sigue enfermo, en clara condición de desequilibrio y en franco proceso de deterioro. Los límites planetarios principales siguen acercándose hacia las zonas más críticas de peligro y camino a los puntos de no retorno. Esa es la realidad, pese a que algunos prefieran seguir diciendo que con recoger la basura y reciclarla, o ahorrar agua y energía ya estamos salvando el planeta. Eso no es cierto y tenemos que ser objetivos. Tenemos que hacer mucho, pero mucho más.

El contenido de CO2 en la atmósfera del planeta para este 2024 ya alcanza los 423.6 partes por millón (ppm) (https://es.statista.com/estadisticas/1269928/concentracion-atmosferica-global-de-dioxido-de-carbono/). En 1959, cuando comenzaron las mediciones y la población mundial rondaba los 3 mil millones de personas, el valor era de 315,98 ppm. Su incremento ha sido muy rápido, así como sus efectos en la atmósfera. Cada vez estamos más cerca de alcanzar los 1,5° grados por encima de la temperatura de año 1.800. Ahora se estima que será antes del año 2030. Todos percibimos, de una u otra forma, que las condiciones climáticas están cambiando muy rápidamente, nos movemos entre extremos.

Para el momento en que se escribe este artículo (22. junio.2024), a nivel global, la deforestación acumulada durante este año alcanza las 2.472.039 hectáreas, la tierra perdida por erosión anual de suelos es aproximada a las 3.328.041 hectáreas, el territorio afectado por desertificación ronda las 5.704.161 hectáreas, las emisiones de CO2 liberadas a la atmósfera este año son de aproximadamente 17.425.385 toneladas y la cantidad de químicos librados al ambiente es de 4.654.795 toneladas. Mientras tanto, la población mundial a esta fecha es de 8,117,373.153 habitantes. Como puede observarse, estamos muy lejos de estar incidiendo en la realización de cambios positivos para la Ecosfera terrestre.

La biomasa del planeta está descendiendo muy aceleradamente, tanto a nivel continental como oceánico. Entre 1970 y 2018, las poblaciones de casi 32.000 mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces presentaron una disminución del 69 % a nivel mundial. El panorama para América Latina, según el Informe Planeta Vivo publicado en 2022 por WWF, es más preocupante, pues la reducción durante el mismo periodo fue del 94 %(https://www.elespectador.com/ambiente/ruta-a-la-cop16). Estamos sumergidos dentro de una nueva gran extinción masiva de especies y nosotros, la humanidad, somos los principales responsables. Por eso ya no podemos seguir hablando con suavidad y diplomacia, se requiere mucho mayor firmeza y vehemencia.

Insistencia en acciones globales y estratégicas: en publicaciones previas hemos hecho propuestas concretas para la toma de acciones globales. Hemos insistido que la naturaleza nos brinda la solución: requerimos restaurar, al menos, 250 millones de hectáreas de ecosistemas y bosques tropicales. Esto es vital para ralentizar al incremento de CO2 en la atmósfera. Impulsar la agricultura y ganadería regenerativa. Ordenar y planificar los territorios de todos los gobiernos locales del mundo, bajo un sistema estandarizado de uso sostenible y de recuperación de los ecosistemas con visión global y planetaria. Tenemos la herramienta para hacerlo simultáneamente de forma global.

Hemos hecho las estimaciones de costo: se requieren 800 mil millones dólares por año que es equivalente al presupuesto militar de USA. Hemos planteado que esos recursos se pueden obtener si se le establece un impuesto ambiental global de $ 20 a cada barril de petróleo que se extraiga del planeta. Las reservas de hidrocarburos restantes, pueden y deben financiar la restauración de la Ecosfera terrestre desde ahora hasta que se agoten.

Las soluciones existen, lo que requerimos es de una visión global efectiva, un compromiso político mundial y no tanta burocracia ambiental que afecta a nuestros estados y a organizaciones clave como la ONU. Requerimos de cambios urgentes y prontos.

