Crucitas: consideraciones técnicas para la toma de una decisión

Crucitas: consideraciones técnicas para la toma de una decisión

Julio 21, 2024 4:51 am

Como consecuencia de la finalización del laudo arbitral con Industrias Infinito, referente al yacimiento de oro (en la roca dura) de la zona de Crucitas, se han desatado una ola de opiniones de diverso tipo sobre lo que hay que hacer allá. Hay de todos los extremos, desde que se empiece a explotar el oro ya, casi de inmediato (para financiar todo tipo de cosas), hasta aquellos otros que dicen que “jamás” se debería permitir la explotación de ese oro.

Dado que el común denominador de casi todas esas opiniones es el hecho de que presentan algunos vacíos técnicos que son claves a tomar en cuenta, trataremos, mediante este artículo, de aportar algunos de ellos a fin de que, como país, encontremos una solución real y concreta a lo que representa un yacimiento de cerca de 2 millones de onzas de oro (cerca de $ 5 mil millones al precio actual de $2.471 por Onza troy).

En Crucitas hay dos yacimientos de oro: es absolutamente indispensable que tengamos claro esta realidad. Hay un yacimiento de oro en la roca dura de los cerros Botija y Fortuna dentro de la finca Vivoyet. Este yacimiento es el que tiene los dos millones de onzas de oro, de forma diseminada (en partículas microscópicas) dentro de aproximadamente 20 millones de toneladas de roca. La extensión de este yacimiento es de aproximadamente 60 hectáreas y su profundidad de cerca de 65 metros.

Por otro lado, hay un yacimiento de oro completamente diferente e independiente, se trata del oro que se encuentra en la Saprolita. La Saprolita es la corteza de meteorización o el suelo de alteración de las rocas y en el que se presenta, también, oro. En el 2005 la SETENA le aprobó a Industrias Infinito explotar este oro, pero la empresa renunció a ello en diciembre del 2007 porque quería concentrarse en la explotación del oro de la roca dura. Según los datos de la empresa minera, en cerca de 120 hectáreas de terrenos dentro de la finca de Vivoyet este yacimiento de la Saprolita tenía cerca de 600 mil onzas de oro.

El yacimiento de oro en la Saprolita es el que están explotando los mineros ilegales (artesanales y seudoindustriales) desde el año 2017. La extensión del área impactada por estos mineros ilegales, nos indican que el área de mineralización del yacimiento en la Saprolita y otros depósitos superficiales de oro asociados, es mucho mayor que esas 120 hectáreas dentro de la finca Vivoyet. Estos realizados por el autor y su equipo técnico, con interpretación de imágenes satelitales, nos indican que el área de impacto es de entre 10 a 15 Km2, un área mucho más grande que las 60 hectáreas del yacimiento en la roca dura (ver: www.allan-astorga.com/Crucitas).

Causas y consecuencias de la minería ilegal en Crucitas: cerca de tres años después de que Industrias Infinito se retirara de la finca Vivoyet se inició la explotación ilegal de oro en Crucitas. Hemos señalado en artículos de opinión previos (ver: www.allan-astorga.com) la precisión que tuvieron estos mineros para encontrar los sitios más enriquecidos en oro. Cómo obtuvieron esa información, es claro que no fueron los grupos ambientalistas lo que se las aportaron. Se pueden hacer muchas especulaciones, pero lo que si es cierto es que era la misma minera la que tenía dichos datos como producto de varios años de labores de exploración de oro en toda esa zona de la concesión minera.

La minería ilegal de tipo artesanal o, en algunos casos, seudo industrial, es una minería de “hormiga”, pues actúa en muchos lugares a la vez y con la participación de muchos mineros ilegales y sus familias. En la zona de Crucitas se hay llegado a contabilizar hasta 2 mil mineros ilegales. Trabajan en condiciones muy extremas y peligrosas para su salud, pues utilizan principalmente mercurio para amalgamar el oro, tanto en túneles dentro de la Saprolita como al aire libre.

