hidrocarburos

Mayo 21, 2023 4:52 am

La exploración y explotación de hidrocarburos en Costa Rica no es sostenible

Recientemente, la Unión Costarricense de Cámaras de la Empresa Privada (UCCAEP) hizo una propuesta al presidente de la República para que emita un decreto ejecutivo que suspenda la moratoria petrolera y así, reactivar la exploración y explotación de hidrocarburos (petróleo y gas natural) en el país.  

Se trata de un asunto recurrente que es de interés de todos los costarricenses pues, desafortunadamente, se vende la idea de que con la hipotética extracción de estos recursos el país obtendrá “dinero fácil y abundante” y con ello vencerá la pobreza y se hará casi tan rico como Noruega. 

Algo que, como hemos dicho, resulta un irrespeto muy serio a la sociedad costarricense y en particular a la gente más pobre y necesitada, pues les crea falsas expectativas que no se van a cumplir. Algo que no resulta para nada justo ni necesario.

Lo que propone la UCCAEP: se emite un documento titulado “Propuesta de UCCAEP para una política energética equilibrada”. El gestor principal de la propuesta es el Dr. Roberto Dobles, exministro de Ambiente y Energía de la administración Arias y quien es coordinador de la Comisión de Energía de la UCCAEP.

La propuesta encuentra fundamento en el hecho de que los vehículos pueden transformarse para que en vez de consumir derivados del petróleo puedan consumir gas natural. Se indica que, con esto, se mejora la sostenibilidad ambiental del país, pues se reducen las emisiones.

Además, se señala que el quemado del gas natural es más barato que quemar petróleo, por lo que el cambio produciría una menor inversión.

La eventual extracción de los hidrocarburos la tendrían que realizar empresas petroleras trasnacionales. Se indica que estas empresas tendrían que pagar renta y otros impuestos que generarían ganancias para el Estado.

Según la UCCAEP los yacimientos potenciales en Moín, Limón y Río Blanco en el Caribe podrían generar hasta $251 mil millones, monto que mayoritariamente se llevarían las empresas petroleras extranjeras. Detallamos aquí por qué razón.

Elementos a considerar: ante esta posición, se hace necesario, presentar argumentos técnicos de contrapeso que sirvan a las autoridades de gobierno para tomar la decisión más sabia y equilibrada posible. 

Estos argumentos se presentan en razón de la experiencia del autor como geólogo de exploración petrolera de RECOPE por cerca de 15 años y, también, por ser uno de los autores responsables de compilar la información técnica petrolera obtenida de casi un siglo de exploraciones petroleras realizadas en el país durante el siglo XX. También, por la experiencia del autor en hidrogeología ambiental y en evaluación de impacto ambiental.

Así las cosas, recomendamos considerar los siguientes argumentos técnicos:

  1. En Costa Rica no existen estudios científicos serios y avalados por las autoridades técnicas de gobierno o pares o de entes académicos que demuestren fehacientemente la existencia de yacimientos probados de hidrocarburos en territorio nacional. 

Existen datos de valoración potencial que tienen más de 30 años de antigüedad y son solo una posibilidad para atraer empresas petroleras a realizar exploración en el país. Lo que existen son especulaciones sin pruebas revisadas.

Este elemento es muy importante, pues de especular un eventual volumen de yacimientos, es fácil pasar a estimar el valor comercial del mismo. De allí sale esa cifra de $251 mil millones, es decir, de un dato especulativo y de potencial que no está fundamentado de ninguna manera en datos de reservas probadas y comprobadas.  Por esta razón, estos números deben manejarse con suma precaución. 

  1. El costo de las tareas de exploración de hidrocarburos es muy oneroso, del orden de decenas a cientos de millones de dólares por año. El país no podría asumir esos gastos en actividades de exploración para saber si es cierto o no si existen yacimientos potencialmente explotables. 

Se debe recordar que durante casi todo el siglo XX se realizaron actividades de exploración de hidrocarburos por diferentes empresas petroleras sin ningún éxito. Esto se debe a que geológicamente Costa Rica es un país muy complejo y por eso no es un país atractivo para realizar actividad petrolera.

Costa Rica es un país producto del choque de placas tectónicas, por lo que tiene muchas fallas geológicas por donde el petróleo o el gas natural que se pudo generar podría haberse perdido por su salida a la superficie. Para colmo de males, tiene mala calidad de rocas reservorio, debido a que las arcillas, que sellan los poros de las rocas, son un mineral abundante.