Allan Astorga

(*) El autor es Licenciado en Geología de la Universidad de Costa Rica. Excatedrático de Sedimentología y Geología Ambiental de dicha universidad. Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Stuttgart, Alemania. Especialista en Evaluación de Impacto Ambiental, Evaluación Ambiental Estratégica, Ordenamiento y Planificación Ambiental del Territorio y Gestión Preventiva del Riesgo ante amenazas naturales (GeoRiesgos y efectos del Cambio Climático)

One planet Earth, one global action (for how long?)

 

Allan Astorga Gättgens (*)

On June 17, 2024, the European Union (EU) approved the Nature Restoration Law. It is part of the initiatives of the so-called European Green Deal, whose objective is to achieve (for the EU) climate neutrality with a goal of 2050. Although we do not deny that this advance by the EU is very important in the fight to recover the balance of the Earth´s Ecosphere, there is no choice but to place ourselves in the global perspective and point out that, despite the relevance of the act, it is not enough for the great challenge that we must face as inhabitants of planet Earth. It is vital to place each action in perspective and global vision, so as not to fall into the self-deception that “everything is already being solved”, when the truth is that it is not.

EU Nature Restoration Law: its approval faced several obstacles, particularly due to allegations from the European agricultural sector that a few months ago took their tractors to the streets of the major capitals of Europe. They complained about the prices of inputs and the strong regulations for the use of agrochemicals. For this reason, the original proposal of the law had to be modified to include “certain safeguards” for the agricultural sector.

The Law aims to recover the EU's ecosystems, especially those that have the greatest potential as carbon sinks (forests, wetlands, mountain meadows and estuaries). Its goal for 2030 is for ecological restoration to cover at least 20% of the EU's continental and maritime surfaces.

According to National Geographic - Spain, “the law establishes specific objectives, which must be achieved in defined time frames, for the restoration of protected habitats and protected species, marine habitats, urban ecosystems, connectivity of rivers and natural functions of their floodplains, pollinators, agroecosystems and forest ecosystems (articles 4 to 10, respectively).” The main benefits are cited:

• Forests will be able to adapt to the new climate scenario and reduce their risk of fire.

• Grasslands that, after rural depopulation, are becoming bushland will be recovered.

• Pollinator populations, essential for agricultural production, will increase.

• Wetlands will be restored that will filter water contaminated by fertilizers and slurry.

• Green infrastructure will be created in cities to reduce air pollution, soften the climate and promote people's health.

Urgent need for a global vision: if the rest of the world had initiatives like the EU's regarding Nature Restoration, everything would be different. Unfortunately, this is not the case, in terms of territory, the EU covers 6.8% of the planet's emerged land. And in population it represents 5.6% of the population of the entire planet.

Seen in this way, the EU initiative, despite the enormous effort it represents, is more symbolic than significant when observed with a planetary vision.

As we have pointed out in previous articles (see: www.allan-astorga.com) the Earth's Ecosphere is one, it surpasses political, geographical or climatic limits. It is the same and uniform layer of life that has covered the surface of planet Earth for more than 3.5 billion years.

Therefore, an initiative such as the EU Nature Restoration Law, to be applied in Europe, although positive, is not at all sufficient. If it were carried out in the context of a Global Action that covered the entire planet, it would have much more sense and chances of success.

Simple logic tells us that the objectives proposed by the EU, as a unit, by covering only a small part of the Earth's Ecosphere, are almost impossible to achieve, if the rest of the planet continues in clear deterioration and environmental imbalance. The EU is not a satellite, nor is it in a bubble that isolates it from the rest of planet Earth.

The criticism here has to do with the myopia with which the rest of the regions of the planet act (call them the countries that make up the Regional Negotiation Groups within the United Nations System), before the planetary emergency mainly caused by Climate Change, which is transversal since it affects all other existing ecosystems and no doubt, represents an environmental catastrophe.

Seen in this way, the rest of the regions of the world, including ours, adopt a selfish and hypocritical vision and to a certain extent ignorant of reality, since several of these regions, like European society, have very high consumption patterns. with which they contribute enormously to the depredation of nature on the rest of the planet.

