La Fórmula Perfecta para el Desastre

En un reciente artículo publicado por La Nación (Foro, 04-10-2010), se plantea la urgencia de que se aumente el abastecimiento de agua por parte del AyA para “poder urbanizar con condominios y residenciales las zonas altas de la GAM”. Se nota así, la convergencia de cómo se ignoran los resultados de los estudios científicos, se propulsa un voraz y equivocado desarrollo urbano y se induce a error en la decisión sobre el abastecimiento de agua para el área urbana del Valle Central. La fórmula perfecta para el desastre y el desperdicio. Zonas frágiles. Los estudios científicos realizados, entre el 2006- 2008 para la planificación del uso de la tierra en la GAM, realizados por el Prugam y aprobados por la Setena en el 2009, demuestran que las zonas de montaña que rodean al Valle Central, tanto al norte como al sur, son zonas de Muy Alta Fragilidad Ambiental, NO APTAS para un desarrollo urbano intenso. Son zonas vulnerables a deslizamientos (hay muchos ejemplos en Santa Ana, Escazú, Aserrí, Desamparados), de aptitud forestal, áreas de recarga acuífera y con presencia de fallas geológicas activas. Su aptitud es para la conservación, con un limitado uso agrícola o agropecuario y un condicionado uso urbano o turístico, con coberturas no mayores al 10 %. En razón de esto, el Prugam, cuyos informes estuvieron 15 meses en el INVU para su aprobación y fueron desechados en abril del 2010, indicó que la zona de meseta tiene buenas condiciones para el desarrollo urbano, de la cual se pueden urbanizar hasta 9.000 hectáreas más, con capacidad para albergar la población futura de la GAM, sin contar la posibilidad de la regeneración de las zonas ya urbanizadas. Este Plan permite la construcción vertical para el mejor aprovechamiento del espacio urbano, pero dentro de límites no superiores a los 14 pisos para mantener una ciudad armónica. Estas zonas de meseta se localizan hacia el oeste del Valle Central y se pueden expandir aún más hacia la parte oeste-noroeste del Valle, en la zona de Grecia, Naranjo, Palmares y San Ramón, hacia donde se debe dar el crecimiento natural de la GAM.

Contrasentido. Proponer ampliar el acueducto de Orosi, con una inversión de $170 millones, para poblar las zonas altas y vulnerables de la GAM, es un doble error que no debería cometerse.

Ante lo establecido por el Plan de expansión de la GAM y las condiciones ambientales del Valle Central, es claro que las fuentes de abastecimiento de agua deberían buscarse en el sector oeste, en las partes altas de Naranjo, Grecia y Poas, donde existen excelentes fuentes de aguas subterráneas. De esta manera, se dispondría de dos fuentes estratégicas: Orosi al este y otra al oeste, sin tener que “poner todos los huevos en el mismo canasto”, como decían nuestros abuelos.

Desarraigo. En cuanto a lo que señala el señor Carazo, de la Cámara de Construcción, de que el que no se dé disponibilidad de agua para que los dueños de fincas puedan dar parte de estas a sus hijos y nietos, con lo que, según él, “se produce desarraigo”, soy de la opinión contraria: la causa del desarraigo proviene del hecho que las grandes inmobiliarias han comprado las fincas a estos campesinos y ahora esperan el agua para desarrollar sus proyectos. ¡Esto sí se llama provocar el desarraigo, señor Carazo! Todos lo podemos comprobar en distintos cantones en los que empresarios compran a bajos precios a familias de agricultores sus tierras para llenarlas de cemento y varilla. La GAM vive ya una crisis de agua para los que actualmente vivimos en ella en época de sequía: es anormal que se piense en expandirla sin resolver primero los problemas de sus actuales habitantes. Por eso, se debe ser cuidadoso con las decisiones que se tomen sobre el desarrollo urbano y el uso del suelo, en especial cuando se trata de la seguridad de las personas habitantes y el manejo de un recurso estratégico como el agua.

Los estragos causados en esta temporada normal de lluvia en varias partes bajas de las cuencas de ríos en la GAM, el desastre de las carreteras de Autopistas del Sol, y muchas otras situaciones vividas en los últimos años, evidencian que decisiones tomadas sin criterio técnico llevan ineludiblemente el país al caos y provocan más subdesarrollo.

Las municipalidades al momento de otorgar las certificaciones de uso del suelo, deben ser precavidas y considerar los resultados de los estudios científicos ya aprobados, a fin de que establezcan las condicionantes técnicas y ambientales necesarias y así, no promover construcciones en áreas no aptas.