  1. En el planeta Tierra existen reservas de petróleo hasta el 2070 aproximadamente y de gas natural hasta el 2090 o 2100. Hay muchos hidrocarburos disponibles y no se ocupa encontrar más yacimientos. 

Lo que se ocupa es dejar de usarlos, es decir, descarbonizar la economía y cumplir el Acuerdo de París del 2015, el cual el país suscribió.

Además de esto, la eventual extracción del petróleo o del gas natural dependerá del tipo de yacimiento, su profundidad y naturalezas de los hidrocarburos. Dependiendo de esto, el costo de la extracción puede ser más alto que el promedio y sus impactos ambientales pueden ser muy significativos. Esto no se sabrá hasta identificar un yacimiento, pero en un contexto geológico como el de Costa Rica y por la experiencia de la exploración petrolera realizada en el siglo XX, es una posibilidad real.

  1. En caso de realizarse actividad petrolera en el país, tendría que ser por medio de concesiones a empresas petroleras extranjeras, las cuales tendrían que hacer la inversión en exploración y, dado el caso, de la explotación, por lo que ellas se llevarían la mayor parte del recurso y sus ganancias (hasta el 85% del total). 

De manera que al país solo le quedaría muy poco del recurso, con el agravante que nos quedarían los impactos ambientales que se produzcan por contaminación, cuya remediación no se pagaría con las ganancias obtenidas. 

Las experiencias en países tropicales, es que la remediación de los impactos ambientales producidos por la actividad petrolera, por lo general, es más costosa que el beneficio económico que deja. Así no es negocio, pues las empresas petroleras se llevan las ganancias y a nosotros nos toca lidiar con los problemas ambientales y sociales que se derivan.

  1. Los lugares donde la UCCAEP dice que podría haber hidrocarburos son zonas de bosques biodiversos con acuíferos en el subsuelo o áreas marinas con gran biodiversidad y muy sensibles desde el punto de vista ambiental. 

Son de gran riqueza ecológica y habría que sacrificar esos recursos para sacar petróleo o gas natural para el beneficio mayoritario de una o varias empresas petroleras extranjeras. Destruir la biodiversidad no es negocio para Costa Rica.

  1. Existen otras alternativas para el alto consumo de hidrocarburos que tiene el país y consiste en el desarrollo de combustibles alternativos como los biocombustibles o el hidrógeno verde. 

También se podría impulsar la geotermia de baja y media entalpía en todo el país, algo que hemos descuidado por años y que debería ser impulsado para que sea el sector privado el que lo aproveche. Esta energía geotérmica puede aportar la energía eléctrica que necesita un parque automotor eléctrico, por lo que no es necesario el uso de gas natural.

Estas actividades dejarían beneficios económicos directos al país y mayores que los que dejaría el arriesgarse a empezar una incierta actividad petrolera.

  1. Finalmente, el país tiene una importante imagen ambiental ante el mundo y eso es causa de que se tenga mucho turismo que es la primera fuente de ingresos del país y, además, una gran reputación en materia ambiental en todo el mundo. 

Aventurarse con el tema de hidrocarburos en medio de una enorme Crisis Climática en el planeta dejaría la reputación internacional del país por los suelos.

No debemos olvidar que conforme pasa el tiempo, más se agrava la situación de Cambio Climático y más intensos son los efectos de éste. Costa Rica es un país altamente vulnerable a la Crisis Climática. Desde este punto de vista, el que el país se abra a la exploración y muy, pero muy eventual explotación petrolera, resulta altamente contradictorio, en particular, porque esa actividad no es parte de su modelo de desarrollo económico.

Costa Rica tiene otras alternativas para impulsar su desarrollo económico. Por medio de una correcta planificación y gestión de su territorio, puede potenciar el uso sostenible de sus bosques, biodiversidad, suelos para producción regenerativa, potencial geotérmico y riqueza hídrica, a parte del potencial que tienen sus mares. 

Así las cosas, ponerse a revivir una actividad que no se necesita y que debemos dejar en el pasado, no es para nada recomendable.