El mercurio, aparte de dañar la salud de los mineros ilegales es bioacumulable, por lo que, además de contaminar las aguas superficiales y subterráneas, así como el suelo, se introduce en las células vivas de las plantas y luego de los animales (terrestres y acuáticos) e inclusive de los seres humanos. Los datos de la ONU sobre minería ilegal indican que, en promedio, para sacar un gramo de oro, se requiere utilizar cerca de 30 gramos de mercurio. Nuestros datos técnicos nos indican que desde el 2017 se han explotado entre 5 – 10 toneladas de oro de la Saprolita, por lo que la cantidad de mercurio que se ha utilizado en muy grande. Esto es la causa de la contaminación del suelo y las aguas de toda la zona de Crucitas en un área de entre 10 a 15 Km2.

Es muy importante señalar que el yacimiento de oro en la Saprolita nunca fue parte del litigio con Industrias Infinito, por lo que la atención de este tema de la minería ilegal en Crucitas no debe mezclarse con el tema del yacimiento en la roca dura.

Es claro el gran daño ambiental que ha producido la minería ilegal en Crucitas. Son muchos los impactos ambientales y sociales producidos y que se siguen produciendo.

Hay muchas especulaciones sobre qué se hace el oro de la Saprolita de Crucitas, la mayoría señala que se va para Nicaragua, pero la verdad parece ser otra. Los mineros nicaragüenses no son los que se apropian del oro. Ellos solo trabajan para gente costarricense. Todo esto deberá ser clarificado con más investigación del OIJ, pero la afirmación de que el oro se va para Nicaragua no parece ser correcta.

Nuestros estudios técnicos nos indican que la minería artesanal ilegal que explota el oro de la Saprolita, podría prevalecer todavía entre unos 10 a 15 años más. Con el agravante de que dejaría devastada y contaminada (con mercurio) un área de entre 10 – 15 Km2 (es decir, hasta 1.500 hectáreas). Algo que podría tener, por efecto acumulativo, muy graves consecuencias en los acuíferos de la zona, el suelo y las aguas superficiales, incluyendo el río San Juan, que es hacia donde drenan las aguas de Crucitas. Este aspecto no se debe omitir, pues debemos recordar que el río San Juan es territorio nicaragüense y que tendríamos a las puertas un severo impacto transfronterizo, con las consecuencias jurídicas internacionales que eso tiene.

Consideraciones técnicas importantes: lo primero que tenemos que comprender es que la posibilidad de que se explote el oro de la roca dura en Crucitas, por medio de una empresa minera extranjera o una iniciativa público – privada, no va a resolver el tema de la minería ilegal que explota el oro de la Saprolita. Como hemos indicado, se trata de áreas muy diferentes e independientes una de la otra. Ninguna empresa minera que venga a explotar el yacimiento de la roca dura en Crucitas, se va a poner a perseguir a los mineros ilegales en un territorio de 10 a 15 Km2. No les corresponde y tampoco les va a interesar hacer algo, pues no los afecta.

Ahora bien, hay varios elementos que debemos tomar en cuenta antes de plantear la extracción del oro del yacimiento de la roca dura en Crucitas.

Primero que todo, ese yacimiento no es un cajero automático que dispensa dólares de inmediato. Como hemos dicho, el oro se encuentra diseminado en la roca, aproximadamente un gramo por cada tonelada. Eso significa que para sacarlo hay que dinamitar la montaña, fragmentar la roca, transportarla hacia grandes y costosos molinos hasta convertirla en polvo fino, luego mezclarla con agua y cianuro, para separar el oro y luego, disponer los desechos de roca molida, agua y cianuro en una enorme laguna de relaves, como esas que, a veces escuchamos que, con muchas lluvias o, por problemas técnicos, se rompen y producen grandes desastres. En el caso de Crucitas, sería un peligroso doble desastre, pues las aguas cianuradas se irían para el río San Juan.

La inversión inicial necesaria para hacer eso es de cientos de millones de dólares. Es claro que nuestro país no puede hacer esa inversión, tendría que ser una empresa minera extranjera como Infinito Gold o similar (¿notan la paradoja?, pues estaríamos volviendo al principio de todo).