However, the E.U. with its Nature Restoration Law, it aims to alleviate and correct the damage caused by these consumption patterns of its productive and human systems in order to offer a healthier environment to its societies. Effort and attitude, which as I indicated from the beginning, will only be punctual, if not accompanied by that global vision that must include the rest of the regions of the planet.

The EU's real effort should be to promote, within the framework of the United Nations, and in particularly the Security Council, the adoption of urgent and global measures to restore nature. Within this planetary action, its individual effort is valid.

State of health of the Terrestrial Ecosphere: our planet remains sick, in a clear condition of imbalance and in a clear process of deterioration. The main planetary boundaries continue to move towards the most critical danger zones and towards the points of no return. That is the reality, despite the fact that some prefer to continue saying that by collecting garbage and recycling it, or saving water and energy, we are already saving the planet. That is not true, and we have to be objective. We must do much, much more.

The CO2 content in the planet's atmosphere for 2024 already reaches 423.6 parts per million (ppm) (https://es.statista.com/estadisticas/1269928/concentracion-atmosferica-global-de-dioxido-de-carbono /). In 1959, when measurements began and the world population was around 3 billion people, the value was 315.98 ppm. Its increase has been very rapid, as has its effects on the atmosphere. We are getting closer to reaching 1.5° degrees above the year 1800 temperature. Now it is estimated that it will be before the year 2030. We all perceive, in one way or another, that climatic conditions are changing very quickly, we are moving between extremes.

At the time of writing this article (June 22, 2024), at a global level, the accumulated deforestation during this year reaches 2,472,039 hectares, the land lost due to annual soil erosion is approximately 3,328,041 hectares, the territory affected by desertification is around 5,704,161 hectares, the CO2 emissions released into the atmosphere this year are approximately 17,425,385 tons and the amount of chemicals released into the environment is 4,654,795 tons. Meanwhile, the world population as of this date is 8,117,373,153 inhabitants. As can be seen, we are very far from influencing positive changes for the Earth's Ecosphere.

The planet's biomass is declining very rapidly, both at the continental and oceanic levels. Between 1970 and 2018, the populations of almost 32,000 mammals, birds, amphibians, reptiles and fish decreased by 69% worldwide. The outlook for Latin America, according to the Living Planet Report published in 2022 by WWF, is more worrying, since the reduction during the same period was 94% (https://www.elespectador.com/ambiente/ruta-a-la -cop16). We are immersed in a new great mass extinction of species and we, humanity, are the main responsible. That is why we can no longer continue speaking softly and diplomatically, much greater firmness and vehemence is required.

Insistence on global and strategic actions: in previous publications we have made concrete proposals for taking global actions. We have insisted that nature offers us the solution: we need to restore at least 250 million hectares of tropical ecosystems and forests. This is vital to slow down the increase of CO2 in the atmosphere. Promote regenerative agriculture and livestock. Organize and planning the territories of all local governments in the world, under a standardized system of sustainable use and recovery of ecosystems with a global and planetary vision. We have the tool to do it simultaneously on a global basis.

We have made cost estimates: 800 billion dollars are required per year, which is equivalent to the US military budget. We have proposed that these resources can be obtained if a global environmental tax of $20 is established on each barrel of oil extracted from the planet. The remaining hydrocarbon reserves can and should finance the restoration of the Earth's Ecosphere from now until they are depleted.

The solutions exist, what we require is an effective global vision, a global political commitment and not so much environmental bureaucracy that affects our States and key organizations such as the UN. We require urgent and prompt changes.

(*) The author has a degree in Geology from the University of Costa Rica. He is a former professor of Sedimentology and Environmental Geology at said university. Doctor in Natural Sciences from the University of Stuttgart, Germany. Specialist in Environmental Impact Assessment, Strategic Environmental Assessment, Territorial Environmental Planning and Ordering and Preventive Risk Management in the case of natural threats (GeoRisks and effects of Climate Change) / a.astorga.g@gmail.com.