El autor es geólogo ambiental. Fue geólogo de exploración petrolera para la Refinadora Costarricense de Petróleo entre 1984 y 1999. Ex secretario General de la SETENA. Catedrático de Sedimentología y Geología Ambiental de la Universidad de Costa Rica hasta el 2019. Es Doctor en Ciencias Naturales y consultor ambiental en evaluación ambiental, ordenamiento ambiental del territorio, planificación territorial, gestión del riesgo e hidrogeología ambiental.

a.astorga.g@gmail.com


La extracción de hidrocarburos puede financiar la lucha contra el Cambio Climático

Abril 2, 2023 9:59 pm

En esta octava entrega de los documentos de SALVETERRA planteamos un tema práctico muy importante: de dónde debe provenir el financiamiento de la recuperación de ecosistemas y suelos tropicales. Como veremos en este artículo, es claro y lógico que debe provenir de la actividad extractiva y comercial de los hidrocarburos y otros combustibles fósiles como el carbón mineral. Un tema de trascendental importancia para cambiar el rumbo de la lucha contra la Crisis Climática.

Quemado de hidrocarburos y emisiones: es la principal causa de la crisis climática actual (responsable de poco más del 80 % del total de emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente el CO2).

De acuerdo con la Agencia de Protección del Ambiental de los Estados Unidos de América (EPA, por sus siglas en inglés) el coeficiente promedio de dióxido de carbono (CO2) de gases licuados de petróleo es de 235.7 kilogramos de CO2 por barril de petróleo de 42 galones.

El quemado del petróleo y sus derivados además de emitir dióxido de carbono produce otros gases tales como el metano, el óxido nitroso, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles distintos del Metano y dióxido de azufre. Casi todos son gases que producen efecto invernadero y por tanto, Cambio Climático.

La humanidad empezó a quemar hidrocarburos (petróleo, principalmente) desde finales del siglo XIX. Sin embargo, por la cantidad de población existente en ese momento, no fue hasta la década de la segunda guerra mundial cuando los efectos de ese quemado se volvieron significativos desde el punto de vista del equilibrio ambiental de la Ecosfera terrestre.

Desde el final de la segunda guerra mundial en 1945 hasta ahora, se ha quemado el 85 % del total de los hidrocarburos consumidos. Desde 1990 se ha quemado la mayor parte (52.74 %).
Esta situación de origen absolutamente humano es lo que ha generado una anomalía en el contenido de CO2 en la atmósfera y que ha provocado la situación de aumento rápido de la temperatura de la atmósfera y, consecuentemente, la Crisis Climática en que nos encontramos y que sigue en incremento.

En el mundo se producen y consumen cerca de 100 millones de barriles de petróleo al día. La gran mayoría de todo ese petróleo se quema para el transporte terrestre, aéreo y marítimo.
Por ejemplo, un vehículo de gasolina produce, en promedio, 8 toneladas al año de CO2 por quemado de ese combustible.

Dióxido de carbono en la atmósfera: cada 24 horas se producen en el mundo, en promedio, cien millones toneladas de CO2. Esto, como producto del quemado de los hidrocarburos (principalmente del petróleo).

A modo de referencia, en el 2021 la emisión total de CO2 por quemado de hidrocarburos fue de 36.300 millones de toneladas. Para la fecha en que se escribe este artículo (30.03.2023), los datos de estadísticas mundiales señalan que la cantidad de emisiones que se han producido solo en lo que llevamos de este año es de casi 9 mil millones de toneladas.

Los estudios científicos recientes, señalan que en los últimos 800.000 años, la concentración de CO2 en la atmósfera fluctuó entre las 170 y 330 partes por millón (niveles muy aceptables para la sostenibilidad del planeta), pero desde los últimos 170 años, y de forma enormemente acelerada en las tres últimas décadas, se ha disparado hasta unos valores que alcanzan en la actualidad 421 partes por millón. Esta es la principal causa del Crisis Climática que estamos viviendo.

Ralentización del Cambio Climático: la solución ideal para frenar los efectos del Cambio Climático sería la de dejar de quemar hidrocarburos, es decir, descarbonizar la economía por completo. Sin embargo, esto no es posible. El Acuerdo de París del 2015 establece un plan de descarbonización que abarca casi todo el siglo XXI.