Un asunto importante, como el oro se encuentra diseminado en la roca y no como vetas, eso hace que la explotación subterránea no resulte del todo viable, pues se estaría perdiendo como la mitad del yacimiento, algo que no resultaría lógico pues la inversión a realizar sigue siendo muy alta. Además, la presencia de aguas subterráneas dentro de la roca tampoco facilitaría su explotación por medio de galerías.

Ahora bien, la empresa minera que hiciera la explotación del oro de la roca dura, dado que tiene que hacer una inversión inicial muy alta y, además, correr con los gastos de operación y ambientales que se requieren, van a querer obtener una muy buena ganancia. Y aquí entramos en el tema del canon minero que en la actualidad es de un 2 %. El canon es el beneficio directo que le queda al país por la explotación, en este caso, del oro.

Este canon se puede modificar, pero la pregunta es en cuánto se pone. Si se eleva mucho, por ejemplo, un 20 %, es muy probable que ninguna empresa minera se vaya a querer aventurar a hacer esa inversión, pues entre más alto el canon, menores sus ganancias, y algo colateral y muy serio, menores también serían sus inversiones en materia ambiental. Algo que, en el tema de Crucitas, es sumamente delicado por lo que ya indicamos.

Además de la modificación del canon, la ley que se promulgue, tendría que volver a restaurar la minería metálica a cielo abierto cuya prohibición fue un logro que el país realizó en el año 2010. Nos preguntamos si bajo las condiciones aquí señaladas ¿vale la pena ese esfuerzo? Esperemos que nuestros diputados deliberen correctamente y sopesen todo para tomar la decisión más acertada.

Problemas diferentes – soluciones diferentes: la minería ilegal en Crucitas es un problema diferente a la eventual explotación del yacimiento de la roca dura. Uno no resuelve el otro. Eso tiene que estar muy claro.
La solución al tema de la minería ilegal, a criterio del suscrito, pasa por legalizar la explotación en pequeñas concesiones mineras a MiPymes costarricenses que, de paso, es lo que ha que hacer con los otros distritos mineros que quedaron como “excepción” la ley del 2010. Es necesario eliminar el concepto de “minería de subsistencia familiar” y transformarla en una actividad que pueda formalizarse y realizar gestión ambiental efectiva.

La riqueza de oro que todavía hay en la Saprolita permitiría que se pueda planificar y ordenar su extracción, pero con orden y con el debido control ambiental. Además, esto permitiría trabajar también en la descontaminación del suelo con mercurio que hay en toda esa zona de 10 a 15 Km2. Al respecto, al autor elaboró un proyecto de ley desde hace varios meses y está en poder de la Asamblea Legislativa.

El tema de la explotación de oro del yacimiento de la roca dura, es otro y muy diferente. Ya hablamos sobre la inversión necesaria, el canon minero y los beneficios económicos que deseará tener la empresa minera. Esto, sin incluir los costos ambientales y el riesgo que implica poner una enorme laguna de relaves con cianuro muy cerca del río San Juan. Algo que debería pensarse muy bien, como el impacto en los acuíferos que implica un drenaje ácido que pude durar cientos de años.

En todos los casos, los beneficios económicos para nuestro país no son lo que se piensa. En el mejor de los casos, después de 10 años de explotación y de toda la discusión que se puede dar alrededor del tema, la máxima ganancia que podría obtener el país sería de mil millones de dólares, es decir, de $ 100 millones por año.
Esta cifra, aunque pareciera alta, se debe comparar con los cerca de $ 2.500 – $ 3.000 anuales que obtiene el país por turismo que, principalmente, viene a ver su naturaleza. Nos preguntamos, ¿cuántos de esos turistas se van a decepcionar de Costa Rica por su radical cambio hacia una industria extractivista y van a preferir ir a otro lado? “El tiro nos puede salir por la culata”.

En resumen, tenemos que poner todo en una balanza y meditar correctamente. No es recomendable precipitarse, pues en vez de solucionar un problema, podemos abrir una caja de pandora llena de muchos problemas más.

Allan Astorga G.
(*) El autor es Geólogo Ambiental. Doctor en Ciencias Naturales. Especialista en evaluación ambiental, ordenamiento y planificación del territorio, hidrogeología ambiental y gestión preventiva del riesgo. Dirección electrónica: a.astorga.g@gmail.com. Página: www.allan-astorga.com