El plan es que, gradualmente, el quemado de los hidrocarburos disminuya, y con ello, las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente el CO2. Este plan se hizo tratando de mantener un equilibrio entre el quemado de hidrocarburos y el aumento de la temperatura de la atmósfera respecto a la referencia al año 1.800 DC, algo que, desafortunadamente, no está funcionando, pues la tasa de aumento de la temperatura atmosférica sigue creciendo, haciendo que las proyecciones que se tenían para el 2050, ahora sean las del 2030.
Lo anterior, resulta muy preocupante, en la medida de que, en este momento, las reservas mundiales de hidrocarburos alcanzan hasta el 2065, como mínimo. Lo cual quiere decir que la ralentización de Cambio Climático se tiene que dar mientras se sigue en el proceso del quemado de hidrocarburos.

Por esta razón, es importante buscar soluciones complementarias a esta estrategia de disminución gradual del quemado de hidrocarburos para el transporte y otros usos como la producción de energía. No solo para disminuir la tasa de producción de CO2 a la atmósfera, sino más bien, para reducir su contenido global.

A este respecto resulta importante repasar algunas cifras: un árbol almacena unos 167 Kg de CO2 por año o una tonelada de CO2 al año, para 6 árboles maduros. A su vez, ese mismo árbol absorbe, en promedio, por fotosíntesis, 20 Kg de CO2 al año. Así, se requieren 22 árboles para suplir la demanda de oxígeno de una persona al día. Una hectárea de bosque produce oxígeno al día para 43 personas.

Los suelos tropicales, en promedio, pueden almacenar hasta 400 toneladas de CO2 por hectárea. En promedio, cerca de 125 toneladas de carbono, aunque en algunos casos de suelos tropicales con mucha materia orgánica se puede llegar hasta 400 toneladas por hectárea.

Una hectárea de bosque primario tropical puede almacenar cerca de 200 toneladas de carbono por hectárea. Esto quiere decir que una hectárea de bosque tropical primario en buen estado y en desarrollo, junto con su suelo, puede almacenar, en promedio, cerca de 400 toneladas de Carbono que equivaldría a cerca de 1.400 toneladas de CO2. Esta misma hectárea de bosque produce cerca de 1.000 toneladas de oxígeno al año.

Una situación similar ocurre con los suelos que se dedican a la producción regenerativa, tanto agricultura como ganadería. Sin arado, sin agroquímicos tóxicos, la producción alimentaria puede servir también como herramienta para el secuestro de CO2 de la atmósfera. Un suelo de producción regenerativa secuestra hasta 30 veces más carbono, durante un año, que un suelo de agricultura convencional.

Financiamiento de ecosistemas (bosques y suelos) tropicales: como hemos señalado reiteradamente, las zonas tropicales son las más biodiversas del planeta y, por tanto, con el mayor potencial para regenerar los ecosistemas. A su vez, son las zonas con mayor potencial para secuestrar el CO2 de la atmósfera y por tanto ralentizar la Crisis Climática.

Hemos explicado también (ver: www.allan-astorga.com) que para tener un efecto significativo en esa ralentización y en la recuperación de la biodiversidad y del equilibrio de la Ecosfera terrestre, se necesita restaurar 250 millones de hectáreas de ecosistemas tropicales, principalmente bosques, humedales y sus suelos ricos en materia orgánica. Esto, además de frenar la deforestación que actualmente se da en los ecosistemas naturales, principalmente los tropicales. A esta superficie se sumaría el suelo en producción regenerativa (agricultura y ganadería).

Y bueno, el problema es que eso tiene un costo. Según nuestros estudios sería de alrededor de 800 mil millones de dólares americanos anuales.

Estos recursos deben salir de alguna parte y por eso, planteamos que una alternativa para ello es que provenga de los hidrocarburos que son extraídos y comercializados anualmente. Los números gruesos indican que el monto que tendría que establecerse para cada barril de petróleo (sin contabilizar el gas natural o el carbón mineral), sería de entre US$ 15 a US$ 20.

Este monto se debería sumar al costo de extracción de un barril de petróleo. Para algunos puede que signifique mucho, empero se debe tomar en cuenta que además de con el mismo se compensan las emisiones producidas por su quemado, además se mitiga el efecto del quemado de petróleo que se ha dado en el mundo por 170 años antes del presente.

Con estos recursos sería posible la creación de un superfondo con el que se podría financiar la protección de los ecosistemas tropicales existentes y la regeneración de nuevos ecosistemas tropicales que además de recuperar la biodiversidad sirvan para ralentizar la Crisis Climática al servir de sumideros de carbono. Así como también impulsar la producción regenerativa.

Tal y como hemos indicado, los territorios seleccionados para esa regeneración de ecosistemas y para la producción regenerativa deben ser identificados por medio de un eficiente y efectivo Ordenamiento del territorio que, junto con una correcta Planificación Estratégica, haga posible dar un impulso sustancial al desarrollo y progreso humanos sustentables.

Todo esto es materialmente posible y realizable. Es muy probable que, además, existan otras alternativas, pero lo que aquí señalamos tiene la ventaja de que resuelve de forma integral una serie de problemas que tiene nuestra civilización humana desde hace mucho y que no obstruye, (todo lo contrario) el necesario desarrollo sustentable que requiere nuestra economía.

Terminamos recalcando que todavía hay algo de tiempo, pero que cada vez es menos. De allí la enorme importancia de acelerar el proceso de discusión y toma de decisiones. Por eso es que se recomienda que la propuesta que aquí se plantea sea objeto de discusión en la próxima COP del 2023.

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La perspectiva geológica de porqué Costa Rica no es, ni debe pretender ser, un país petrolero

Ante la discusión del proyecto de ley sobre la prohibición de la actividad petrolera (exploración y, eventual, explotación de petróleo y gas natural) en Costa Rica, se hace necesario dar un aporte desde un punto de vista más científico (geológico y ambiental) de porqué la aprobación de esa ley es importante para el país.

Potencial: la riqueza en un recurso natural como los hidrocarburos (petróleo y gas natural) se mide no por su potencial, sino por la cantidad y calidad de los yacimientos probados de hidrocarburos que se hayan identificado.

Así, por ejemplo, cuando se dice que un país tiene reservas petroleras de tantos miles de millones de barriles, solo se puede afirmar eso, si detrás de esa cifra, se presenta toda la información científica que demuestra, con el debido criterio y revisión apropiada, que se trata de reservas probadas y por tanto, que si existen desde el punto de vista objetivo.

Todo lo otro que se afirme, sobre los probables o posibles yacimientos de hidrocarburos, es un asunto especulativo y se resume como “potencial” en el contexto de llamar la atención para incentivar que se realice la inversión en la investigación necesaria, para saber si existe alguna posibilidad de que ese potencial, se convierta en reservas probadas y demostradas.

Como se puede ver, la diferencia entre “potencial” y “reservas probadas” es abismal y, claro está, muy importante de que sea comprendida por todos. En particular, por las autoridades políticas de turno y también por aquellos que pretenden algún puesto de poder político.

Como hemos señalado antes, no reconocer esa diferencia, resulta sumamente peligroso, pues confundir los conceptos, puede llevar a la especulación e, incluso, a hacer propuestas de soluciones socioeconómicas a la población que, no son ciertas y que, lejos de resolver problemas los puede incrementar de forma significativa.

En resumen, en Costa Rica no hay reservas probadas y demostradas de petróleo o de gas natural. No existe un solo yacimiento identificado, demostrado y comprobado con criterio científico. Todo lo que se ha dicho ha sido y es, absolutamente especulativo y, por eso, es incorrecto asumir como cierto que en el país tenemos riqueza petrolera o de gas natural. No es cierto.

Y a propósito de eso, debemos mencionar que durante casi todo el siglo XX se realizó exploración petrolera en Costa Rica sin que se encontrara un solo yacimiento comercialmente explotable. Algo que dice mucho sobre ese eventual potencial petrolero del país.

Inversión: para pasar del “potencial petrolero” a la demostración de la existencia de yacimientos explotables se requiere de una inversión económica muy importante (decenas o cientos de millones de dólares). Y en el caso de que se encuentre un eventual yacimiento de petróleo o gas natural, también se requiere de una gran inversión económica para extraer ese recurso.

Costa Rica dejó de hacer investigación petrolera hace casi 30 años. Casi todos los geólogos petroleros que se tenían están jubilados. Las nuevas generaciones de geólogos se han preparado en otras ramas de las ciencias geológicas. De manera que, para pasar a realizar investigación (exploración petrolera) y dado el enorme costo que tendría para el país, se requeriría activar la ley de hidrocarburos, eliminando la derogatoria vigente, para permitir que sean empresas petroleras trasnacionales las que realicen esos estudios.

Estudios que, tienen un costo muy alto y que, por las particularidades geológicas que tiene nuestro país, hacen que tiendan a ser más costosas que en otros lugares del mundo que son más atractivos desde el punto de vista de potencial.

Además de esto, cabe señalar que desde que empezó la aplicación del Acuerdo de París del 2015, muchas empresas petroleras han empezado a desistir de la búsqueda de nuevos yacimientos y, además, los bancos que financiaban esas actividades también están dejando de invertir en ellas.

Así las cosas, en el eventual caso de que una empresa petrolera extranjera descubriera, después de hacer una fuerte inversión económica en exploración, un yacimiento explotable, lo más lógico es que dicha empresa quisiera recuperar la inversión realizada y, además, obtener una ganancia. De allí que, en este modelo, el país no saldría beneficiado, pues las regalías que obtendrían no superarían el 15 % del valor del yacimiento. Esto, según lo establece el Ley de Hidrocarburos de Costa Rica.

A lo anterior se suma el hecho de que, los eventuales daños ambientales que se producirían por la actividad petrolera afectarían al país y si su costo ambiental se resta de esas ganancias, veríamos que al final, la rentabilidad de la eventual explotación, para el país, daría números negativos como ocurre en muchos países tropicales frágiles del mundo.

Como se puede ver, cuando analizamos con detalle la situación, no es tan fácil y más bien, nos damos cuenta que, meterse en ese asunto, puede tener un costo absolutamente negativo para el país. Costo negativo, no solo en el tema económico, sino también en el tema de imagen ambiental que se tiene y que, paradójicamente, es el que nutre la principal fuente de ingresos que se tiene y que corresponde con el ecoturismo.

Factura petrolera: algunas opiniones respetables sustentan la propuesta de permitir la actividad petrolera en el hecho de que el país consume hidrocarburos con un costo anual de cerca de US$ 2 mil millones.

Dicho razonamiento tiene lógica, pero la misma se debilita notablemente si nos damos cuenta que no tenemos yacimientos probados y que el país, no puede, por si solo, hacer ni siquiera la inversión para profundizar las investigaciones para saber si, tal vez, existe algún yacimiento explotable.

Como se ve, nuevamente el asunto no es tan sencillo como lo “pintan” algunos. Es mucho más complejo y de allí la necesidad de que se revise con el debido criterio científico y de la forma más objetiva posible.
Lo que, si deja claro lo de la factura petrolera que paga el país, es la necesidad de acelerar el proceso de descarbonización y, en particular, del sistema de transporte y el abastecimiento de energía de muchas industrias. Eso es vital y estratégico.

Existen muchas alternativas que, incluso ya se están explorando, pero que urge acelerar: tren eléctrico, buses y camiones eléctricos o movidos por hidrógeno, uso de la geotermia de baja y media entalpía, entre otros.

Conveniencia: en la perspectiva aquí analizada y sin apasionamientos de ningún tipo, queda claro que a un país como Costa Rica no le es conveniente desgastarse en activar una actividad petrolera que no tiene ninguna garantía de éxito y que, lejos de proporcionarle eventuales recursos económicos al país, le podría generar muchos problemas ambientales y llevarla a situaciones de mayor empobrecimiento.

Tampoco es racional ni lógico, plantear que solo se prohíba la exploración y explotación de petróleo y permitir la del gas natural. Esto, por cuanto, en la naturaleza dichos hidrocarburos, con mucha frecuencia, se presentan juntos. De manera que separar, por una ley, uno del otro, contradice los criterios científicos y de lógica.

Costa Rica no es Noruega, no solo porque se tienen condiciones geológicas muy diferentes, sino también, porque tienen modelos de desarrollo y realidades muy diferentes.

No debemos dejarnos engañar por las promesas de prosperidad y progreso basados en datos especulativos y sin ningún asidero científico.

Resulta mucho más importante para nuestro país, concentrar esfuerzos en activar la economía por medio más realistas y al alcance real de nuestro país y de nuestra sociedad. Existen muchas alternativas de desarrollo, lo único que ocupamos es ordenar, planificar y agilizar la inversión y el desarrollo sustentable de forma eficiente y efectiva.

Por todo eso, es altamente conveniente prohibir la actividad petrolera, derogar la ley de hidrocarburos y transferir toda la información geológica de exploración petrolera a las universidades para que hagan investigación geocientífica cada vez más precisa.